Suele decirse que el deporte es un espacio de formación y, en tal sentido, los clubes suelen ser las instituciones encargadas de hacerlo. Héctor Reyes y su relación con el club Jorge Newbery representa un ejemplo de ello. De tal forma, además de cosechar títulos locales y regionales, sus mejores logros fueron el sentido de pertenencia y los valores capitalizados durante varios años allí.
En diálogo con Democracia recordó las noches de fútbol en Atlanta de Vedia; destacó el lugar de Newbery en su formación humana; y valoró la posibilidad de sus hijos de formarse y tener un título académico.
Infancia
“Nací en Vedia. Mi papá trabajaba en el campo y nos fuimos al centro. Luego, cuando tenía 10 años, nos vinimos a Junín, primero en el barrio San Martín y luego en Almirante Brown donde estamos actualmente”, introdujo sobre su trayectoria.
Acerca de la figura de sus padres compartió: “Mi padre trabajó en la construcción repartiendo materiales de un corralón y mi mamá lo acompañaba en el campo a él y después se dedicó a trabajar como ama de casa”.
En lo que hace a su juventud, resaltó el lugar ocupado por la escuela N°16 e hizo mención a un momento en particular. Al respecto, recordó: “Un día mi padre me preguntó que qué quería hacer. Yo le respondí que quería jugar al fútbol y no dedicarme a estudiar. Entonces me dijo que me ponga a trabajar”.
“Así era el lema de antes: trabajar o estudiar. Lo ayudé llevando ladrillos, arena, hice de albañil y trabajé en una panadería después. A mí me gustaba practicar y estar todo el día en el club junto a la pelota”, continuó.
En tal sentido, vale señalar que era distinta la sociedad en la que había una relevancia de potreros y ausencia de tanta tecnología. De tal manera, Reyes, consideró que “antes había muchos baldíos donde jugábamos barrio contra barrio, andábamos en bicicleta, teníamos figuritas y jugábamos a las bolitas hasta altas horas de la noche”.
“Antes era diferente y te llamaban con un silbido para que vuelvas a casa a bañarte y comer. Actualmente tengo un hijo de 26 y una hija de 22 y es nada que ver a lo de nosotros con esto de los celulares y la tecnología que manejan”, comparó.
Trayectoria en el fútbol
Más allá de su desarrollo laboral, su pasión estuvo y está en lo que hace al fútbol. En torno a esto narró: “A los 10 años me vieron en el campito de un barrio y un hombre me vino a hablar para llevarme a Newbery. Hice todas las inferiores ahí y jugué solamente ahí a nivel local”.
Sin embargo, también resaltó el lugar ocupado por el club Atlanta de Vedia. “Allá eran muy famosos los papi-fútbol que se jugaban de noche y hacíamos de preliminar de los grandes”, indicó y, en lo que hace a su lugar dentro del terreno de juego, agregó: “En inferiores seguí jugando en esa posición hasta debutar en primera con Aldo González”.
Según manifestó, el debut de Reyes en la primera de nuestro fútbol se produjo en el año 1989. Acerca de aquel momento expuso: “Debuté contra Independiente a los 16 años y con el paso del tiempo, por el tema laboral, comencé a hacerlo en la zona”.
“Sucede que en Junín hay que entrenar para jugar y en la zona, quizás, vas a una vez para hacer futbol y entrenás por tu cuenta. A nivel local entrenan a las 13 horas y yo trabajaba de corrido hasta las 16 y se me hacía difícil competir en Junín los domingos”, describió y aclaró: “No digo que una práctica sea mejor que otra, sino que era lo que me pasó”.
Así, por el predominio de sus habilidades y el devenir deportivo, Reyes vistió las casacas de Jorge Newbery (Junín); Sportivo Zavalía; Belgrano de Morse; Matienzo de Alberdi; Colonial de Ferré, Juventud y Newbery de Rojas; Triunfo (Pinto).
Pese a haber tenido la posibilidad de haber ido a jugar a Sarmiento o ser parte de un regional para Villa Belgrano, fue Newbery el lugar elegido para escribir su propia historia personal. “Tuvo técnicos bárbaros como Fabio Nigro, Chacho Villafañe, Hueso Cóppola o Hugo López y me he sentido de maravilla en todos los momentos que he vivido. Hoy tengo excelente relación con el presidente Lautaro Mazzutti y mis hermanos están vinculados al club”, resaltó.
Siguiendo con la valoración del Aviador expresó que “tuve la suerte de dar un par de vueltas olímpicas. Es importantísimo cuando te ponés a hablar con las personas y te recuerdan por haber integrado equipos y haber sido campeón. Si bien no soy parte de la historia grande, me reconocen a través de Newbery y lo que he jugado en la zona”.
“Al día de hoy me saludan jóvenes de 25 años que me recuerdan porque estaban en las inferiores cuando yo jugaba en la primera. Cuando me retiré, dejé de ir porque me costaba mucho no poder estar. Cuando los chicos me convocan para algo, sea un asado o dar una mano con algo, Oscar Di Giulio, que es un referente y amigo, cada tanto me convoca para ayudar o colaborar en el club”, aseguró.
Al ser consultado por otra institución en la que haya sido “feliz”, destacó el lugar ocupado por la localidad de Rojas. Sobre esto contó: “En Juventud y Newbery la pasé bien y tengo muy buenos recuerdos. Quizás no se lograron los objetivos estipulados en esos momentos, pero la gente me ha brindado todo. Adonde fui buscaba hacerme querer y soy un agradecido con las comisiones directivas y los hinchas”.
Dejando a un lado la parte afectiva por las instituciones transitadas, en lo que hace a los motivos de su retiro deportivo, explicó que “a los 39 decidí dejar porque venía mucha juventud, pese a que yo estaba bien físicamente. Quizás me costaba más el mano a mano y enfrentarme a pibes de 16 y 18 años que se hacía difícil de competir. Gracias a Dios decidí dejar y sentía como que era mucho esfuerzo”.
No todo fue color de rosas en lo que hace a su trayectoria en el fútbol, ya que, tuvo un costo. Acerca de ello, indicó: “Me he perdido muchas cosas familiares por jugar un domingo a la pelota. Dependiendo dónde jugara en la zona, por el tema de kilómetros, era la hora a la que llegaba cuando volvía. Jugaba al fútbol y trabajaba como sigue haciendo en la actualidad”.
Y, en lo que hace a la mercantilización de este deporte, donde hoy predominan los números sobre la parte afectiva tan valorada por Reyes, consideró: “Cuando jugaba la plata era lo de menos y yo iba por la camiseta. Ahora se manejan unos valores impensados a cuando yo jugaba”.
“Ahora hay apuestas o los chicos van sin ganás y no les interesa el resultado. Un consejo que puedo dar es que disfruten lo que hagan y se entreguen por el equipo que los contrata. A mí me pagaban, pero eran otros valores porque yo con el fútbol no me salvaba, sino que me servía lo justo”, reflexionó.
Por fuera de la cancha
No todo se termina en el correr de la pelota, ya que, por fuera del fútbol, Reyes fue desarrollando su vida laboral. En torno a ello, expresó: “El trabajo uno lo tiene que hacer para vivir. Era difícil tener un laburo en blanco y luego salieron algunas posibilidades. Trabajé en Ashira y, luego, me contactaron de la municipalidad para manejar máquinas, que es algo que sé hacer. Voy a cumplir 24 años trabajando en la parte de obras sanitarias”.
Más allá de lo realizado, también abordó potenciales carreras afines. En tal sentido, indicó: “Me hubiera gustado ser profesor de educación física o preparador físico. Soy amigo de Pilo Nuñer y me llevó a trabajar con él cuando tenía 35 años. Me ayudó mucho y me insistió para que haga el curso de técnicos. Justo que me fue a buscar le dije que iba a seguir jugando unos años más”.
“Me gusta todo lo vinculado al deporte. Actualmente voy a jugar los miércoles y los sábados a unas peñas y los vuelvo locos: los aliento y los reto porque uno siempre quiere ganar. Lo vivo de una manera muy loca y después, pensándolo, uno a esta edad lo tiene que disfrutar”, siguió.
Reyes podría haber hecho el curso de DT y no lo hizo, pese a que sigue intacta su pasión por el fútbol. Al ser consultado sobre este ítem respondió: “Ya no creo hacerlo, tengo dos nietas y la vida bastante encarrilada en otros caminos. Es laburar de martes a domingos y lleva mucho compromiso y horas que ya no quiero abocarle”.
Pese a ello, resaltó la importancia de formarse y reflexionó: “Hay que estudiar. Venir del campo a una ciudad como Junín hizo que tuviera una infancia dura porque a mis padres no los conocía nadie y tuvimos que hacernos de abajo y solos. No quisiera que mis hijos pasaran lo que yo pasé donde fueron muchas necesidades”.
“Mi hijo terminó la secundaria y está trabajando con nosotros, y a mi hija le queda un año para recibirse de ingeniera agrónoma. Queríamos que estudiaran y que nosotros con mi señora los íbamos a ayudar a eso”, enfatizó.
Cierre
Si bien la génesis de la vida de Reyes se encuentra en Vedia, puede decirse que es un juninense por adopción. En lo que hace al punto de partida ubicado a poco más de 50 kilómetros expuso: “He ido a Vedia porque tengo algunos familiares, pero cada vez es menor el lazo. Es un pueblo que ha crecido mucho y es muy lindo. Cada tanto decimos de ir con mi madre y mis tías me mandan también para que las visitemos. Nunca se dio la posibilidad de volver porque tanto yo con mis hermanos nos abocamos a desarrollarnos en Junín”.
Finalmente, tras hacer un repaso por su trayectoria laboral y futbolística, concluyó: “Lo que resalto es ser buena persona, me quedo con eso. He salido campeón y jugado en un montón de lados, pero lo que trasciende es ser buena persona y que te quieran por eso. Que lo reconozcan a uno porque Cacho Reyes es buena persona”.
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