LOCALES

CHIST!

El fin del facilismo precoz.

La bofetada golpea la cara de todo aquel que llega a la ciudad con alguna intención de cambiar lo preestablecido. No importa la valía o efectividad de la propuesta en cuestión sino garantizar la inmovilidad, permanencia o persistencia de todo, tal como está sin mover ni tocar.
Las voces de desaliento se multiplican aplacando las intenciones de quienes intentan, buscan y ensayan soluciones desde una perspectiva diferente.
Con el concepto del “chistido” de la abuela, que levanta el índice amenazante, los garantes de la inmovilidad pretenden mantener los viejos paradigmas de trabajo sin tomar nota de que los tiempos cambian y el hombre, por naturaleza, debe adaptarse a los nuevos desafíos.
“Que eso no se dice, que eso no se hace, que eso no se toca”, Joan Manuel Serrat enriquece esta columna con su letra cerrando en una cita que le aporta pimienta a mis párafos: “Nos empeñamos en dirigir sus vidas sin saber el oficio y sin vocación. Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones con la leche templada”, así dice la canción, vale la aclaración.
Busco en este espacio abrir nuevos horizontes habilitando canales de diálogo y entendimiento entre los que están y los que vienen. Lejos de promover la innovación como filosofía que no contempla el contexto y la realidad de nuestra ciudad. Muy cerca de proteger cierta nostalgia entendida como la historia e identidad de los proyectos.  
Ya no hay chistido en la educación de los infantes que necesitan experimentar para aprender. Ya no hay imposiciones para los especialistas que llegan con ánimos de promover nuevas prácticas profesionales.
El facilismo precoz y procaz ya no tiene la fortaleza de antaño y empieza a caer frente a la evidencia de la razón. Es tiempo de que las respuestas de compadrito cedan ante la seriedad, consistencia y coherencia de quienes se prepararon para forjar nuevos destinos.
Llego el momento de dejar de lado la lucha cultural para establecer un diálogo abierto entre las distintas generaciones o saberes, sumando profesionalismo y especialización a la experiencia local.
Usemos el chistido sólo para acallar las voces de quienes se apoyan en el silencio para permanecer en la oscuridad de la inacción.
Exhalando el aire, con el índice sobre los labios: ¡CHIST!