MARKETING APLICADO

Champú

Lavado de cabeza.

Mucha gente se jacta de ser impermeable a los estímulos de “la propaganda” y quizá tengan razón, sobre todo si se refieren a lo que se entiende por la profesión: léase como eso que pasa en la televisión, diario o cualquier otro medio masivo.
El punto de análisis empieza en las necesidades de la gente; es a partir de ahí desde donde los publicistas construimos un proyecto serio. No se trata de forjar una falacia como muchos piensan, por el contrario, implica incidir en la producción para que sea un reflejo fidedigno de la comunicación. Enumerando sería algo así como, primero la necesidad o tendencia de consumo detectada, después el desarrollo del producto y por último la generación y difusión del estímulo dirigido a un mercado objetivo.
Para ejemplificar, necesito que hagan una recreación mental del momento en el que se paran frente a la góndola del champú. ¿Qué problema no?
Por sectores, ribetes dorados adornan el pack donde apoyan rizos brillantes en formato de promesa. Más adelante, la sobriedad que pretende acercar la idea de sinceridad bajo denominaciones complejas que denotan un estudio previo: “Especial para cabellos resecos con puntas castigadas por la brisa urbana”; “Para cuero cabelludo estresado”, “Ideal para pelos débiles con tendencia a la caída”. Estas, entre otras denominaciones traban lucha en nuestra cabeza y en fracción de segundos el brazo se extiende para llevar el producto al chango.
Se trata de un  proceso de elección inconsciente promovido de forma consciente por alguien que conduce los destinos del fabricante.  
¿Acaso es esta la idea de publicidad que ustedes tienen?
Seguramente no, seguramente no tengan en cuenta el pensamiento previo necesario al desarrollo de un estímulo (mal llamado “propaganda”) o no consideren una serie de variables de importancia para comercializar un producto o servicio.
Creo necesaria la intervención profesional para mover las cabezas y recrear estos ejemplos en las pymes de nuestra ciudad. Posiblemente, de esta forma puedan desarrollar más anticuerpos a los cambios del entorno. Me refiero a las condiciones económicas, sociales, culturales y del mercado en general. Mientras tanto, observo a muchos haciendo “propaganda” como la que ven en la televisión, la radio o la gráfica; estímulos sin destino, inversiones que pasan a ser un gasto en billeteras flacas.
Hay que refrescar las cabezas, hay que mover las cabezas.