La fuga de hogares de niños y adolescentes se convirtió en los últimos años en una problemática social de envergadura. De hecho, los informes de los organismos especializados en la materia indican que los chicos se escapan de sus casas cada vez a más temprana edad, lo que sin dudas constituye un riesgo para su salud e integridad.
Aunque a nivel local los casos no son una constante, las autoridades reconocen que cada vez más padres se acercan al Servicio Local de Promoción y Protección de los Derechos del Niño y el Adolescente para denunciar la desaparición de sus hijos.
Además, a un año de la presentación del Registro Nacional de Menores Extraviados en Junín, aseguran que las denuncias telefónicas se incrementaron de manera notable.
“Nosotros intervenimos cuando ya hay una presentación en la comisaría, o bien cuando los padres se dirigen a nuestras oficinas a informarnos la desaparición de sus hijos. Más que nada se ven casos de adolescentes, tanto de mujeres como de varones”, afirmó Verónica Iparraguirre, coordinadora de la dependencia municipal.
“Lo que aparece de fondo es siempre una cuestión de violencia familiar o cuestiones conflictivas familiares. Por eso la intervención la hacemos en ese punto”, agregó, y recalcó la importancia de realizar un diagnóstico completo para intentar revertir la situación que provocó la fuga del hogar.
En cuanto a los motivos, también mencionó los embarazos adolescentes y el temor que suele generar entre los chicos la comunicación de una noticia de ese tenor.
“La fuga es la solución que muchos chicos encuentran ante una situación familiar conflictiva”, dijo la profesional y agregó: “Pero es importante que tomen conciencia de los peligros a los que se exponen, porque en general no saben a dónde van a ir, ni con quién”.
Escalada preocupante
Según datos del Registro Nacional de Información sobre Menores Extraviados, el 83,5 por ciento de los casos reportados en el primer semestre del año son niñas, niños y adolescentes que abandonaron voluntariamente sus hogares, motivados por situaciones de violencia intrafamiliar.
La coordinadora general de ese Registro, que depende de la secretaría de Derechos Humanos de la Nación, Cristina Fernández, aseguró que “el 84% de esos casos ya fueron resueltos”, al tiempo que alertó sobre una “feminización del fenómeno”, ya que “el 70 por ciento de los menores extraviados son mujeres”.
En la mayoría de los casos, se trata de “abandono voluntario de domicilio motivado por la violencia, cuya raíz está en el patriarcado, una institución más vieja que el capitalismo y que la sufren sobre todos las mujeres”.
Sobre este aspecto, la propia Fernández detalló además que la figura del patriarcado “se la puede desterrar de la legislación y de las prácticas, pero hay que desterrarla también de las cabezas”, al tiempo que añadió que ese maltrato “suele ser invisibilizado y los padres tienden a responsabilizar a factores externos por la repentina ausencia de sus hijos. Los padres no tendemos a hacernos responsables sobre las acciones que cometemos sobre nuestros hijos sino que lo ponemos afuera y decimos ‘mi hijo es víctima de trata de personas’”.
Para la funcionaria, hay que tener en cuenta que muchos hijos se van porque los padres les pegan o los maltratan. “Muchos padres creen que pueden elegir la orientación sexual, el novio o la novia de sus hijos, por ejemplo”.
El Registro cuenta con una línea telefónica gratuita -142 desde cualquier compañía telefónica- para informar acerca de la desaparición de un menor o para proveer datos que faciliten su búsqueda.
La intención del organismo es que esta línea empiece a funcionar también como un medio de prevención para que los menores no se fuguen.
“Tenemos que visibilizar el maltrato y empezar a decirles a los chicos: no te pueden pegar, no pueden abusar de vos, tu derecho es que te escuchen y existen organismos del Estado que tienen la obligación de escucharte. Por eso, antes de irte, llamanos al 142”, sostuvo Fernández.
Claro que en este universo no puede acotarse sólo a cuestiones de maltrato intrafamiliar, dado que, según explican quienes trabajan en el tema, cada caso encierra un universo y existe así una multiplicidad de causas que explican el fenómeno.
“En líneas generales se ve un problema generacional de muchos padres con sus hijos -apunta la psicóloga Celeste Bayones, quien está a cargo de asistir a María Patiño y su hija-. Pero cada historia es un mundo aparte y tiene sus particularidades. En el caso de María y Leticia, hay que tener en cuenta que la nena se crió con su abuela en Paraguay y el vínculo con su madre no está tan afianzado. Eso contribuyó a su fuga. Pero bueno, son cuestiones que se van trabajando para que el vínculo pueda fortalecerse y así ir mejorando”.
La violencia, detrás
Otro de los actores que alertan sobre la escalada de casos de chicos que se van de su casa es la propia Missing Children Argentina, donde sus autoridades admiten recibir tres denuncias por día, de las cuales la mayor parte pertenecen a nuestra provincia y, según se alerta, tienen como protagonistas a chicos de edades cada vez más bajas.
Si bien la mayoría aparece a los pocos días, los expertos reconocen un aumento del problema bastante notable. “Lo que no podemos determinar es si hay muchos más casos o si ahora se denuncian más”, dice Lidia Grichener, presidente de la ONG internacional que busca niños perdidos, aunque aclara que “todo indica que los nenes buscan la fuga de su casa a edades que antes no lo hacían”.
Los expertos apuntan que, hasta hace poco, las fugas de hogar estaban más vinculadas a las turbulencias adolescentes, e incluso que esas fugas crecían a fin de año, que es la época en la que aparecen los conflictos familiares relacionados con los exámenes o el fracaso escolar. “Muchos chicos temen volver a casa si les fue mal”, dice Grichener.
Claro que hay episodios de violencia física o psicológica y casos de abusos que pueden llevar a un adolescente a tomar la decisión de irse de su casa, pero el denominador común más frecuente en estas historias suele ser la falta de comunicación y de afecto entre padres e hijos.
Cuando el que se fuga es un niño la historia que lo explica suele estar asociada a la esfera íntima, a una conflictiva familiar que alcanza niveles de una gravedad tal que empuja al chico a ponerle el cuerpo a una decisión que, muchas veces, ni siquiera comprende en su verdadera dimensión.
“Aunque no necesariamente con fines de captura, la inducción a irse de la casa también se da mucho en las relaciones por internet -aportan desde Missing Children-. A veces chicos y chicas encuentran a alguien en el chat que les propone escapar para conocerse, y eso impulsa la fuga a una edad en que suelen cuestionarse las reglas de la propia casa”.
Según estadísticas de esta ONG, un 59% de la fugas de hogar se dan hoy entre los 13 y 17 años y responden en cuatro de cada diez casos a “crisis de identidad”, propias de “una edad en que el diálogo con los padres resulta siempre muy difícil”.
Pero si la comunicación entre padres e hijos adolescentes siempre ha sido muy difícil, “en épocas de crisis como la actual suele serlo aún más. Preocupados por cuidar sus trabajos, hoy muchos adultos no dedican tiempo suficiente a hablar con sus hijos para enterarse qué les pasa. Y así, hasta un fracaso escolar puede derivar eventualmente en una fuga”, sostienen en la ONG internacional.
La presidente de Missing Children Argentina reconoce sin embargo las limitaciones de los datos estadísticos de su organización, dado que en ellos no figura entre las causas de fuga otro trasfondo que, como se dijo, los asistentes sociales advierten con gran asiduidad en algunos de estos casos: la violencia familiar.
FUGA DE HOGARES
Junín: cada vez más adolescentes huyen de sus casas por problemas intrafamiliares
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