Leila Guerriero, una de las voces más destacadas del periodismo narrativo en América Latina, ha logrado, con su libro “La Llamada”, un éxito rotundo tanto en ventas como en reconocimientos. Publicado por la editorial Anagrama en 2024, este ejemplar ha capturado la atención de lectores y críticos por igual, convirtiéndose en un best-seller en varios países.
“La Llamada” narra la historia real de Silvia Labayru, una militante montonera secuestrada y torturada durante la última dictadura en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). En esta obra, la autora, con su característico estilo periodístico, logra fusionar un reportaje ágil con una narración poderosa, transformando un caso real de terrorismo político en un relato conmovedor y reflexivo sobre la vida y la supervivencia.
En cuanto al desarrollo, la juninense utiliza entrevistas y testimonios para reconstruir la historia de Labayru. De hecho, la narrativa se centra en los momentos más oscuros y también en los momentos de esperanza y resistencia de Labayru. Así, la escritora y periodista aborda temas como la colaboración forzada, la traición, la supervivencia y la lucha por la justicia.
Silvia Labayru es una sobreviviente de la última dictadura militar argentina. Nació en 1956 y fue secuestrada el 29 de diciembre de 1976, cuando tenía 20 años y estaba embarazada de casi seis meses. Fue llevada a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), un centro clandestino de detención, tortura y exterminio.
Durante su tiempo en la ESMA, Labayru fue sometida a torturas y violaciones. Fue obligada a realizar trabajos esclavos y, en una de las situaciones más inusuales, parió a su hija en cautiverio. Además, fue forzada a representar el papel de hermana de Alfredo Astiz, conocido como el “Ángel Rubio”, para que este pudiera infiltrarse en la organización Madres de Plaza de Mayo.
Labayru fue liberada en junio de 1978 y, junto a su hija, fue trasladada a España, donde se exilió. A lo largo de los años, ha sido una de las denunciantes en juicios por crímenes de violencia sexual cometidos en la ESMA. Su historia es un testimonio de resistencia y supervivencia en medio de las atrocidades de la dictadura.
La historia de Silvia Labayru ha resonado profundamente con lectores de todo el mundo, lo que ha contribuido a su éxito comercial.
El libro ha sido aclamado por su profundidad y rigor, y ha recibido múltiples premios, incluyendo el Premio Zenda de Narrativa 2023-2024 en España. Este galardón, en su primera edición, reconoce la capacidad de Guerriero para combinar el periodismo con la literatura, creando una obra que no solo informa, sino que también emociona y provoca reflexión.
Una joven militante en los años sesenta
Silvia Labayru era una joven militante en los años sesenta y creció en una familia de militares, hija de un piloto civil de la Fuerza Aérea. Con trece años, tímida, lectora y admiradora de John F. Kennedy, ingresó al Colegio Nacional Buenos Aires, un prestigioso instituto público. Allí, su vida cambió al entrar en contacto con agrupaciones estudiantiles de izquierda, convirtiéndose en una militante apasionada. A los veinte años, embarazada de cinco meses, integraba el área de Inteligencia de Montoneros, un grupo armado de raíz peronista.
En diciembre de 1976, en plena dictadura militar tras el golpe de Estado de marzo, Labayru fue secuestrada por fuerzas del régimen y llevada a la ESMA, el centro clandestino de detención donde miles fueron torturados y desaparecidos. Allí dio a luz a su hija, quien una semana después fue entregada a sus abuelos paternos. En la ESMA, sufrió torturas, violaciones sistemáticas por un oficial, trabajos forzados y fue utilizada como pantalla para una operación que culminó con la desaparición de integrantes de Madres de Plaza de Mayo y dos monjas francesas.
En 1978, fue liberada y viajó a Madrid con su hija de un año y medio, creyendo que el horror había quedado atrás. Sin embargo, en el exilio, antiguos compañeros de militancia la repudiaron, acusándola de traición debido a las desapariciones en las que se vio involucrada forzosamente. Aislada y con el apoyo de un reducido grupo de amigos en Europa, reconstruyó su vida.
Décadas más tarde, en 2018, recibió un inesperado mensaje de un antiguo compañero de los años setenta desde Buenos Aires. A partir de ese contacto, se desató una cadena de eventos y manipulaciones familiares que reabrieron las heridas del pasado, una historia que sigue vigente hasta hoy.
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