MARKETING APLICADO

Samperi

Rasgos marcarios.

Muchos entienden que el marketing es la suma de esfuerzos por “hacer parecer” lo que no es; figuras impostadas que de tan forzadas se vuelven incómodas. Hoy les propongo un ejemplo de comportamiento que grafica claramente que el secreto de una imagen efectiva es simplemente el cultivo de la coherencia y los rasgos genuinos. Se trata de una esquina emblemática de nuestra ciudad, un negocio que a partir de un posicionamiento claro y pequeños detalles se metió en la memoria de muchas  generaciones.
Me toca por estos tiempos pasar todos los días por la esquina y ahí están, la mayoría de ellos, resistiendo el paso del tiempo con detalles físicos que se grabaron en mi memoria. No recuerdo bien cuál era mi preferido; acaso el señor de bigotes, el del peinado perfecto o el que siempre atendía cerca de la ventana. Ahí están ellos, como atravesando la historia con más de cuarenta años de tradición y “calando” cada vez más hondo en el corazón de los juninenses.
A la mañana bien temprano pasan por debajo de la puerta de vidrio los dos matutinos que esperan en el piso a los clientes, esos que se suman a las hileras de sillones esperando su turno: “¿quién sigue?”. Ordenados y sin prisas las cabelleras se exponen a la realidad de los enormes espejos; por detrás, uno de ellos esperando instrucciones: “¿lo de siempre?”
Con navaja en tres tirones o mediante el arte de la tijera. El corte taza o la economía de los padres que piden “bien cortito” para no tener que volver al poco tiempo. Estilos, no importa cual para los chicos que van en busca de los caramelos que entrega el sonriente peluquero. ¿Dónde está la colección de la revista el gráfico? ¿acaso estará todavía sobre la mesa?
No tengo claro en qué momento pasé del sillón alto para niños al señorial modelo que le da imagen a esta columna; posiblemente aquél momento fue tan importante como cuando nuestros abuelos dejaban los pantalones cortos y se calzaban uno hasta el tobillo en el inexorable pasaje hacia la adultez. Sólo me importaban los caramelos, por eso me encantaba ir a la peluquería Samperi
En equilibrio con la tristeza por la desaparición de la librería de avenida Arias y la juguetería de calle Belgrano, me da alegría ver a los muchachos de Samperi, me pone feliz verlos con gente esperando para ser atendida.
Son parte de nuestra historia, de nuestra ciudad. Trabajan con la coherencia y constancia que propone el “maldecido” marketing para las empresas de hoy. Acaso ellos no lo saben pero en esos detalles está la mejor campaña que nadie pudo haber desarrollado para sostener su negocio, rasgos que le aportan un perfil genuino a la peluquería Samperi.
Bien cortito por favor. 

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