En Junín, la avenida República se despliega como un abanico colorido, el cual está integrado por distintos comercios de barrios que ofrecen variedad de rubros y productos; son carnicerías, verdulerías, almacenes, locales de indumentaria, ferreterías, veterinarias y más. En la mayoría de los casos son locales que están asentados en dicha zona desde hace más de cinco años.
Los mismos han hecho que, en los últimos años, avenida República creciera y fuera desarrollándose como un fuerte sector comercial de Junín. Sin embargo, detrás de esa foto se pueden ver movimientos de rebusque y esfuerzo que deben realizar dichos minoristas a diario para poder continuar abriendo sus puertas.
Democracia dialogó con comerciantes de distintos rubros que tienen sus negocios sobre avenida República y que día a día tratan de hacer frente a la caída de las ventas.
Una de las estrategias para aumentar la actividad es disponer de la mayor variedad de mercadería posible para cubrir diversidad de gustos y necesidades de los clientes.
Tal es el caso de la carnicería Don Omar, ubicada en avenida República y Alvear, donde además de los productos típicos del rubro también se ofrecen otros ítems característicos de un almacén.
En una charla con Democracia, Martín, uno de los empleados, relató que el negocio levantó las persianas hace tres años, pero que durante este 2024 las ventas “han sido pocas”.
“Las personas que se acercan a comprar son las mismas de siempre, son clientes del barrio. No viene hasta acá gente del centro de Junín”, indicó.
“Si bien los vecinos entran mucho al local para consultar por precios, la mayoría de las veces regresan por la calidad de la carne. Consultan mucho por los valores de los productos y buscan la ofertas; también aprovechan las promociones bancarias que están vigentes durante los fines de semana”, sostuvo.
Y agregó que el “ticket promedio de consumo es de $10.000”. “El fiado ya no se usa y no se puede otorgar, ni siquiera al vecino que viene todos los días a comprar. Tiene que ser alguien de mucha confianza, un cliente muy antiguo”, explicó.
En esa misma línea se expresó Milagros, empleada del almacén y fiambrería La Merced, ubicada en avenida República y Suiza. El local tiene horario corrido de atención, pero, según ella, el mayor movimiento de clientes se concentra “durante los horarios picos del mediodía –de 12 a 14– y de la tarde-noche –de 20 a 22-”.
“Lo que estamos viendo mucho es que hay varios vecinos que entran, preguntan precio y, al parecerles muy caro, se terminan yendo”, puntualizó.
Y añadió que los clientes “son personas del barrio y bastante regulares”. “La gente aprovecha las promociones bancarias, en detrimento del efectivo que casi ya no se usa”, señaló.
“Tenemos clientes de otras zonas”
Francina volvió a trabajar en la pañalera de avenida República y Alvear desde hace ya cuatro meses y asegura que las ventas “tienen sus días”. “Lunes y martes, hay movimiento; después miércoles y jueves, afloja; mientras que el mayor número de clientes nos visita durante el fin de semana, que siempre está movidito”, explicó.
Según detalló, el negocio tiene otra sucursal sobre avenida Rivadavia, pero la gente “opta por venir acá, a avenida República, debido al corte de tránsito por la obra del paso bajo nivel que está en aquella zona”. “En el negocio que está ubicado sobre Rivadavia, las ventas decayeron mucho e hizo que subieran las que se registraban en este local. Pero igualmente no se vende lo que se vendía antes”, remarcó.
Por otro lado, indicó que “la promoción con Cuenta DNI ayuda bastante”, así como la adopción de medios de cobros digitales en general.
Del mismo modo se expresó Alejandra, quien forma parte de la perfumería Frigia, ubicada en avenida República y Jean Jaures. “Nos ayudan muchísimo las redes para difundir nuestros productos, pero también tenemos muy buenos precios, lo cual ayuda a impulsar las ventas. También tenemos descuentos del 20% para los profesionales y del 10% para el público en general. La oferta es muy variada y trabajamos con todas las tarjetas; los clientes tienen todas las comodidades”, aseguró.
Frigia se encuentra sobre dicha arteria de la ciudad desde hace ocho años, pero en la mencionada esquina, desde hace dos. “Tenemos clientes de todo Junín, pero las ventas más grandes se concretan por clientes que no son del barrio”, remarcó.
Por otra parte, sostuvo que “las ventas no son lo que uno espera”. “Es de público conocimiento el contexto que hay a nivel nacional y que ha influido mucho el cambio de gobierno”, indicó.
Sin embargó, destacó que “República está fantástica”. “Lo llamo Centro Comercial República, porque acá encontrás lo que estás buscando. Tenés de todo; tenés opciones muy variadas”, expresó.
Cambios en los hábitos de consumo
La crisis económica y la caída de los sueldos generaron un impacto directo y automático en los hábitos de consumo de las familias argentinas. Entre los principales cambios que se han registrado está el traslado a marcas más económicas o, directamente, el abandono de algunas categorías.
Además, se ha comenzado a instalar una tendencia a recurrir a los comercios de barrio para la cobertura de necesidades materiales. La gente ya no opta por la compra en los supermercados grandes, con la compra mensual; ahora se tiende más a la compra semanal, a adquirir lo que es para el día a día, y entonces lo hace cerca de su casa.
El consumo dentro del barrio también se ha intensificado por los costos de tiempo y traslado. “Con las ventas venimos bien durante todo el año. Estamos en esta parte de la avenida donde hay mucho movimiento; son dos cuadras con bastante actividad”, relató Tomás Valentín Díaz, quien trabaja en una verdulería situada en avenida República y Siria y agregó que, en su rubro, “la época actúa como un factor importante para que las ventas empiecen a subir”. “Si bien en el invierno la actividad estuvo tranquila, ahora en primavera la gente comienza a consumir más verduras y frutas. El mayor porcentaje de los clientes son vecinos de acá, del barrio”, remarcó.
“No hay plata en la calle”
Cecilia tiene su local de indumentaria, Pistacho, desde hace 21 años, pero hace dos que está situada en avenida República y Padre Ghío. Según explicó, los bolsillos de los consumidores se ajustaron a la situación económica actual. “No trabajo con promociones bancarias, las promos las armo yo. El tema es que en la calle no hay plata. La gente hoy en día apenas llega a comprar para comer. La ropa pasa a ser algo de segunda necesidad”, anexó.
Y remarcó que “la cantidad de ventas estuvo durante todo el año en un nivel muy bajo”. “Hasta fin del año pasado se trabajó bien, pero ahora se ve la diferencia”, insistió. En cuanto a la clientela, relató que “los clientes no son solo vecinos, sino gente de todos lados, de otros pueblos y personas que viven en la zona de quintas también”.
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