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REPERCUSIONES DEL DEBUT DE LOS JUICIOS POR JURADOS

La nueva modalidad de hacer Justicia se abre camino entre expectativas y reparos

Mientras que algunos especialistas celebran la democratización de la Justicia que implican los jurados ciudadanos, otros señalan su vulnerabilidad.

Un vidriero, un pedicuro, una jubilada, un físico, un fotógrafo, una ama de casa, tres docentes... ninguno de los integrantes del primer jurado popular en la historia de nuestra provincia había oído siquiera del caso. Tanto es así que algunos reconocieron haber salido a  “googlear” los detalles del crimen apenas recibieron el aviso judicial. De ser completamente ajenos a la historia, todos ellos pasaron sin embargo a tener que resolver cómo iba a terminar: si con el imputado de aquel crimen libre de cargos o cumpliendo una dura pena de prisión; en suma, a tener que asumir por un día la pesada carga de ser juez.
El caso que inauguró el martes los juicios por jurados en los tribunales de San Martín  fue, como muchos saben a esta altura, una de tantas historias de violencia doméstica con desenlace fatal. En enero del año pasado, tras haber sido denunciado por malos tratos por su ex mujer, Germán Armella (30)  fue a buscarla a su casa de León Suárez con una carabina recortada:  y el hermano de ella, Guillermo Barros, salió en su defensa. Hubo una discusión, un forcejeo entre los hombres y el arma se disparó provocándole la muerte al portador.
Bastaron tres días de juicio y una hora de debate entre los miembros del jurado para que su presidente le informara al juez con voz temblorosa que habían llegado a una decisión. Aquellos vecinos que de pronto tenían la Justicia en sus manos encontraron al acusado “no culpable” del homicidio, lo que derivó en su inmediata liberación ya que en estos casos no hay posibilidad de apelar.
Recibido entre aplausos y llantos, aquel fallo constituyó un acontecimiento histórico. Y es que por primera vez en nuestra provincia el pueblo se hizo cargo de una decisión judicial, lo que supone no sólo un giro hacia un modelo más republicano de administración de Justicia sino haber saldado una deuda con la Constitución Nacional.
Lo cierto es que tras el debut de esta nueva alternativa de impartir Justicia se impone una pregunta que, aunque ociosa, resulta difícil de eludir: ¿Cuál hubiera sido el resultado del juicio si en lugar de un jurado ciudadano hubiera intervenido un tribunal convencional? ¿La absolución habría sido tan rotunda? “Probablemente no”, responden algunos especialistas en Derecho  que reconocen tener reparos ante la nueva modalidad.

El factor identificación
“A partir de ahora, cada vez que tengan un caso con el que pueden indentificarse los vecinos, los abogados defensores no van a dejar de pedir un jurado popular”, dice el fiscal penal de La Plata Rubén Sarlo al señalar uno de sus principales reparos ante la nueva alternativa para impartir Justicia: “Está claro que los jurados se mueven más por los sentimientos que por cualquier otra cosa”, lo que “no me da confianza en su solvencia jurídica, en especial cuando les toque resolver temas de fuerte contenido político o con mucha repercusión social”.
Aunque reconoce que “obviamente la sensibilidad y los sentimientos propios tienen un lugar mayor”, eso no implica que las decisiones que tomen los jurados ciudadanos sean menos confiables a las de un tribunal; comenta el doctor Hector Granillo Fernández, presidente de la Asociación Argentina de Juicios por Jurados, quien señala que en esa característica reside de hecho su razón de ser.
Los fallos de los jurados populares “tienen una connotación diferente a la que estamos acostumbrados porque está previsto que sean un acto no jurídico, lo cual no les quita legitimidad. De hecho lo que se espera de ellos no es que analicen las pruebas desde una perspectiva jurídica, sino en base a sus impresiones y su parecer”, señala Granillo Fernández al explicar que “eso no implica que tengan una mayor tendencia a absolver que a condenar: las estadísticas muestran que es más bien al revés”.
Con todo, la mayor sensibilidad de los jurados ciudadanos no es el único reparo que esgrimen quienes tienen sus reservas con respecto al avance que supone la nueva alternativa. “Uno de los aspectos más cuestionables de esta ley es que si al acusado lo declaran absuelto, yo como fiscal no pueda apelar. No me cierra para nada que en casos de gravedad como los que llegan a este tipo de juicios, donde en general se trata de homicidios o tentativas de homicidios, el fiscal, que es quien representa a la sociedad, no pueda recurrir la decisión”.

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