María Cruz De Miguel: “Me siento reconocida y gratificada por todo el trabajo”
Impulsada por el amor hacia los animales, se inclinó hacia el mundo de la veterinaria y se formó en la UBA. Se enfrentó a los prejuicios de una profesión históricamente masculinizada y montó su propio lugar de trabajo volviéndose una referencia a nivel local. Hoy disfruta de su presente laboral y de ver crecer a sus hijos.
Decidió seguir su convicción personal y abocarse al estudio de los animales por el amor hacia los mismos. Se trata de la historia de vida de María Cruz De Miguel, quien acumula más de veinte años ininterrumpidos de trabajo, se constituyó como una referencia en el sector local.
En diálogo con Democracia, recordó su infancia en el centro de la ciudad; contó cómo fue que se inclinó para el mundo de la veterinaria; resaltó el lugar que ocupa la equitación en su vida como cable a tierra; y valoró su lugar como madre de familia.
Para comenzar con el desarrollo de su historia personal, De Miguel, contextualizó: “Somos una familia con muchas generaciones en Junín tanto de parte de mamá (Azpilicueta) y papá (De Miguel). Desde el año 1900 había familiares en Junín”.
“Tanto mi mamá como mi papá son abogados y trabajaban todo el día: hacían estudio jurídico tanto a la mañana como a la tarde. Crecí en el centro de la ciudad y fui la mayor de cinco hermanos”, sintetizó sobre su vida familiar de la infancia.
De tal forma, realizó la primaria en la Escuela N° 1 para, luego, finalizar el secundario en la Escuela Normal. “Quiero resaltar el lugar ocupado por la Escuela N° 1 de donde me han quedado un montón de amistades y bellos recuerdos”, destacó.
Veterinaria: la trayectoria
Al finalizar el colegio secundario y cumplir los 18 años, De Miguel tenía en claro qué carrera resultaba de interés. Por eso, señaló: “Siempre tuve un gran amor a los caballos y perros con especial énfasis en la parte de la patología: cómo se resuelven cosas, qué tendrá y por qué, entre otras preguntas. A su vez, siempre me interesó la medicina y la biología”.
Por decantación se quedó con veterinario e inició con su experiencia del Ciclo Básico Común que se enmarca en la Universidad de Buenos Aires. En tal sentido, contó: “Hice el CBC en Junín y luego me fui a Capital. Trabajaba unas horas por día y solventaba algunas horas de particular con materias específicas. Son cinco años de carrera”.
“El miedo lo tuve cuando me recibí y no le encontré la vuelta a la inserción laboral. Para poder tener un ingreso trabajé en ventas de consumo masivo durante diez años y aprendí sobre el diálogo con la gente, explicar y la importancia de la empatía. Toda experiencia sirve y suma para lo que viene”, describió sobre la etapa que comienza tras recibirse.
Sin embargo, y como tal resaltó, toda experiencia sirve y esas capacidades desarrolladas son las que hoy le permiten tener un trato ameno con las personas que recurren a su servicio. De tal forma, resaltó: “Cuando la gente se va de la veterinaria entiende lo que tiene o lo que no tiene, la importancia del diagnóstico y el tratamiento”.
“Luego volví a Junín con varias herramientas para eso. En Buenos Aires experimenté un mundo que no vi en un inicio acá y, para eso, me sirvieron muchas prácticas que había hecho y un posgrado en ecografía. Me di cuenta del amor que le tenía la gente a los animales y que le destinaban un gran presupuesto para que siempre tengan salud. Sabía que, tarde o temprano, eso tenía que llegar a Junín”, narró.
En lo que hace a su faceta como profesional de dicho rubro, De Miguel hizo énfasis en la figura de Alberto Frene, reconocido profesional del sector. “Él hacía animales grandes y me brindó su mirada y acompañamiento. También quiero hacer mención a mi mamá y papá que siempre apoyaron mis deseos”, afirmó.
Asimismo, también sostuvo: “Cuando hice las prácticas clínicas me decían que para estar al día tenía que hacer tres congresos por año y comprarme un libro por año. Eso me llevó a tener conocimientos clínicos muy amplios”, agregó.
Sumado a las prácticas y constantes capacitaciones, un hecho que tuvo que enfrentar y sobrepasar De Miguel fueron los prejuicios y estigmas que giran en torno a la figura de la mujer en el sector de la veterinaria. Al igual que suele suceder con otras áreas, este ámbito no queda excluida de determinada mirada conservadora.
En tal sentido, comentó que “ha sido una profesión preponderantemente masculina en el espacio del campo. Hoy hay muchas veterinarias trabajando, pero es un entorno duro”.
Al analizar la evolución profesional en nuestra localidad consideró que “la profesión se desarrolló mucho y, principalmente, en los últimos 30 años en pequeños animales. Los colegas también han ido actualizándose y muchos son especialistas. Se puede derivar para hacer rehabilitación, diagnóstico por imágenes, cardiología o multidisciplinariamente. Hay que seguir este camino”.
Equitación, el cable a tierra
Más allá de la rutina laboral, De Miguel retomó lo que ha sido y es su pasión desde chica: la equitación. “Durante mi infancia fue mi actividad principal junto al estudio de inglés y aprender baile que son actividades a las que muchas veces te mandan”, compartió.
Siguiendo con la valoración en torno a la equitación indicó: “En el mundo del caballo se encuentra un mundo ideal de naturaleza y de comunión con el caballo. No uso fusta, por ejemplo, tocando poco la boca del caballo y te das cuenta que disfrutan del momento compartido. Es enseñarle a frenar bien y saber trotar”.
Y opinó: “Me considero una persona retraída y solitaria y ese es un mundo en el que no me siento sola y, todo lo contrario, muy cómoda. A diferencia de mis hermanas que juegan al hockey y se abocan a deportes colectivos, a mí me gusta la equitación”.
Además de la parte deportiva y de, como señaló, ese momento con ella misma, De Miguel realizó una valoración histórica sobre la figura del caballo. Al respecto, expuso: “El caballo tuvo que pagar muy caro ser un animal con esas características por el uso que le dieron para las guerras y ser utilizado como medio transporte. Se lo usó durante añares para eso y yo, contrariamente a eso, creo que nació para ser deportista”.
“Disfruta la estimulación, del entrenamiento y de la manta que le colocan para la actividad. Son muy inteligentes y amables con el jinete. No son sumisos, sino que le gusta aprender y convivir con la persona. Es llegar todos los días a un lugar y te está esperando. Es como el perro en ese sentido. Es un deporte con ellos y se ha avanzado muchísimo con los años”, resaltó.
Cierre
Además de profesional de la veterinaria, De Miguel también es madre: otra faceta que conlleva responsabilidad, tiempo y dedicación. Acerca de sus valores personales destacó el lugar ocupado por su madre como figura de inspiración.
“Mi mamá siempre trabajó y mucho. Entonces eso también te da mucha libertad y seguridad después. Nunca dejé de trabajar y nunca lo hice a medio tiempo. Dejar de trabajar no era algo que deseaba para mí, entonces, la crianza de los chicos lo hice trabajando ocho horas por día. Siempre conservé mi autonomía y ganas”, expuso.
Y enfatizó en que “es importante que la gente que está alrededor de uno te acompañe y se ocupen bien de tus hijos. En mi caso, Florencia y Nicolás hacen muchas cosas como ir al colegio, aprender inglés y distintas actividades deportivas”.
En relación a su posición maternal, hizo énfasis en la importancia de la mujer trabajadora y, principalmente, autónoma. Por eso, comentó que “siempre tuve el temor de no poder subsistir si no tenía nada armado. Me encargué de tenerlo todo y precaución porque, considero, la mujer tiene que poder salir adelante y sustentar a su familia. Eso te lo da una profesión o trabajo. Es la experiencia más la capacitación”.
Precisamente, esa fue la fórmula para su desarrollo exponencial en el rubro: “Mucho trabajo, perseverancia y disciplina”, sintetizó y concluyó: “Me siento reconocida y gratificada.
Todo es el fruto de muchas horas de veterinaria, muchas lecturas, capacitaciones y actualizaciones. Relación con colegas y buena predisposición. Es importante tener el diálogo con colegas de lugares grandes”.
En el presente, De Miguel se aboca a encabezar el trabajo del consultorio veterinario ubicado en Avenida República 749, donde se brindan atención a distintos tipos de animales de lunes a viernes, por la mañana, entre las 9 y 13; y por la tarde de 16 a 19. También se encuentran los sábados de 9 a 13.