Hoy se cumplen 30 años de la muerte del destacado piloto juninense Rolando Nardi y siempre se recuerda a este gran deportista de nuestra ciudad, quien supo trascender más allá del tiempo con su rica y valiosa historia.
Marcó una época siendo un gran referente, único e inigualable, que tuvo un gran rendimiento en motos y autos de carrera por sus conocimientos y también por sus dotes personales.
Su vida fue corta pero muy intensa, entre alegrías y tristezas entre cruces y gloria. Nació en Junín el 22 de junio de 1946 y a los siete años quedando huérfano de su mamá, Luz Mendoza.
Su papá fue Jesús Nardi y la pareja tuvo otros dos hijos, Ana y Jesús Nardi. Rolando estaba unido en matrimonio con Ana María Mendolia, con quien tuvo una hija, Ivana Nardi.
Esta, de su unión con Adrián Calvo, tiene tres hijos: Sofía, Rolando y Fabricio.
El recordado piloto, tras el ldeceso de su progenitora, fue llevado como pupilo y hasta su adolescencia, al Colegio Religioso Nuestra Señora de Nazaret de la ciudad de Lincoln, y luego regresó a su Junín natal.
Aquí cursó los estudios en el Colegio Industrial, tras lo cual comenzó a trabajar en talleres mecánicos, los que forjaron su destino por la pasión por los "fierros".
Con el tiempo, se fue conviertiendo en un gran referente deportivo, primeramente en las motos y luego también en los autos de carrera, como los de Fórmula 4, el Berta Sport Prototipos (con el que tuvo su primer gran accidente, en Brasil), el TC 4000 Regional y el Turismo Carretera.
Una vida rápida, intensa pero breve, que se perdió muy joven, privando a Junín de seguir disfrutando de una figura excepcional como mecánico, preparador y piloto, y también como persona.
Sus inicios en el motociclismo
Rolando sintió por primera vez la emocionante embriaguez que genera la velocidad sobre una moto "Tehuelche" armada por Jorge Mateo en el año 1961.
Debutó con un segundo puesto en la final de la carrera disputada sobre un circuito cercano a la actual avenida de Circunvalación de Junín. A partir de allí se sucedieron las carreras en las provincias de Córdoba, Santa Fe, La Pampa y Buenos Aires.
Además de la mencionada moto, corrió con marcas como Gilera, Zanella, Ducatti y una con un motor de 100 c.c. intervino en esa categoría. Además lo hizo en 125 c.c. y en 175 c.c., con menor cilindrada, ganó en varias oportunidades y fue así que logró ganar ocho campeonatos.
Lo hizo luchando rueda a rueda con los grandes referentes de esa época, como Armando Dammiano, Amoroso, Jorque, Cabodevila, Darder, Cerrato y Di Martino, entre muchos otros.
Se lamentaba de no haberle podido ganar al alemán Heidegger (por entonces imbatible), ya que a Rolando se le rompió el embrague de la moto en la última oportunidad que se encontraron en una pista, pero Nardi en esa competencia logró el mejor tiempo de clasificación que había sido en Venado Tuerto.
El barrio "De las morochas" de su Junín querido se apasionaba en verlo correr, quedando así en el corazón y en la memoria de muchos por momentos inolvidables de esos tiempos.
Después de su muerte en 1994, el 13 de diciembre de 1999 fue nombrado como "Circuito Rolando Nardi" el famoso y rápido de circuito del Junín Moto Club, trazado en el cual el querido "Chucho" (como le decían en su barrio), siempre brindó, junto a otros grandes corredores, espectáculos llenos de pasión y de mucha adrenalina.
Hoy en su predio y desde las 11.30, el Junín Moto Club, en el renovado circuito ideado por su presidente, Ricardo Rossetti, volverá a evocarlo como sello en la historia y se denominará al predio "Campo Deportivo Rolando Nardi".
Allí, con el regalo de la empresa local "Cirigliano S. A.", quedará como recuerdo y para siempre, una imagen del piloto, tan apreciado y querido.
En fórmula 4
Pasando poco tiempo Rolando con un grupo de amigos en los que se encontraban Alfredo Bianchelli y Rubén Lombardi, entre otros, decidieron comprar el auto de Eduardo Bouvier y al domingo siguiente, Nardi debutó el 13 de julio de 1971, ante mucha gente expectante por verlo correr en el autódromo Regional del Oeste "Eusebio Marcilla".
Esa primera carrera reunió 70 autos inscriptos y su talento se puso de manifiesto cuando logró el mejor tiempo de clasificación. La segunda carrera fue en Buenos Aires y la tercera en el “Oscar Cabalen", de Córdoba.
Esa fue la recordada competencia donde largó la serie desde la última fila, en el puesto 29º, habiendo 90 pilotos inscriptos, y Rolando la ganó con récord de vuelta incluido.
En la final se le rompió la caja de cambios pero su actuación quedó en el recuerdo de todos, porque anduvo con las cuatro ruedas por encima del guarda rail. A partir de ahí empezaron a fijarse en él como un gran piloto.
El ciclo de la Fórmula 4 lo cerró con un triunfo en Río Cuarto, el 30 de julio de 1972 y el tercer lugar en el campeonato de ese año, detrás de Carlos Jarque y de Miguel Ángel Guerra, a un punto de este último.
En sport prototipo
La Fórmula 4 compartía escenario y fecha con la Mecánica Argentina Formula 1 y el Sport Prototipo. Por ello, tenía contacto con Oreste Berta, constructor del Berta LR para competencias internacionales.
Era un auto formidable, pero nadie lo quería conducir, ya era nuevo y había cierto temor a que se incendiara. El Berta fue adquirido para que Rolando Nardi lo corriera en un campeonato Sudan, que se llevó a cabo en Buenos Aires, México y Brasil, en este último caso en el circuito de Interlagos.
Allí debutó el 3 de septiembre de 1973 ante los mejores del mundo, quienes tripulaban Porches, Alfa Romeo y Ferrari, las que circulaban en la recta a más de 300 kilómetros por hora y promediaban 215 kilómetros en las curvas.
Rolando Nardi comenzó muy bien y luego del giro 35 se ubicaba tercero en su debut. Paró en los boxes y siguió con el tanque lleno de combustible. Cuando intentó doblar en la curva más rápida del circuito, el Berta rompió una rotula y sin control, pegó muy fuerte contra el guarda rail y se destruyó completamente, Rolando salvó su vida de milagro.
Tuvo dos años convalesciente, con trece operaciones realizadas. Ya sus piernas no eran las mismas, y el saldo de ese accidente ocasionó el alejamiento de las competencias internacionales, tanto en Sport Prototipo como en la Fórmula 5000 norteamericana, que se encontraba entre sus futuros proyectos.
La pasión por los motores y las competencias era total en el corazón del piloto juninense, quien no dejaba morir sus anhelos de gloria. Cuando sintió que estaba listo, pudo vivir la experiencia de correr también en Turismo de Carretera, con un auto ofrecido por la "Peña el Derrape de Olavarría, pero como no estaba totalmente recuperado del grave accidente de Brasil, decidió dejar así pasar algunos años con la nostalgia y tristezas de muchos sueños truncados.
Pero mientras tanto, Rolando seguía en su taller preparando autos de carreras para los pilotos que acudían a ese recinto de la calle Guido Spano en busca de los conocimientos y experiencia de Nardi.
Allí encontraban a un gran amigo, quien siempre estuvo dispuesto a ayudar y a dar una mano firme a cada nuevo piloto de la ciudad de Junín, logrando preparar autos para varias marcas y categorías.
Los años en los zonales
Aunque el accidente lo alejó de las pistas, no pudo hacerlo de su taller, ya que de allí salieron muchos autos ganadores y grandes pilotos, como Carlos Pelusso, Raúl Fulcheri, Eduardo Acastelli, Gustavo y Guillermo Bruno, Oscar Cademartori y Guillermo Rodríguez, entre otros.
A finales de la década del '80, Rolando se volvió a subir como piloto en competencias automovilísticas y lo hizo en el TC 4000, con la ayuda de muchos amigos, entre los que estaban Carlos Herrera, "Beto" Curotto y otros.
Rolando construyó una Chevy con mucho talento, empeño y pasión, siempre yendo por más y a ganar. Fue un piloto muy aguerrido, que siempre iba al triunfo, pero además fue un excelente preparador, un trabajador incansable y muy inteligente, quien había adquirido -a pesar de ser muy joven-, mucha experiencia.
Al año siguiente, preparó también con su equipo de colaboradores y amigos un Chevrolet 400, sumando alegrías y con constante entusiasmo en su taller, junto a su gente querida y a su familia, a la que Rolando amaba profundamente.
En el año 1991 se presentó con una coupé Chevy en una importante categoría de la Provincia de Buenos Aires, el TC Regional, en la que había autos con mecánica de Miguel Herceg, del ingeniero Joseph y de Constantino.
Fue un gran desafío y logró coronarse en 1991 campeón de la categoría. La gente de Junín, que lo quería mucho, festejó este gran triunfo con él.
El retorno al turismo carretera
La idea de volver a la máxima categoría del país le llegó a Rolando cuando se acercó a su taller Ramón Aldana, para que Nardi le preparara íntegramente un auto para el Turismo Carretera y que. además, lo acompañe como copiloto.
Rolando dejó preparado un auto increíble y listo para salir a competir con los mejores, en el año 1992 en la vuelta de Tandil.
Aldana, un día antes de la competencia del domingo, subió al auto en la pista pidiéndole a Rolando que lo acompañara para esa primera vuelta y en una tirada con máxima velocidad.
Aldana murió de un ataque al corazón estando al volante, un trágico final y el gravísimo y tremendo accidente hizo que Rolando Nardi nuevamente se debatiera entre la vida y la muerte.
Su cuerpo joven, pero con tremendas secuelas, quiso volver a recuperarse, siempre en compañía y apoyo de su familia y amigos.
Rolando falleció el 2 de marzo de 1994, con tan solo 47 años, tras el intento de una operación que le iban a hacer por las secuelas sufridas por el accidente.
Rolando Nardi fue un gran piloto, un campeón talentoso lleno de carisma, un excelente mecánico y preparador, un gran inventor -además- de máquinas industriales.
Por sobre todo, fue gran tipo, al que la gente, amigos y toda su familia querían mucho. El nombre de Rolando Nardi queda para siempre en el recuerdo de todos los que lo conocieron y en el pensamiento de los que escuchan hablar de él.
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