UN PANORAMA CON VARIOS DESAFÍOS

Baja rentabilidad para el campo por el dólar barato y los impuestos altos

El agro local enfrenta una campaña con precios bajos de sus principales cultivos, el pago de un conjunto de tributos nacionales, provinciales y municipales y el tipo de cambio que no favorece a los exportadores.

El sector agropecuario argentino enfrenta un panorama preocupante en la actualidad y también hacia 2025, marcado por una fuerte caída de la rentabilidad, derivada de los precios internacionales de commodities bajos, una competitividad erosionada por el dólar por el piso, las altas retenciones y un contexto económico que sigue afectando las ganancias de los productores.

A pesar de la reciente recuperación que significaron las lluvias en zonas importantes como la Núcleo para los cultivos más significativos, que ofrecieron algo de alivio y mejores perspectivas en medio de la incertidumbre, la realidad sigue siendo compleja, con expectativas de bajos márgenes de rentabilidad.

Las retenciones, uno de los puntos más discutidos y polémicos, continúan siendo un tema central en el debate sobre el futuro del campo nacional. En un escenario de precios internacionales deprimidos, los productores enfrentan un mercado aún más difícil de surfear, pues la carga impositiva es cada vez más asfixiante. Esta situación reduce drásticamente la competitividad, poniendo a los productores al borde de la rentabilidad.

Rosana Franco, titular de la Federación Agraria Argentina, Filial Junín, describió la situación y aseguró que “el panorama económico del campo es difícil y la ecuación numérica es negativa”. “Financieramente hay gente endeudada y teniendo que vender más cereal para pagar insumos y demás. La única salvación es que llueva y tengamos cosecha”, señaló.

Según estableció, el Gobierno nacional debería realizar “una política agropecuaria para todo el país”, que "incluya una eliminación de los derechos de exportación y una rebaja de los impuestos”. “El dólar en estos valores perjudican mucho e internacionalmente también hay bajas de precios”, indicó.

En ese sentido, Franco consideró que de parte de Nación “no hay decisión política de ayudar al campo” y que la renta agraria “está estatizada”. La medición de septiembre pasado realizada por la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina (FADA), marca una participación de los impuestos sobre la renta agrícola del 61,5% para el promedio ponderado de los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol.

Es decir, que de cada $100 de renta (valor de la producción menos costos) que genera una hectárea agrícola, $61,50 es lo que representan los distintos impuestos nacionales, provinciales y tasas municipales.
Mientras que el promedio ponderado de cultivos a nivel nacional es de 61,5%, la participación del Estado en soja es del 65,6%, maíz 56,6%, trigo 54,4% y girasol 56,6%.

 

“La situación está compleja”

Por su parte, el actual vicepresidente de la Sociedad Rural de Junín, Gustavo Frederking, consideró que la reducción de la brecha cambiaria “ha sido positivo”. “Este tema nos ha hecho mucho daño en los últimos años. También es beneficioso para el sector la no intervención de los mercados y que se siga un camino de desregularización”, explicó. 

Sin embargo, remarcó que la rentabilidad “está muy compleja”. “Actualmente, una persona que alquila necesita 10 mil kilos de maíz y 4 mil kilos de soja; son rindes altos. Sin mencionar la situación climática que no está para nada saldada. Necesitamos de más agua y de lluvia. La napa, si bien ha mejorado, sigue estando lejos de los cultivos; y los mismos necesitan tanto de la napa como de la lluvia. Hoy dependemos de la lluvia más que nunca. Y si bien venimos bien, ahora para el maíz vamos a necesitar una lluvia en Navidad, que va a resultar fundamental”, confirmó.

En relación a los precios, explicó que los mismos están “mucho más bajos que hace un año atrás y con el agravante que los costos han subido”. “Hoy por hoy tenemos gastos, los impuestos que continúan altos, los sueldos que no han aumentado, los combustibles sí; entonces todos estos temas hacen que estemos en un panorama muy complejo. Necesitamos mucho del agua para tener una cosecha buena y salir hechos o bien, para tener una rentabilidad muy escasa”, detalló.

El dirigente ruralista sostuvo que una medida “inmediata y urgente sería quitar todas las circulares del Banco Central”. “Nosotros teníamos la promesa de que las iban a sacar pero continuamos con la circular 7983 que limita a los productores en la posibilidad de acceder a créditos. Si tuviéramos la posibilidad de acceder a créditos a tasa preferencial como acceden todos los demás sectores de la economía, sería una gran ayuda, pero hoy por hoy no podemos”, señaló. 

Y agregó que “las tasas para desfinanciamiento en general están altas con lo que hace a la inflación prevista”. “Aún conservo la expectativa que avancen con la derogación de las circulares del Banco Central que nos restringen. Van en un sentido totalmente al contrario de lo que pregonan que es la libertad. Es una medida anti libertad, en su máxima expresión”, indicó.

Por otra parte, insistió en “la eliminación de las retenciones”. “Las retenciones son un pésimo impuesto. Desde el sector pensábamos que, por las declaraciones de Javier Milei, ya para esta época iban a estar eliminadas, o con alguna hoja de ruta que indique cómo se iban a eliminar. Pero, lamentablemente, pareciera queno se vislumbra esa posibilidad; no hay actitudes concretas. Hay palabras pero no hay hechos”, sostuvo Frederking, quien remarcó que actualmente “hay retenciones en los tres cultivos pero la de soja es de un 33%”.

“La quita de este impuesto le generaría al productor un incentivo para darse cuenta que desde la política van a acompañar. El campo debería ser considerado como un socio estratégico para crecer, para producir y lograr que ingresen mucho más divisas en el país y no, por el contrario, ser visto como una caja”, remarcó.

Respecto a los derechos de exportación al campo, detalló que en los últimos 20 años “hubo 100 mil productores menos”. “No digo de eliminar las retenciones de un día para otro pero hay pruebas que si hay mucho más producción hay más inversión y por ende, mayor cantidad de empleo. Por otro lado, también habría mayor cantidad de divisas que ingresan al país y menor pobreza. Son todos datos positivos”, aseguró.