VINCULOS ADOLESCENTES EN TIEMPOS VIRTUALES
Los jóvenes creen que si no están en las redes sociales quedan excluidos de todo
¿Puede un adolescente actual tener una vida social sin tener un perfil en Facebook? Al margen de lo que opine cualquiera, los chicos ya parecen haber dado su veredicto: imposible.
Para los jóvenes actuales, según distintos estudios presentados en este último tiempo, existe la fantasía de que todo ocurre en las redes e incluso creen que lo que sucede fuera es gestionado y organizado en ellas. “Para los chicos la ecuación es simple -dice Roxana Morduchowicz, especialista en cultura juvenil y doctora en Comunicación por la Universidad de París-: si no estás en Facebook no existís”. No muy distinto es el planteo del informe “Jóvenes y comunicación. La impronta de lo virtual”, presentado recientemente en España y según el cual, de acuerdo a la mirada adolescente global, “los que no están o no frecuentan las redes sociales son definidos como raros y podrían quedar marginados del grupo porque no estar en ellas supone perder oportunidades en las relaciones personales”.
Para los responsables del trabajo, este riesgo puede aumentar la exclusión entre los “más desfavorecidos”, que no cuentan con las mismas posibilidades de acceso a las tecnologías de la información y la comunicación.
Según Eugenio Megías, a cargo del estudio, “las nuevas generaciones reconocen que para usar Internet es necesario un aprendizaje complejo que todavía está construyéndose y que cambia constantemente, por lo que si una parte de los jóvenes no tiene acceso a este proceso de alfabetización, la brecha digital entre clases sociales podría ampliarse”.
De acuerdo al estudio europeo, que entra en sintonía con las impresiones de especialistas locales, la juventud es consciente de que la realidad virtual es “parcial”, pero afirma que la comunicación en ella es “diferente pero igual de real” que en la calle. Por lo tanto, la mentira no está éticamente aceptada.
“Las redes sociales son tan importantes para los chicos porque los comentarios que reciben legitiman lo que ellos están subiendo -aporta Morduchowicz-. Van chequeando qué quieren que los demás sepan de ellos. Pero no miden el alcance, piensan que sólo sus amigos ven su perfil. La intimidad cede ante el deseo de ser popular”.
Lo que dice la experta local entra en sintonía con el informe español y con algo que subrayan quienes abordan la temática: la pérdida de intimidad y la exposición constante son riesgos que a los chicos les preocupa pero que asumen como normales. “Para ellos -dice Megías-, participar en las redes sociales es básicamente compartir cosas”.
La edad promedio en que un chico empieza a manifestar interés para abrir su propio perfil, coinciden los especialistas, ronda los 10 años. Prohibirles el acceso a las redes sociales, advierten, sería negar el fenómeno, así que, muy por el contrario, lo que se aconseja a los padres es que acompañen a los hijos en el proceso y los acompañen para minimizar los riesgos que puede traer un alto nivel de exposición en la Web.
“Hay que crear un código de uso familiar de Internet y advertirles a los chicos que no den información personal en las redes sociales. Además, hay que mirar que los vínculos que el chico tenga en su lista sean los amigos de la escuela o del club y que no dialoguen con desconocidos ni mucho menos que se encuentren solos con gente que hayan conocido en la Web”, recomienda Morduchowicz, para quien “es mentira que los chicos de hoy son menos sociables. En todo caso tienen maneras diferentes de socializar”.
Según la investigación de la propia Morduchowicz (“Los chicos y las pantallas”, un completo y lúcido trabajo sobre el fenómeno), el 60% de los chicos de entre 11 y 12 años tienen un perfil en una red social. En ese perfil, el 75% da su nombre y apellido, el 55% sube fotos personales, el 45% dice a qué escuela va, el 30% da su domicilio y el 15% sube fotos de su casa.
Los responsables del informe europeo, por su parte, indican que los jóvenes también reconocen que Internet puede crear “dependencia”: sin estar conectados, pueden sentirse aislados o incomunicados y tendrían dificultades para socializar o integrarse. Estos riesgos, sin embargo, no parece preocuparles y lo aceptan como “propios del tiempo en el que viven”.
“No hay que proteger a la juventud de las redes sociales -dice Megías-, pero sí es fundamental que en la escuela y en la familia se les ayude a aprender a manejar estas tecnologías”.
Distintas miradas
A la hora de analizar el universo virtual en el que se desenvuelven los adolescentes, los propios especialistas aclaran que adultos y jóvenes conciben y usan las redes sociales de modo cada vez más diferente, lo que puede debilitar la autoridad de los mayores como guía en el correcto ejercicio de la llamada ciudadanía digital.
“Mientras los adultos tienen una relación utilitaria con el Facebook, es decir, entran, mandan mensaje, comentan algo y salen, los chicos y chicas viven la red como una dimensión más de su universo”, explica Natalia Zlachevsky, coordinadora de proyectos de Chicos.net.
Según Zlachevsky, quien además es antropóloga social, “el peligro de esta cada vez más creciente diferencia en la modalidad en el uso de la red social entre ambas generaciones es que el adulto retroceda en su rol de guía en la transmisión de valores, que también es necesario en el ejercicio de la ciudadanía digital”.
Más allá del conocimiento, la especialista señaló que “los adultos tienen una capacidad de perspectiva de pasado, presente y futuro que los más jóvenes carecen, por eso no les importa subir determinada foto o hacer tal comentario, porque aún no tienen la lógica de que lo que hacen hoy puede incidir en el mañana. Es en este sentido que la imposibilidad de comunicación por tener diferentes códigos de concepción o de uso de Facebook puede hacer que los chicos no tomen los consejos de los adultos, por considerar que `no saben nada`, cuando en realidad se trata de la transmisión de ciertos valores”.
Estas opiniones, vale apuntar, se encuadran en un contexto donde las redes sociales ganan cada día más espacio en la vida cotidiana de todos, tanto que, según los últimos datos, más del 90% de los usuarios de Internet también lo son de las redes sociales. Esta cifra representa un fuerte crecimiento en los últimos cuatro años, debido a que en 2010 ese porcentaje llegaba sólo al 25%, coincidieron analistas del sector tecnológico.
“El crecimiento de Internet continúa y hoy llega casi al 100 por ciento de la población. En el área metropolitana estamos en un 90% de usuarios de Internet y de ellos el 88% se considera usuario de redes sociales“, dijo la analista de la consultora Datos Claros, Natalia Gitelman.
“En el 2010, sólo el 25% de los usuarios de Internet decía estar en una red social. Hoy por hoy ser usuario de Internet y de redes es prácticamente un sinónimo“, agregó la especialista.
En cuanto a la importancia que tienen las redes sociales exclusivamente para los adolescentes, los especialistas coinciden que ese universo virtual es el medio donde los chicos se desinhiban más porque no precisan mostrarse en una época en la que, propia de la adolescencia, el cuerpo está en transformación y les trae sobresaltos, vergüenza o timidez. “El uso actual del Facebook está extendido en el 90 por ciento de los chicos de 11 a 17 años -dice Morduchowicz-, aunque la edad legal para entrar es 14 años. Además, se sabe que de los chicos de 11 a 14, seis de cada diez están en alguna red social. El perfil en una red social es mucho más que una página web, pone en juego su propia personalidad. Ensayan, prueban, suben algo en el perfil y si les va bien, después lo incorporan en la vida real”.
Para los responsables del trabajo, este riesgo puede aumentar la exclusión entre los “más desfavorecidos”, que no cuentan con las mismas posibilidades de acceso a las tecnologías de la información y la comunicación.
Según Eugenio Megías, a cargo del estudio, “las nuevas generaciones reconocen que para usar Internet es necesario un aprendizaje complejo que todavía está construyéndose y que cambia constantemente, por lo que si una parte de los jóvenes no tiene acceso a este proceso de alfabetización, la brecha digital entre clases sociales podría ampliarse”.
De acuerdo al estudio europeo, que entra en sintonía con las impresiones de especialistas locales, la juventud es consciente de que la realidad virtual es “parcial”, pero afirma que la comunicación en ella es “diferente pero igual de real” que en la calle. Por lo tanto, la mentira no está éticamente aceptada.
“Las redes sociales son tan importantes para los chicos porque los comentarios que reciben legitiman lo que ellos están subiendo -aporta Morduchowicz-. Van chequeando qué quieren que los demás sepan de ellos. Pero no miden el alcance, piensan que sólo sus amigos ven su perfil. La intimidad cede ante el deseo de ser popular”.
Lo que dice la experta local entra en sintonía con el informe español y con algo que subrayan quienes abordan la temática: la pérdida de intimidad y la exposición constante son riesgos que a los chicos les preocupa pero que asumen como normales. “Para ellos -dice Megías-, participar en las redes sociales es básicamente compartir cosas”.
La edad promedio en que un chico empieza a manifestar interés para abrir su propio perfil, coinciden los especialistas, ronda los 10 años. Prohibirles el acceso a las redes sociales, advierten, sería negar el fenómeno, así que, muy por el contrario, lo que se aconseja a los padres es que acompañen a los hijos en el proceso y los acompañen para minimizar los riesgos que puede traer un alto nivel de exposición en la Web.
“Hay que crear un código de uso familiar de Internet y advertirles a los chicos que no den información personal en las redes sociales. Además, hay que mirar que los vínculos que el chico tenga en su lista sean los amigos de la escuela o del club y que no dialoguen con desconocidos ni mucho menos que se encuentren solos con gente que hayan conocido en la Web”, recomienda Morduchowicz, para quien “es mentira que los chicos de hoy son menos sociables. En todo caso tienen maneras diferentes de socializar”.
Según la investigación de la propia Morduchowicz (“Los chicos y las pantallas”, un completo y lúcido trabajo sobre el fenómeno), el 60% de los chicos de entre 11 y 12 años tienen un perfil en una red social. En ese perfil, el 75% da su nombre y apellido, el 55% sube fotos personales, el 45% dice a qué escuela va, el 30% da su domicilio y el 15% sube fotos de su casa.
Los responsables del informe europeo, por su parte, indican que los jóvenes también reconocen que Internet puede crear “dependencia”: sin estar conectados, pueden sentirse aislados o incomunicados y tendrían dificultades para socializar o integrarse. Estos riesgos, sin embargo, no parece preocuparles y lo aceptan como “propios del tiempo en el que viven”.
“No hay que proteger a la juventud de las redes sociales -dice Megías-, pero sí es fundamental que en la escuela y en la familia se les ayude a aprender a manejar estas tecnologías”.
Distintas miradas
A la hora de analizar el universo virtual en el que se desenvuelven los adolescentes, los propios especialistas aclaran que adultos y jóvenes conciben y usan las redes sociales de modo cada vez más diferente, lo que puede debilitar la autoridad de los mayores como guía en el correcto ejercicio de la llamada ciudadanía digital.
“Mientras los adultos tienen una relación utilitaria con el Facebook, es decir, entran, mandan mensaje, comentan algo y salen, los chicos y chicas viven la red como una dimensión más de su universo”, explica Natalia Zlachevsky, coordinadora de proyectos de Chicos.net.
Según Zlachevsky, quien además es antropóloga social, “el peligro de esta cada vez más creciente diferencia en la modalidad en el uso de la red social entre ambas generaciones es que el adulto retroceda en su rol de guía en la transmisión de valores, que también es necesario en el ejercicio de la ciudadanía digital”.
Más allá del conocimiento, la especialista señaló que “los adultos tienen una capacidad de perspectiva de pasado, presente y futuro que los más jóvenes carecen, por eso no les importa subir determinada foto o hacer tal comentario, porque aún no tienen la lógica de que lo que hacen hoy puede incidir en el mañana. Es en este sentido que la imposibilidad de comunicación por tener diferentes códigos de concepción o de uso de Facebook puede hacer que los chicos no tomen los consejos de los adultos, por considerar que `no saben nada`, cuando en realidad se trata de la transmisión de ciertos valores”.
Estas opiniones, vale apuntar, se encuadran en un contexto donde las redes sociales ganan cada día más espacio en la vida cotidiana de todos, tanto que, según los últimos datos, más del 90% de los usuarios de Internet también lo son de las redes sociales. Esta cifra representa un fuerte crecimiento en los últimos cuatro años, debido a que en 2010 ese porcentaje llegaba sólo al 25%, coincidieron analistas del sector tecnológico.
“El crecimiento de Internet continúa y hoy llega casi al 100 por ciento de la población. En el área metropolitana estamos en un 90% de usuarios de Internet y de ellos el 88% se considera usuario de redes sociales“, dijo la analista de la consultora Datos Claros, Natalia Gitelman.
“En el 2010, sólo el 25% de los usuarios de Internet decía estar en una red social. Hoy por hoy ser usuario de Internet y de redes es prácticamente un sinónimo“, agregó la especialista.
En cuanto a la importancia que tienen las redes sociales exclusivamente para los adolescentes, los especialistas coinciden que ese universo virtual es el medio donde los chicos se desinhiban más porque no precisan mostrarse en una época en la que, propia de la adolescencia, el cuerpo está en transformación y les trae sobresaltos, vergüenza o timidez. “El uso actual del Facebook está extendido en el 90 por ciento de los chicos de 11 a 17 años -dice Morduchowicz-, aunque la edad legal para entrar es 14 años. Además, se sabe que de los chicos de 11 a 14, seis de cada diez están en alguna red social. El perfil en una red social es mucho más que una página web, pone en juego su propia personalidad. Ensayan, prueban, suben algo en el perfil y si les va bien, después lo incorporan en la vida real”.