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MARKETING APLICADO

Ronald se pone a dieta

Muchas veces pensamos que las grandes marcas son intocables, que tienen la “vaca atada” y sólo deben dedicarse al control de caja. Desde esa percepción, bajan en cascada algunas concepciones locales, negocios que lideran en Junín desde hace más de treinta años y cuando se dan cuenta del paso del tiempo quedan obsoletos, cierran sus puertas.
Posiblemente uno de los primeros golpes para la cadena de comida rápida fue el recordado documental “SuperSize Me” donde se exhibe la evolución, o mejor dicho involución, del protagonista al alimentarse durante treinta días con productos de la cadena. A partir de esta experiencia, el  espectador puede comprobar los efectos que tiene este estilo de vida en la salud física y psicológica. Después vinieron las denuncias sobre la procedencia de la materia prima y otras cuestiones que obligaron a los arcos dorados a moverse rápidamente.
Hoy es el día del consumidor, dios todopoderoso a quien muchas empresas le dan la espalda. Los cambios de tendencias, la toma de consciencia sobre el valor de una vida saludable y otras cuestiones obliga al gigante a una estricta dieta.
El público cambió sus preferencias, está optando por alimentos que son, o se perciben, como más naturales y saludables en restaurantes informales que ofrecen opciones orgánicas. De hecho, ese segmento está creciendo entre dos y tres veces más que los locales de comidas rápidas tradicionales.
Cambios de estrategia. Por estos días la cadena advierte que enfrenta una necesidad urgente de hacer cambios en un intento por recuperar clientes. El mercado obliga a una modificación de concepto que, seguramente, por capacidad de recursos ejecutarán en poco tiempo. Alternativas de comidas regionales, personalización de la carta, opciones más saludables y otros puntos figuran en la carta de la empresa norteamericana.
Situaciones de mercado que llevadas de los pelos a una situación local podría tener un correlato. Por estas tierras, quien asume el liderazgo entiende que es una situación perpetua, que nada puede cambiar y no sólo se vuelve un fundamentalista de su oferta sino que además descarta clientes desde la soberbia de la cumbre. Muchos de ellos están cayendo al piso y ya no tienen las posibilidades de Macdonalds para reaccionar rápido. Cuando se quieren levantar se muestran robustos, pesados y siguen ahí, en el piso sin poder adaptarse.
Una vez una señora me dijo: “y, si la Coca Cola hace publicidad debe ser bueno”. No señora, no sólo se trata de publicidad, sino de reaccionar a tiempo.

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