Cada vez que aparece la noticia de una inundación, el inconsciente colectivo juninense se ve invadido por el recuerdo de lo ocurrido en el año 2001, cuando un fenómeno devastador arrasó con el puente de la Ruta 7 y dejó a la ciudad incomunicada del resto de la región.
A fines de octubre, la estructura de cemento cedió ante la fuerza arrolladora del río y el paso por el lugar se vio interrumpido por varias semanas. Recién a mediados de noviembre, un puente Bailey subsanó el asunto hasta que se construyó el nuevo pasadizo de cemento.
En tanto, en el casco urbano miles de familias atravesaron un verdadero drama, despojadas de sus respectivas viviendas y debiendo hospedarse, los más afortunados, en casa de familiares domiciliados en los escasos sectores que lograron quedar excluidos de esa situación.
La normalidad se restableció recién varios meses después, con la ejecución del Plan Maestro de obras hidráulicas.
Un año de extremos contrastes climáticos
Junín experimentó un año de contrastes climáticos extremos, que derivaron en una crisis hídrica sin precedentes. La ciudad pasó de la sequía a las inundaciones, con consecuencias devastadoras para sus habitantes y su economía.
El año comenzó con una preocupante falta de lluvias, que amenazaba los cultivos de maíz y se agravaba por una ola de calor persistente. La sequía se prolongó desde el 11 de noviembre de 2000, con escasas precipitaciones.
Sin embargo, el panorama cambió drásticamente en marzo, cuando las lluvias torrenciales comenzaron a azotar la región. Los 750 milímetros caídos en ese mes pusieron en jaque a los vecinos del barrio Villa del Parque y provocaron el desborde de la laguna de Gómez, que inundó el Balneario Municipal.
La situación se agravó en el primer trimestre, que se convirtió en el más lluvioso hasta ese momento, con 850 milímetros acumulados. El agua alcanzó el espigón del actual Parque Natural y la Municipalidad debió tapar alcantarillas para proteger a los barrios.
En abril, el 30% del distrito estaba afectado por el exceso hídrico. El agua cortó la calle Posadas a la altura del Salado y amenazó con desbordar el puente de Álvarez Rodríguez, lo que habría aislado a Villa del Parque.
La gravedad de la situación alcanzó su punto máximo en mayo. Las lagunas de Mar Chiquita, Gómez y El Carpincho aumentaron sus caudales de forma sostenida, al igual que el canal del Río Salado. Doce familias fueron evacuadas en Villa del Parque, Morse y Laplacette.
En septiembre, el puente de la ruta 7, cerca de Saforcada, fue cortado, lo que aisló a Junín de la Capital Federal. Dos meses después, se habilitó un puente Bailey para solucionar el problema. En noviembre, el puente sobre el Salado se rompió definitivamente, lo que agravó aún más la situación.
Los vecinos de Villa del Parque construyeron precarios puentes peatonales y utilizaron lanchas para llegar a sus viviendas. La ruta 7 quedó totalmente cortada, mientras que las empresas a la vera del Salado y Circunvalación, como la concesionaria Castellazzi, sufrieron pérdidas millonarias.
Las pérdidas económicas totales superaron los 600 millones de pesos en noviembre, y se incrementaron en 100 millones de pesos más al finalizar el año.
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