Hemos sido testigos en los últimos días de la puja de propietarios de taxis y la Municipalidad de Junín, por la regulación de las nuevas tarifas, que el Municipio pretende aumentar a través de un mínimo y un máximo que los mismos propietarios de taxis deben fijar a través de la libre competencia.
Es lamentable comprobar que esta puja tiene como común denominador la cobardía: la cobardía de la Municipalidad por no atreverse a otorgar un aumento sin más trámite, delegando en las paradas de taxis la regulación de las mismas, lavándose de este modo las manos frente a los contribuyentes, y la cobardía de parte de los propietarios de taxis que huyen, como de la peste, de la posibilidad de la libre competencia entre las diferentes paradas con una tarifa flotante.
En esta puja de cobardes, los únicos perjudicados -como siempre- son los usuarios o contribuyentes que verán, de un modo u otro, afectados sus bolsillos.
Es cierto que hace un año que la tarifa no aumenta, pero hay unas cuantas cuestiones que deben tenerse en cuenta en esta pretensión de aumento.
Leía la semana pasaba las declaraciones de Salcedo, representante de los propietarios de taxis, sustentando el pedido de aumento en un estudio comparativo que habían hecho con la ciudad de La Plata, por revestir “similares características” que Junín ¿Se habrá enterado Salcedo de que La Plata tiene 649.613 habitantes y Junín 90.305? ¿Se habrá enterado también que La Plata cuenta con servicio de colectivos y Junín no? ¿Dónde están las similitudes? ¿Habrá que buscar entonces otro tipo de similitudes?
Una buena opción sería, con todo, comparar las tarifas de las ciudades de similar tamaño a Junín, para evidenciar así que las tarifas de los taxis juninenses resultan excesivas.
A mí se me ocurre -y esto es a lo que quería llegar- que a la hora de buscar elementos que determinen la justificación de un aumento, habría también que ver elementos que justifiquen -como contraparte- no aumentarlo.
Hablaba Salcedo del aumento de insumos automotores durante el año como causa de incremento de costos. Pero omitió mencionar los costos que no se incrementan, esto es: los costos laborales de los propietarios de taxis, costos que no se incrementan por ser absolutamente inexistentes.
El 99 por ciento de los choferes de taxis de Junín trabaja en negro. Y lo hace a la vista de la población, de la Municipalidad, de la AFIP y del Ministerio de Trabajo.
La Municipalidad requiere a los choferes una libreta sanitaria donde - desde 2013- se exige la constancia del CUIT del empleador.
En las dependencias municipales de calle Vicente López la Municipalidad realiza la inspección regular de los taxis donde exige la presentación de las libretas sanitarias de los choferes y sus carnets, es decir la Municipalidad tiene conocimiento en forma documentada de empleadores y empleados del servicio de taxis.
Ya que tantas exigencias requiere (exigencias por las que cobra tributo obviamente) ¿Por qué nunca se les ocurrió, por ejemplo, solicitar a los propietarios de taxis el Alta Temprana de AFIP de los choferes como un modo de asegurarse el empleo formal?
Como complemento de esta “desprolijidad” las eventuales denuncias de estas irregularidades efectuadas al Ministerio de Trabajo solo tienen como resultado un liviano relevamiento hecho por un funcionario, como mera formalidad y sin ninguna otra consecuencia.
Asistimos, entonces, a una insólita situación donde los organismos de contralor municipales, provinciales y nacionales son pasivos espectadores (cómplices solidarios) de una masiva situación de empleo en negro impune y verificable a simple vista.
¿Con qué autoridad moral, entonces, los propietarios de taxis salen a solicitar aumento de tarifa por incremento de costos? Los propietarios de taxi no sólo no afrontan ningún costo laboral, sino que pretenden no competir entre ellos para mantener cautivos a los clientes que tienen en Junín, ante la inexplicable ausencia de transporte urbano de pasajeros.
Los choferes de taxi no solo no tienen representación gremial en Junín sino que están expuestos a una continua situación de explotación laboral con extensísimas jornadas de trabajo, sin descansos de ley, sin beneficios sociales, sin cobertura de obra social ni ART, en paradas a las que ni siquiera se les exige contar con un baño.
Los propietarios de taxis de Junín no sólo cuentan con el beneficio de evadir las cargas sociales de sus empleados, obteniendo así mayores ganancias, sino que cuentan con la menor exigencia del país en cuanto a antigüedad de los vehículos, esto es quince años (contra un promedio de cinco en el resto del país), brindando al usuario un servicio de mucha menor calidad y más caro.
Otras ciudades no sólo exigen vehículos más nuevos, sino que además piden motores 1.6 o superiores o coches tipo sedan, exigencia que no existe en Junín y que posibilita que autos casi de juguete se brinden como transporte público.
Pero lo más grave de esta situación no es que los propietarios de taxis estén temiendo la libre competencia de precios (que algunas paradas mantengan el actual precio no haría más que comprobar que el aumento es injustificado), lo más grave es que la Municipalidad, con total conocimiento de la irregular situación de los choferes, ha elegido la inacción como única respuesta.
Teniendo esto en vista, y mientras esta situación subsista, habría que preguntarse en qué ámbito -Municipalidad, Ministerio de Trabajo o AFIP- hay funcionarios públicos que incumplen con sus funciones.
Silvio Alfredo Bravo
DNI: 34.705.872
COMENTARIOS