
El largo proceso de adopción: niños y familias que esperan en los tiempos de la Justicia
Andrea, hoy mamá de Brian, habló con Democracia sobre la decisión de adoptar, los momentos de emoción, pero también de incertidumbre y ansiedad, hasta que finalmente él, a sus ocho años, la eligió a ella y a su esposo para que fueran sus papás. La inscripción, la vinculación y el camino por el derecho a crecer y vivir en una familia.
Para comprender el proceso de adopción, sus tiempos, sus requerimientos y condiciones, conocer el testimonio de una familia resulta, en muchos casos, esclarecedor y hasta tranquilizador, para quienes tal vez se encuentran en el mismo camino. Un camino que sin dudas resulta largo, en los tiempos de la Justicia -aunque en los últimos años se aceleraron- y requiere de una constancia y también, claro está, de esperanza.
Según un informe de Unicef y la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia de la Nación, recabado durante 2020 y publicado en 2022, había 2.200 niños, niñas y adolescentes en búsqueda de una familia.
Según la Dirección del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (Dnrua), dependiente del Ministerio de Justicia de la Nación, las estadísticas nacionales al 5 de marzo de 2025 arrojaban 1325 legajos abiertos, entre solicitantes monoparentales y matrimonios o uniones convivenciales. En su mayoría, persiste la decisión de adoptar niños pequeños, que limita las posibilidades a niños más grandes y adolescentes, que también buscan y desean una familia.
En cuanto a las guardas y adopciones anuales informadas por los Registros (legajos registrados en la Dnrua), en lo que va de 2025 se constatan 30 adopciones y 64 guardas preadoptivas a nivel nacional.
Andrea (50), hoy mamá de Brian, de 14, habló con Democracia y contó el proceso luego de la decisión de adoptar, también los momentos de incertidumbre y ansiedad, hasta que finalmente él, a sus ocho años, la eligió a ella y a su esposo para que fueran sus papás.
Primera entrevista y vinculación
La historia de Andrea y su esposo, y la decisión de adoptar comenzó hace muchos años, luego de varios tratamientos fallidos, como ella misma cuenta, y la inscripción al registro.
“Cuando decidimos adoptar, comenzó un proceso largo, de cinco años de espera. Con muchas entrevistas, mucha ansiedad”, señaló y al mismo tiempo destacó el grupo Ser Familia por Adopción, a cargo de Gabriela Parino: “Es fabuloso y nos ayudó un montón. Todavía participamos de los encuentros”.
Sobre los pasos, contó: “Mi esposo quería un nene chiquito, yo no tenía problema. Yo quería ser mamá”. No obstante ello destacó que “por la diferencia de edad con mi esposo no podíamos adoptar un nene chiquito, así que estuve tres meses para convencerlo y rehicimos el trámite de inscripción para incluir la posibilidad de adoptar a un nene más grande. Al mes o a los dos meses nos llamaron”.
“El habló con la jueza. El pidió una familia y así nos llamaron”, contó Andrea.
Se dirigieron a la ciudad de donde es Brian y tuvieron una entrevista. “Fue hermosa. Nos contaron todo de él. Y de ahí nos fuimos al hogar donde estaba, a conocerlo”.
En resumen, luego de la espera, según Andrea, “el 8 de agosto nos llamaron, el 14 viajamos a la entrevista y el 27 lo conocimos”.
Luego de conocerlo, se inició el proceso de vinculación por cuatro meses.
“Íbamos todos los viernes. Primero nos reuníamos con la psicóloga, una hora, una hora y media. Lo íbamos a retirar de la escuela y salíamos a pasear, a cenar, y había que llevarlo nuevamente al hogar. Al otro día lo íbamos a buscar y pasábamos todo el día con él. Así fueron esos cuatro meses”.
En medio de esas visitas, Brian cumplió sus ocho años: “Lo trajimos y festejamos su cumpleaños con mi familia, luego lo llevamos. Eso era todo un proceso, porque él no quería irse y lloraba. Un 7 de diciembre llamé, para saber si lo podía traer porque era feriado al día siguiente y en ese momento me dijeron que ya podía llevarlo conmigo de forma definitiva”, contó Andrea emocionada al recordarlo.
“Hay mucho que reparar, pero la adopción es maravillosa”
La felicidad de la adopción fueron sin dudas también los momentos difíciles y los desafíos afrontados por Andrea y su esposo, pero también por Brian.
“No es fácil la adaptación. Nosotros habíamos estado 20 años solos, fue todo un proceso. Nos costó acostumbrarnos. A él le costó adaptarse también a la escuela. Yo vivía yendo a la escuela por alguna u otra cuestión”, contó y en ese sentido destacó que “aún tiene algunos enojos con la vida, berrinches”, pero la terapia continúa haciendo su trabajo.
Además, según Andrea, “él se sorprendía de que algo fuera para él, suyo. Siempre tuvo el miedo del abandono pero la psicóloga me dijo que una vez él viera que no lo iban a abandonar eso iba a cambiar. Y eso lleva su tiempo”.
“Actualmente él está en vinculación con algunos de sus hermanos que están en otras familias. Hemos viajado para que pase tiempo con ellos”.
Sobre la relación de Braian con su esposo, ahora su papá adoptivo, Andrea contó la anécdota de cuando lo conocieron, en el hogar.
“Cuando llegamos ese 27 de agosto a conocerlo, pasamos a una oficina y nos sentamos.
Se abrió la puerta, entró, y las chicas del hogar nos dijeron que era él quien decidía qué hacer, si se quedaba o se iba”, contó con emoción.
“Estuvimos hablando un rato y en un momento se paró. Yo pensé, ‘se va’. Pero no, dio la vuelta por atrás mío, fue hacia mi marido, lo abrazó y le dijo ‘¿vos vas a ser mi papá?’. Mi marido lloraba, y es adoración que tiene con él. Incluso hoy, a sus 14, lo primero que hace a la mañana es abrazar al padre, lo adora”.
“Tuve miedos, claro, durante la adaptación, pero adoptar es lo mejor que me pasó. Hay mucho que reparar, y para eso hay que luchar, pero la adopción es algo maravilloso. Es lo mejor que me pasó”.
El trámite de adopción
La abogada, Jésica Massi, especialista en derecho de Familia e inscripta en el registro de Abogado del Niño dio detalles sobre el proceso de adopción.
Para que pueda iniciarse un trámite de adopción en algún momento, en principio, los aspirantes deben estar inscriptos en los registros, en algunas de las posibles formas como son “una medida de abrigo, una situación de adoptabilidad, guarda con fines adoptivos. En concreto, tiene que haber una situación de vulnerabilidad del derecho para que se pueda proceder a la figura que es la adopción”, detalló.
La finalidad del registro es que las personas allí inscriptas estén en condiciones de adoptar, siempre atento a los intereses de los niños a quienes se proceda su adopción.
“Se van a tener en cuenta esos perfiles de personas estarían dispuestas y en condiciones de adoptar. Estas personas, obviamente, tienen que presentar las mejores condiciones para poder atender las necesidades que tiene ese niño, esa niña o ese adolescente”, explicó la abogada Massi.
“A la hora de buscar estos perfiles, obviamente que se tiene en cuenta lo que es la opinión del niño. Se le consulta si quiere seguir manteniendo su centro de vida, por eso primero se busca en esa jurisdicción. En el caso de que no suceda, se abre la convocatoria, pero el primer paso es ese, ver si dentro de lo que sería de la zona hay postulantes”.
Como última instancia se formaliza una convocatoria pública de postulantes y se difunden en distintos medios para ver si hay posibilidades de que ese niño que está a la espera pueda encontrar familia.
“El primer paso es que el niño decida si quiere entrar en una situación de adoptabilidad, pues tiene una participación muy activa y se necesita de su consentimiento para ver si puede pasar a la siguiente instancia, de entrar en una situación de adoptabilidad”, explicó Massi.
Así, señaló que “el juez va a dictar una resolución para iniciar la búsqueda entre los postulantes que estén inscritos en los registros pertinentes y ver las características que tiene esta persona. Se van haciendo una serie de preguntas para que el juez tenga las herramientas para poder llamar a los que están inscriptos”.
Luego empieza la etapa más importante, la de las vinculaciones.
“Se va de manera progresiva, es la etapa donde hay que trabajar muchísimo en fortalecer esos vínculos para que sea próspero y fructífero y que no quede como un proyecto trunco. Es importantísimo poder tener ese espacio y el acompañamiento para que no sea frustrante, ni para el niño ni para la familia que pretende adoptar”.
Transitada esa etapa “se inicia lo que sería la guarda con fines adoptivos. Luego de esta guarda, obviamente el juez que está interviniendo, puede iniciar el proceso de adopción”, señaló Massi.
Asimismo la profesional destacó que “es un proceso en el cual el niño adoptado va a tener la condición de hijo, y esto implica derechos y obligaciones para esa familia que toma esta decisión”.
Aclaró además que “estar inscrito en el registro no implica ni garantiza que la persona sea seleccionada. Se genera una confusión y por el solo hecho de estar inscripto o ser postulante, no va a implicar que quede seleccionado”.
La guarda tiene un periodo de seis meses, hay una convivencia de quien aspira a adoptar y obviamente el posible adoptado. Una vez pasado ese periodo, se podría pasar ya a la adopción.
En el proceso de adopción, “el juez va a fijar una audiencia en la cual se entrevista con el niño. Tiene que tener en cuenta esa opinión que manifieste y a partir de los 10 años tiene que prestar su consentimiento para que el acto sea válido. Aparte de eso, se le va a designar un abogado del niño para que lo asista”.