En la actualidad se aboca al desarrollo de la Clínica Rehabilitación Junín.
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MÉDICO NEURÓLOGO

Claudio Fabián Porcile: “En casa había voluntad de ayudar y la medicina calzó bien en mí”

Oriundo de Morse, se formó académicamente en La Plata y se constituyó como el primer profesional neurólogo de su localidad natal. Dio sus primeros pasos profesionales en el Hospital Italiano y, cuando creía no volver, recibió un llamado de la clínica La Pequeña Familia que cambió su destino. En el ámbito local, se desempeñó en el HIGA y fue uno de los fundadores de la Clínica Rehabilitación Junín. Fue galardonado con la medalla de bronce de 25 años del Círculo Médico.

El término “medicina” significa “conjunto de conocimientos y técnicas aplicados a la predicción, prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades humanas y, en su caso, a la rehabilitación de las secuelas que puedan producir”.

Tal definición, llevada al ámbito de la neurología, es la que cabe a la perfección para Claudio Porcile, quien se constituyó como una palabra autorizada en el mundo médico local y de la región.

“La infancia y adolescencia las pasé en Morse. Mis papás eran empleados municipales en todo lo que es operario: trabajos de mantenimiento y demás. Además, mi mamá estudió enfermería y después fue la enfermera que trabajó en la salita del pueblo. Somos cuatro hermanos de tres mujeres y yo”, introdujo.

En lo que hace a su infancia recordó: “Eran calles de tierra hasta que se empezaron a hacer algunos asfaltos. El pueblo tiene cosas lindas porque hay mucha comunidad, relación cercana con la gente y todos nos conocemos con todos”. 

“Fue desafiante todo porque mi familia era muy humilde y siempre había dificultades de poder llegar a situaciones de vivir más tranquilos en lo económico. Esto, sobre todo, se vio plasmado al momento de querer irme a estudiar donde tuve que atravesar desafíos complejos para poder dar con el objetivo”, indicó.

Medicina

Tras finalizar la formación escolar, llegó el momento de decidir qué carrera seguir. En torno a aquel momento contextualizó: “Mi familia se ocupó porque quería estudiar medicina.

Las ganas estaban y el apoyo de la familia también. Sentía que con los que me relacionaba estaban contentos, ya que, irte a estudiar siendo único en el pueblo que se iba a estudiar en ese momento y en ese año, era todo muy nuevo y desafiante. No había referentes en el pueblo que te podían dar una mano y era todo nuevo para mí”. 

Sobre el motivo que lo llevó a inclinarse por la medicina consideró: “De chico me gustaba. Mi mamá era enfermera y ha sido una cosa ejemplar para mí en la que eso me daba una idea de lo que era pensar en el otro y asistir al otro”. 

“También en mi casa había una voluntad de estar pendiente, de ayudar y la medicina empieza a calzar muy bien en mí y lo empiezo a sentir. Me hice un test vocacional que dio para medicina y psicología, pero la medicina lo sentía como natural”, continuó.

Sumado al reflejo de la imagen materna, el deseo de Porcile se vio potenciado por todo lo que refiere a la figura de un médico. Al respecto, explicó que “en una familia humilde siempre hay necesidades y el médico era como el que iba a calmar esas necesidades. A su vez, el prestigio que emana, pero no por lo económico, sino la ayuda. Todo eso hizo que fuera la medicina la carrera que eligiera”.

De tal forma, eligió la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) como academia para formarse. “Irme a Buenos Aires era como inviable porque era muy grande y tampoco conocía a nadie. Venía de un pueblo de 800 habitantes e irme a La Plata vi muchas diferencias. De alguna forma, era como estar en Nueva York: distancias, gente nueva y hasta las puertas giratorias de los edificios eran nuevas para mí”, rememoró.

Y comparó: “En un pueblo hay más cobijo y más cercanía, mientras que afuera, todo pareciera ser más frío en un inicio. Sin embargo, eso es la creencia al comienzo porque después terminó siendo una ciudad hermosa y amigable donde hice muchos amigos y la carrera que realicé en tiempo y forma”.

“Un diputado provincial que vivía en La Plata, que conocía a mi padre, nos dio una mano. Me llevó a una casa donde vivía y tramitó una beca. Fue una ayuda fundamental del Rulo Alberti que lo tengo presente al día de hoy. Me dio un impulso para poder sostenerme al principio y hacer pie. Tenía un lugar y un techo para poder estudiar. Estudiando era bueno y no fallaba”, narró.

En tal sentido, valoró: “Me sentí muy contenido por el pueblo que me acompañaba y también me enviaban alimentos. No era de pedir porque mi familia trabajaba arduamente para poder sostenerse a sí misma”.

Por eso, en lo que hizo a su sustentabilidad económica señaló que “durante mi carrera ayudaba a este diputado, hacía como de secretario y también he trabajado en kioscos por las noches porque de día cursaba. Eran otras épocas, pero hoy les aconsejo a mis hijos estudiar y trabajar”. 

Retomando lo que significó su carrera universitaria resaltó: “No repetí ningún año ni tuve que recursar. Eso era bueno porque era como demostrar que uno hacía las cosas bien y se esforzaba mucho”. 

Además de los estudios, también hizo referencia a la parte más social del día a día. Al respecto, comentó: “Hemos hecho ollas populares con amigos, una red de amigos, para poder sostenernos en momentos duros”. 

Neurología

Con la carrera avanzada, y al tener que elegir qué rama seguir en la medicina, Porcile, en un primer momento, eligió la medicina clínica. “Ahí ya estaba como más adaptado en La Plata y me había acostumbrado a la urbe y al ritmo de la ciudad. Considero que mis tiempos orgánicos fueron muy buenos porque de chico estuve muy contenido y de más grande pude fortalecerme para ver qué iba a seguir”, narró. 

Sin embargo, fue la experiencia en la residencia y su desenvolvimiento profesional los que lo llevarían a desembarcar en la neurología. De tal manera, hizo mención al Hospital Italiano como sede para iniciarse. “Tenés que tener un promedio muy alto para ser residente: creo que era más de 8 y yo tenía 7,80. Por eso, entré como becario e hice clínica médica esos tres años”. 

“Fue allí que me di cuenta que me gustaba la neurología y justo se hace un lugar en esta área y el jefe residente me invitó a formar parte. Yo estaba por entrar al cuarto año de clínica médica, lo pensé y me volqué para seguir”, siguió. 

Como uno de los fundamentos encontrados en esta rama opinó: “Me encanta todo lo que tiene que ver con la mente y la neurociencia. Creía que el cerebro tenía las respuestas y conociendo eso estaban los secretos. En el cerebro encontraba desafíos y explicaciones. Uno es fidedigno en el diagnóstico y eso me encanta: en función a determinado síntoma o inquietud uno reconoce y sabe lo que le pasa al paciente”. 

“Hice una residencia nueva de tres años más en el Italiano y comienzo a desarrollarme profesionalmente hasta que, un día, me contactan por una búsqueda que había en La Pequeña Familia. Hablo con José Tomino, Héctor Covini y Norberto Petraglia que me invitaron a formar parte y que me sumara”.

En torno a aquel instante que determinó el continuar de su carrera describió: “Yo venía a ver a mis padres a Morse y Petraglia me buscó pacientes para un sábado. Atendí alrededor de 20 personas y me encantó el lugar. Me motivaron y dije de seguir probando. Luego me entusiasmé y venía a ver cantidad de pacientes. Después de un tiempo me hice cargo del servicio de neurología y estuve durante 22 años”.

Otra institución fundamental en la vida de Porcile fue lo que implicó la creación de la Clínica Rehabilitación Junín, la cual llevó adelante junto a los profesionales Sergio Romero y Sergio Malizia.

“Me he especializado en la nutrición y alimentación. Quiero que la gente incorpore nutrimientos saludables y la medicina los incluya. La farmacología forma parte, pero es un ítem más”, sostuvo y contó: “En este último tiempo me he dedicado a la neurología integrativa que no es atender un síntoma, sino una persona con nombre y apellido, con identidad, que tiene una familia, un problema físico y en eso tiene un condimento que agrega de qué siente con eso y qué le pasa con eso”. 

Y, en lo que refiere a su metodología de trabajo, señaló: “Con los pacientes llevo una relación profunda. La única diferencia con ellos es que yo tengo conocimientos de la medicina. Yo les doy el poder para que puedan tomar decisiones donde yo, simplemente, los guío y aconsejo de la mejor manera”.

Cierre 

Un dato no menor es que Porcile fue galardonado con la medalla de bronce de 25 años del Círculo Médico. Al analizar todo lo que ha sido y es su carrera como profesional expuso:

“Es hermoso. Haría todo de nuevo y elegiría todo lo que elegí, desde los padres que me tocaron, la universidad en la que me formé y los profesionales que me acompañaron. En cada uno de los lugares he aprendido mucho y soy un agradecido de eso”.

“Todo eso hasta el hecho de haber participado en la promoción de una clínica en el noroeste, no es casualidad, es por todo lo aprendido y trabajado”, resaltó y reflexionó: “De dónde venimos y adónde vamos. Eso hace que valga la pena hacer lo que hago y ayudar desde ese lugar. Yo no salvo a nadie, sino que ellos se salvan con las herramientas que les puedo dar y la guía”.

Finalmente, valoró el desarrollo profesional local y concluyó: “Está muy bien abarcada y atendida tanto en nuestra querida ciudad como alrededores. Entre profesionales nos complementamos y abarcamos todo un abanico de pacientes. Todo ello sumado a que tenemos buena relación entre todos los neurólogos”.

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