Saborido recibió a Democracia en su casa.
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UN MUSEO DE RECUERDOS

Nostalgia en estantes: la conexión entre un coleccionista juninense y su infancia

Gabriel Saborido colecciona juguetes antiguos, cómics de otros tiempos, revistas que evocan épocas doradas, videojuegos, DVDs y VHS. En una de sus habitaciones, cada pieza parece contar una historia propia, pero también colectiva, que trasciende en el tiempo.

Entre estantes repletos de juguetes antiguos, cómics de otros tiempos, revistas que evocan épocas doradas, videojuegos, DVDs y cintas de VHS que alguna vez fueron el emblema del entretenimiento, Gabriel Saborido encuentra más que simples objetos de colección. 

Para este coleccionista de 38 años, que nació en Tucumán, pero vive en Junín desde muy pequeño, cada artículo es un portal a su infancia y, más importante aún, un vínculo con la memoria de su padre, quien lo llevaba a la juguetería Maulini a comprar sus primeros muñecos. 

Hoy, una de las habitaciones de su hogar, cuidadosamente organizada, es un verdadero museo de la nostalgia, donde cada pieza parece contar una historia propia, pero también colectiva, que trasciende en el tiempo de una era que muchos recuerdan con cariño.

“Comencé a coleccionar alrededor del año 2008, después de la secundaria. En realidad empecé con los DVD, con películas en físico. Después de eso, arranqué con los muñecos a raíz de que me regalaron uno”, dijo Saborido, quien le abrió las puertas de su casa a este diario para mostrar su tesoro. 

Y recordó que el siglo XX y principios del XXI “era una época en la que por ahí no había tantas cosas como ahora, por ejemplo, no existía YouTube. Ahora estoy buscando muchas películas de ese entonces en VHS y DVDs y volví al Blu-ray. Voy como por etapas”. 

“Yo nunca tuve VHS de chico y ahora quise tener ese formato. Le compré a un amigo una videocasetera, y él mismo me terminó vendiendo y regalando los casetes. Soy de ir a Buenos Aires a buscar al Parque Rivadavia”, destacó.

Entre la colección, además, “tengo muchos muñecos, revistas de cine y música; CDs y cassettes de música, y álbumes de figuritas. Tengo muchas cosas de Star Wars porque soy fanático. En un frasco grande también hay muchas cosas de las sorpresas de los huevos Kinder”, destacó. 

Hoy, su recopilación ha crecido considerablemente. Con el tiempo, ha logrado reunir desde figuras de acción del siglo pasado hasta videojuegos clásicos y ediciones de cómics y revistas que hicieron historia. 

Gabriel sostiene que, más allá de su valor económico, cada objeto tiene un significado emotivo. “Hay muchas cosas que he tenido en mi infancia y que perdí o se rompieron en esa etapa, y que ahora volví a comprar. La gran mayoría son cosas que yo tuve de chico y que las volví a buscar. Yo las jugué, y ahora las volví a recuperar”, explicó. 

“Hay muñecos que se conservan en sus cajas originales cerradas. A medida que pasa el tiempo son más difíciles de conseguir, porque ya no se fabrican más. Son imposibles”, indicó. 

Como se dijo, cada uno de estos artículos tiene un significado especial para él, un coleccionista apasionado que convirtió su hogar en un verdadero santuario de la nostalgia. Para Saborido, juntar estos objetos es más que pasatiempo, ya que también es una forma de mantener viva la memoria de su padre. 

“Más allá de lo material en sí, tiene una conexión muy importante para mí con mi papá. Por ejemplo, ese espacio, para mí, es como una cápsula del tiempo. Uno entra ahí y tengo todas esas cositas que tenía en mi infancia y me traslada a esa etapa de mi vida”, expresó. 

“Otra de las cosas que me gusta y me atrae es la aventura de la búsqueda que nunca se termina como, por ejemplo, salir a buscar tal muñeco o querer completar tal colección. Y te ponés desafíos, y más si el artículo es muy difícil de conseguir, pero lo quiero. A pesar de todo lo que conlleva, salís a buscar y vas a las ferias”, afirmó.

Una de sus piezas preferidas es el muñeco del Power Ranger azul que se encuentra dentro de su envoltorio original. “Ese lo conseguí en una feria en Buenos Aires y tiene un significado especial”, reconoció.

“Otras cosas que tengo también son los afiches de series, películas y bandas de música, que son difíciles de encontrar. En relación a la música, tengo CDs, cassettes y algunos vinilos”, dijo. 

“Ahora con el tema del streaming, vos lo tenés y no lo tenés a la vez. Terminaste de ver una película y no está. Pero uno que colecciona sabe que la película está ahí. La podés ver las veces que quieras. Tiene el menú, los panfletos y las publicidades de la época”, manifestó. 

Este afán por coleccionar también le ha permitido compartir su pasión con otros, como con sus amigos, por ejemplo. Gabriel no solo colecciona objetos, sino que colecciona recuerdos, momentos y la historia que perduran a través del tiempo.

“Este espacio es mi cable a tierra, donde me desconecto del trabajo o la rutina, como para el músico lo es el instrumento”, subrayó. 

“Pese a que yo dibujo, hago otras actividades que me gustan. Pero encontré en el coleccionismo una cosa que me encanta. Como que está todo el tiempo retroalimentándose y estás todo el tiempo buscando cosas”, concluyó.

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