A nivel mundial, la llegada de diciembre no solo está asociada con el último mes del año, sino también con la fiesta de Fin de Año, una celebración global a la que, por la rotación de la Tierra, se irán sumando todos los países, a medida que lleguen a las 12 de la noche del 31 de diciembre.
Es obvio que no es un día más. El mundo se para, la gente se viste de noche, espera hasta las 12 y se abraza con los suyos para representar que este cambio de fecha, no es uno más. Empiezan a enumerarse el sinfín de promesas que se cumplirán o no, y también el balance de todo aquello que ha quedado atrás. Eso es común en casi todo el mundo, pero la manera de hacerlo en cada región, es peculiar.
En cada país del mundo dicha festividad estará coronada por sus particularidades y costumbres, lo cual hace que sea una celebración tan diversa como la cultura que la practica.
Democracia dialogó con tres juninenses quienes, desde hace varios años, se encuentran viviendo en distintos puntos alrededor del planeta y dieron a conocer cómo despidieron el 2024 alejados de su tierra natal.
Respecto a las tradiciones, la comida siempre es clave. En España son uvas, por ejemplo, pero en Italia las elegidas son las lentejas, que simbolizan riqueza y abundancia. Así lo explica Joaquín Quintiliano, quien hace 18 años se encuentra viviendo en aquel país y actualmente reside en la ciudad de La Spezia.
“El 31 de diciembre lo pasé con mi hijo – Marco Quintiliano -, con amigos y muy tranquilo. Acá es una vida mucho menos nocturna. Acá, la costumbre es comer lentejas con cuadraditos de panceta, cebolla, un poquito de salsa de pomodoro; para atraer dinero para el próximo año. No hay casa en Italia en donde no se coma lentejas el 31 a la noche”, detalló.
A pesar de la distancia con su país y de las diferencias culturales, Joaquín no renuncia a la esencia argentina. “Si me preguntas qué me falta de mi país, te puedo decir que todo; mis amigos, el barrio, la espontaneidad. Nosotros somos un país joven, todavía somos espontáneos, todavía no nutrimos la envidia. Me falta la frescura de Argentina. El barrio, la esquina, la luna, mi vieja, mis hermanos”, relató.
Según recordó, la última vez que visitó Junín fue en el 2017. “Fueron los últimos días de vida de mi padre. Estuve con él y después, a los diez días, falleció. Fue un momento bisagra en mi vida. No creo que vuelva a vivir allá, al menos en lo inmediato porque tengo mi hijo de 11 años y hasta que no sea alguien autónomo, no lo dejaría solo. Pero el primer amor, es el primer amor”, destacó.
Actualmente Joaquín se encuentra conviviendo con su “gran amor y compañera de vida”, Elena Bertagna. “Hace casi dos años que estamos juntos, pero que nos conocimos hace mucho. Me vine a Italia por una inestabilidad crónica, continua, cíclica prácticamente; porque cada cinco años sucedía algo en Argentina que no me brindaba la estabilidad que yo necesitaba. Mi vida aquí es muy linda y más tranquila; puedo proyectar de más, tengo menos miedos”, aseguró.
En Australia
Emilio Barbieri, tiene 39 años y vive en el exterior desde el 2012, cuando terminó su carrera como ingeniero industrial en la UBA; sin embargo, fue un deseo que tuvo desde que tiene memoria. “Primero me fui a Europa, donde viví tres años en Budapest y ahora estoy viviendo en Australia, desde 2015. De 2015 a 2021 viví en Sídney y de 2021 hasta la fecha estoy viviendo en Brisbane, que es la capital del estado de Queensland”, detalló.
Si bien arribó a Europa solo, su vida cambió bastante desde aquel entonces. “Al tiempo de llegar a Sídney conocí a la que ahora es mi mujer, así que ahora estoy en familia; estoy casado con dos hijos”, contó.
Acá, en Argentina, la espera hasta la medianoche es parte de la fiesta misma de Fin de Año. Sin embargo, Emilio asegura que en Australia, el panorama es totalmente distinto.
“Acá es muchísimo más tranquilo. No tenes la tradición de tener la cena con tu familia y luego de brindar, irte con tus amigos. Acá muchas veces las personas no llegan a la medianoche. De hecho, este año lo pasé en Noosa, que – desde mi punto de vista – es una de las ciudades más bonitas de Australia pero que tiene muchas reglas respecto a los temas de ruido; entonces algunos fuegos artificiales se comenzaron a tirar cerca de las 8, 9 o 10 pm pero a la medianoche no hubo”, señaló.
“Lo que más se extraña, en esta época de Fiestas, es la cultura de Argentina y las comidas. Veo que mis amigos se juntan, más de una vez por semana, a comer asado y eso sí que se extraña mucho”, aseguró.
Emilio vive en Australia junto a sus dos hermanas; una de ellas en Noosa y la otra reside en Perth. “Mi mamá vive en Junín pero está con nosotros desde noviembre. Ahora vuelve a la Argentina el 6 de enero”, concluyó.
En México
Julián Martín Becchi, de 36 años, reside en Playa del Carmen, México desde hace 9 años. Allí se dedica a las ventas hoteleras y ejerce como “manager closer en una sala de ventas de Time Share, para cadena Hyatt Resorts”.
En ese sentido, sostiene y puede dar fe que “la vida en el Caribe es muy placentera”. “Estas rodeado de personas, provenientes de todo el mundo, que están vacacionando y disfrutando, por lo que la atmósfera es muy alegre. Y como mi actividad está ligada directamente con el turista, es mucho más ameno ir a trabajar. A lo largo de todos estos años he creado vínculos con gente de muchísimos países y eso es muy enriquecedor”, relató.
Por otro lado, aseguró que “viajar, involucrarte en otra sociedad, conocer sus costumbres y realidades, es una de las cosas más lindas; porque te nutre, te abre mucho tu cabeza y te hace crecer como persona”.
A pesar de haber elegido a México como su nuevo hogar, este fin de año Julián ha escogido a Las Vegas como el escenario para disfrutar de tal celebración. “Fue una experiencia muy fascinante y memorable. Me vine a South Lake Tahoe, Estados Unidos, con dos grandes amigos cordobeces que también viven en Playa del Carmen y nos reunimos con otros conocidos que están trabajando temporalmente aquí”, contó.
Al respecto, relató que “tanto en USA como en México, las costumbres son diferentes a Argentina”. “Por estos lados se celebra mucho más el Año Nuevo que la Navidad. La nochebuena es una cena muy íntima y familiar pero el Año Nuevo lo reciben con una fiesta grande y eventos de todo tipo. Sí se extraña el asadito familiar pero me rodeo de muchos argentinos así que hacemos un mix de costumbres en donde estemos, y argentinizamos todo lo que podemos”, indicó.
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