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MIRADA ECONÓMICA

Profecía auto cumplida

En el templo Ratangarh, construido por el rey guerrero Chhatrapati Shivaji en el Estado central de Madhya Pradesh, India, se organizaron en octubre pasado las celebraciones del final de la fiesta sagrada hindú de Navratri, donde nueve noches de rituales le rinden culto a sendas formas de la diosa Shakti.
Ciento cincuenta mil devotos cruzaron las aguas del río Sindh por un estrecho puente de concreto con absoluta normalidad, hasta que por el amontonamiento de los peregrinos una de las maderas que hacía las veces de baranda lateral cedió y los transeúntes, intentando evitar la muerte que probablemente les habría ocasionado la caída al río, buscaron fugar hacia delante, ocasionando una estampida que terminó con las vidas de 115 personas, en su mayoría mujeres y niños.
Paradójicamente la predicción de la muerte causó la muerte, porque de haber primado la calma y la paciencia, todos habrían abandonado el puente sin ningún problema y de manera ordenada.
Una cosa muy parecida ocurrió con el precio del dólar en los últimos días. Es sabido que diciembre es un momento de alta demanda estacional, porque al necesitar los empleadores dinero para pagar los aguinaldos, y al aumentar los consumidores las compras para las fiestas, el Banco Central inyecta muchos pesos al mercado (aumenta la liquidez). Parte de esos pesos, sumados a la demanda para viajes de quienes vacacionan en el exterior, presionó sobre la escasez de dólares haciendo subir el precio de la divisa norteamericana.
Apareció entonces la profecía auto cumplida. Los agentes económicos interpretaron esa suba como una tendencia, previeron que la moneda verde subiría aún más y se volcaron masivamente a las cuevas y arbolitos, haciendo que el dólar cerrara este viernes en 11,90 acariciando la docena de pesos argentinos por unidad. Hirvió entonces el teléfono a las 7 de la mañana, y a las 8 y a las 9 y a las 10. Los periodistas quieren encontrarle una explicación al deja vú y la respuesta parece más clara que nunca. Es verdad que hay una cuestión estacional y que además el pánico de los ahorristas generó una corrida contra los pocos dólares que hay, pero no debe perderse de vista que en Argentina hoy hay 12,65 pesos por cada dólar de reservas, de modo que no debería sorprender demasiado que el blue arañe los doce.
Obviamente, la relación entre la base monetaria (cantidad de pesos) y las reservas, no determina de manera exacta el valor del dólar paralelo.
En Canadá o Australia, países cuyas monedas cotizan entre las 10 más demandadas del mundo, pueden darse el lujo de tener muy pocos dólares de reservas por cada unidad de la moneda local, porque si tienen algún problema en el sector externo de su economía, simplemente piden prestado en los mercados internacionales y obtienen sin problemas el dinero que necesitan.
En Venezuela, que tiene una moneda incluso menos confiable que la nuestra y donde el presidente habla con los pajaritos y cree ver visiones de Chávez en las paredes, el dólar cobertura (relación entre base monetaria y reservas) está en 58,48 bolívares, mientras que el dólar paralelo supera ampliamente esa cifra, cotizando en 74,93. En nuestro país, si la gente tuviera confianza en la política monetaria y fiscal del gobierno, no tendría absolutamente nada que ver la relación entre pesos y dólares de reserva y de hecho el tipo de cambio bien podría cotizar sin problemas en torno de los 7 pesos, sin necesidad de ningún tipo de cepo ni prohibiciones.
Si, por el contrario el Gobierno gozara de la misma reputación que tiene el venezolano, los 12,65 del dólar cobertura podrían ser un valor incluso barato, de modo que si usted quiere saber lo que ocurrirá con el dólar en los próximos meses, lo mejor que puede hacer es seguir de cerca la evolución de la imagen que la gente tiene de Jorge Capitanich y de Cristina Fernández de Kirchner.
Como una pista, puede mirarse la evolución de dos índices que publica la Universidad Di Tella y que siguen de cerca la evolución de la confianza de los consumidores (ICC) y de la confianza en el Gobierno (ICG).
El primero de ellos cayó 7,5% en diciembre y el segundo 9%, reflejando la sensación térmica de la gente en el sentido de que el Gobierno parece haber perdido la batalla con la inflación, por un lado, y el capital político que la vuelta de Cristina y el recambio ministerial le permitió construir en noviembre, por el otro.
Pero en definitiva todo es una cuestión de expectativas, porque si los formadores de precios no creen que el Gobierno tenga un plan antiinflacionario consistente y convincente, buscarán ganarle de mano y se anticiparán remarcando, como ya ocurrió en diciembre, generando una mayor inflación por profecía auto cumplida.
Si eso pasa y el Gobierno no cierra rápidamente las paritarias en febrero, el capital político del nuevo gabinete se evaporará y la gente buscará refugio en el dólar generando otra profecía auto cumplida.
En ese contexto, o la Presidenta vuelve a retomar las riendas de manera firme y activa, o la inestabilidad será tal que probablemente haya que llamar a elecciones anticipadas, por renuncia de la primera mandataria.



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