DESDE EL TABLERO

Para el olvido

La trigésimo octava Olimpíada de Ajedrez realizada en Dresden, Alemania, significó una de las peores de todos los tiempos para el conjunto absoluto: finalizamos en el puesto 69 entre 146.

 A priori se nos tildó erróneamente como “el mejor equipo de la historia”, algo que simplemente se refiere a que por primera vez Argentina presentó a los 5 mejores jugadores del ranking Elo; un dato que sólo servía para la estadística. Si bien la responsabilidad de este fracaso es íntegra de los jugadores, hay otros factores externos que ayudaron a que no lleguemos de la mejor manera a semejante competencia. Un claro ejemplo es que recién se confirmó que viajábamos 3 días antes del inicio de la Olimpíada. Además, de los viáticos prometidos, recibimos una pequeñísima parte. Todo resta.
El tablero más débil del equipo resultó ser curiosamente el GM Rubén Felgaer, número 1 del país. Este año había sido uno de los más fructíferos en la carrera de Rubén, incluyendo la conquista de 2 campeonatos argentinos. Sin embargo en esta Olimpíada tuvo la peor racha negativa de su vida. Otro hubiera sido el resultado si hubiese jugado como lo hizo en toda esta temporada.
El papel de las mujeres fue más que digno. Si bien terminaron en la misma ubicación que la preclasificación que tenían, jugaron gran parte del torneo en las primeras mesas y hasta le arrancaron un empate a Ucrania, subcam-peonas olímpicas.

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