PARA CUIDAR LA SALUD DE LOS CLIENTES

Una ley que se cumple: en los locales de gastronomía retiraron los saleros

La medida tiene un alto acatamiento en los restaurantes y casas de comidas de Junín. El frasquito o sobrecito de sal no aparece en la mesa si no es solicitado por los consumidores.

A un año de que el Ministerio de Salud bonaerense acordara con las cámaras gastronómicas el retiro de los saleros de las mesas de restaurantes y bares, la medida cuenta con un acatamiento mayoritario en los comercios juninenses.
Una recorrida realizada por DEMOCRACIA en las casas donde se sirven comidas permitió comprobar que los mozos no incluyen en la bandeja al sobrecito o frasco de sal como hasta hace pocos meses. Lo que se hace ahora es esperar a que los clientes expresen su deseo de consumir sal y se les ofrece que elijan entre el producto tradicional y otros con menos contenido de sodio, la sustancia que justamente se pretende reducir para prevenir los riesgos de hipertensión arterial.
“Al mediodía tenemos la ventaja de que viene mucha gente de la zona, que ha tenido que realizarse algún examen médico o está sometida a tratamiento y se tienen que cuidar en las  comidas con sal. Igual, para todos los casos nos manejamos igual: dejamos un canasto en el mostrador con los diferentes tipos de sales que tenemos a disposición del consumidor para que éste elija el que prefiera”, dijo Héctor, de pizzería “La Cuesta”.
El comerciante agregó que “los clientes siempre terminan pidiendo la sal convencional, más allá de que hay rachas donde la diet tiene más aceptación”.
En el restaurant “Los Mandarines” también mostraron haber adherido a la norma sancionada en 2011. No obstante, señalaron que el salero siempre termina estando presente en la mesa porque “la sal es una sustancia que está muy enraizada en la costumbre del argentino medio común”.

“La ley se está cumpliendo”

La presidenta de la Cámara Hotelera y Gastronómica de Junín, María Cristina Bozzone de Bovio, destacó que “la ley se está cumpliendo en la ciudad”.
“Estimamos que el nivel de acogimiento supera el sesenta por ciento”, dijo la dirigente, cuya entidad a cargo representa a unas ochenta cafeterías y casas de comidas juninenses.
Bozzone aclaró que “no estamos haciendo un  control estricto en los comercios, tampoco es nuestra función; lo que hemos realizado fue la campaña de difusión de la ley y a partir de ahí hemos confiado en que los comerciantes estén actuando en consecuencia”.

Baja aceptación en otras ciudades

En otras ciudades de la provincia de Buenos Aires, la medida parece no haber encontrado la misma devolución que en Junín.
Lanzada en el marco del Programa Provincial de Hipertensión Arterial a principios de junio del año pasado, la decisión de retirar los saleros de las mesas tuvo en principio una buena aceptación.
Lo cierto es que la propuesta fue perdiendo impulso con el paso de los meses y hoy son contados los locales gastronómicos que adhieren a ella. Así lo reconocen desde el propio Ministerio de Salud bonaerense, donde rescatan sin embargo el efecto que produjo la medida.
“Aunque es de cumplimiento voluntario, la estrategia tuvo un impacto enorme en tanto logró instalar rápidamente en la opinión pública una mayor consciencia sobre el riesgo que implica la sal. Además nos consta que se redujo el consumo en la Provincia, porque varias empresas, al advertir una caída en las ventas, hicieron consultas con el ministerio para reorientar su producción”, asegura el doctor Ricardo López Santi, director provincial de Patologías Prevalentes del Ministerio de Salud.
Con medidas como el retiro de los saleros de las mesas de restaurantes nuestro país busca alcanzar para 2020 la meta de reducir el consumo promedio de sal de 12 a 5 gramos por día por persona y evitar de esta forma unas 6.000 muertes al año además de un alto gasto en atención sanitaria.