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LOS EFECTOS DE LA INFLACION EN JUNIN

Crece la preocupación de comerciantes locales por la caída del nivel de ventas

Exponentes de diferentes rubros señalaron que el flujo de clientes disminuyó con respecto al primer trimestre del año. Pero la contracción se nota aún más en la comparación con mayo del año pasado. “Estamos en crisis”, advirtieron algunos.

Poco a poco, la inflación empieza a quitarse el maquillaje y se anima a exhibir su peor cara. Entonada por el estancamiento salarial que apremia a gran parte de la clase media, sector neurálgico para que el flujo monetario no pierda efervescencia, la suba constante de los precios ya es una máquina de evolucionar a la que los consumidores no pueden seguirle el ritmo.

Para comprobar que a las familias juninenses se les ha complicado administrar el sueldo, DEMOCRACIA no necesitó demasiado, una hora recorriendo comercios fue suficiente. Tanto dueños como vendedores de los locales relevados, de diferentes rubros, afirmaron estar sufriendo las consecuencias del celo con que la gente cuida su bolsillo.

Libreros, jugueteros, almaceneros, diarieros, vendedores de ropa y exponentes de la venta de electrodomésticos, entre otros, señalaron que la clientela disminuyó respecto del primer trimestre del año pasado. Pero la deflación se hace más evidente al comparar abril y mayo con el mismo bimestre de del año 2011.

Expresiones  como “ya estamos planchados” y “la crisis ya está instalada” se dejan escuchar cada vez más seguido en los negocios de la ciudad.


Menos ventas para todos


Fernando, dueño de Librería Bisio desde hace 53 años, utilizó una frase tan breve como contundente: “A esta la veo fea”. Obviamente, la referencia es a la crisis económica.

Sobre la realidad de su local, Bisio dijo que en el primer trimestre del año se notó un ingreso de divisas un treinta por ciento superior al de 2011, tendencia que sin embargo se redujo de manera muy notoria entre abril y mayo. 

Respecto del corriente mes, indicó que se percibe una reducción en las ventas del 25 por ciento en comparación con la misma treintena del año pasado.

“Influyó bastante la caída de las importaciones para la comercialización de elementos puntuales que proceden de China, como los ganchos para hojas y repuestos para las abrochadoras. Pero lo que más se palpa es el enfriamiento de la economía. Lo peor es que no se puede hacer mucho desde nuestro lugar, porque si bajás los precios, cuando llega el momento de pagar los impuestos los números no te cierran por ningún lado.

Alberto, de Vegued Collection, se mostró inquieto por el presente que atraviesa la demanda de indumentaria, que según sus palabras decayó sideralmente en los últimos meses.

“No queda otra que esperar, porque estamos en un momento de total incertidumbre económica. Cuando arrancó el año se atribuía el problema a una cuestión más estacional, porque la tendencia siempre fue que se venda un poco o bastante más en la etapa fría del año. Pero ya estamos casi a las puertas del invierno y la situación no ha variado desde entonces. La gente está optando entre comer y vestirse y por lógica van a inclinarse por lo primero, como lo haríamos todos”, señaló el vendedor.

Sin llegar a consolarse con  eso, Alberto reveló que “estamos en contacto con colegas de muchos rubros y a todos nos está pasando lo mismo. Encima mucho margen de maniobra no tenemos, porque los alquileres de los locales no perdonan”. 


Lo peor de la crisis


Nicolás Bernal, gerente de Musimundo, opinó que “hasta que no se resuelva la situación de las paritarias en los diferentes gremios, la gente va a cuidar el peso hasta último momento”. 

“Se redujo el poder adquisitivo y aumentó todo. Incluso se ve en la disminución del índice de cobrabilidad de las cuotas. Hay un momento de crisis, del que se puede llegar a salir después del aguinaldo si es que los trabajadores obtienen un aumento acorde a la inflación”, agregó Bernal. 

Por otra parte, sostuvo que la cantidad de feriados que se agregaron al calendario “hace que mucha gente opte por gastar lo poco o mucho que tiene en recreación antes que en los comercios”.

Más moderado fue Martín, de Juguetería Belgrano: “Está muy tranquilo todo. La gente por ahí se maneja con más cautela y no pasa por el negocio si no es por una fecha muy puntual, como por ejemplo el Día del Niño. El nivel de ventas no subió y no creo que suba, está más o menos en la misma proporción que el año pasado”.

Otra muestra de que la caída de la comercialización no está haciendo distinciones es que la gente pasa menos por los kioscos de diarios para informarse. Al respecto,  desde el puesto ubicado en Rivadavia y España afirmaron que “aflojó la venta”. “Se nota mucho del 20 en adelante, es una conducta que la venimos observando hace unos meses. Antes compraban más revistas, algunos se llevaban dos o tres diarios, pero eso cambió”, agregaron.

“No es fácil la situación que estamos viviendo”, sostuvo Osvaldo Vilche, presidente de la Cámara de Almaceneros local, y agregó: “Esto es un globo que se va inflando cada vez más”.

Según afirmó el comerciante –en diálogo con DEMOCRACIA-, la escalada de precios de los alimentos afecta de manera notable a los clientes juninenses, quienes no sólo se llevan los canastos más vacíos, sino que también, en muchos casos, se vuelcan a las segundas y terceras marcas.

“Aunque en general se gasta lo mismo, la gente compra cada vez menos cantidad de unidades”, dijo Vilche.

“Los clientes empiezan a achicarse y a esta altura de mes ya empiezan a comprar sólo con tarjetas de crédito o en cuenta corriente”, agregó.

Según los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), la inflación de abril fue del 0,8 por ciento, 2,7 veces inferior al 2,1 por ciento calculado por los consultores privados.

Para el organismo oficial, la suba de precios estuvo impulsada por aumentos en alimentos y bebidas, indumentaria y gastos para la salud.

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