Definida como el arte y la técnica de proyectar y construir edificios para satisfacer las necesidades del ser humano, la arquitectura a través de la forma, la funcionalidad y los preceptos estéticos es considerada una de las bellas artes.
Con el paso del tiempo, inclusive siglos, ha incorporado elementos que reflejan la estética y los valores sociales y culturales, diferenciándola dentro de las distintas corrientes de estilo, las cuales se pueden observar en la actualidad.
Pero desde el nacimiento de la arquitectura de la mano del hombre prehistórico de la época del Neolítico a la actualidad ha ido modificando, incorporando estilos y sumando tecnología. De aquel hombre que abandonó la vida nómada, la arquitectura se fue desarrollando en forma de viviendas estables y recintos ceremoniales que poco a poco fueron evolucionando en elementos simbólicos presentes en el contexto sociocultural.
Así, a medida que las sociedades se hacían más complejas y extensas, surgieron los primeros núcleos urbanos cerrados, dándole lugar a las altas culturas de Medio Oriente.
Luego, los antiguos griegos y romanos perfeccionaron lo existente sentando las bases de la arquitectura clásica y convirtiéndola en punto de referencia para los siglos venideros.
La arquitectura en la actualidad
Está claro que la tecnología en la arquitectura tiene un papel muy importante, ya que sin este tipo de avances la sociedad no habría evolucionado y las actuales construcciones y paisajes urbanísticos se habrían quedado estancados en otras épocas.
La ciencia de la arquitectura es bastante compleja. Por ello, el hombre sigue en la búsqueda constante de la implementación de nuevas técnicas arquitectónicas que permitan seguir evolucionando.
En ese contexto, surge la realidad inmersiva que, dicho de un modo muy simple, es capaz de hacer sentir al usuario estar sumergido en una realidad total o parcialmente diferente de su entorno físico inmediato.
En su “Espacio de Revolución Digital”, TeleJunín entrevistó al arquitecto Benjamín Kessler, quien dio detalles sobre el uso de la realidad virtual, lo cual aseguró que “mejora la experiencia del cliente al permitirle visualizar y recorrer proyectos antes de su construcción, facilitando así la comunicación y comprensión”.
El profesional explicó que “el ejercicio del arquitecto implica bajar del plano del pensamiento, de lo creativo, lo que uno tiene en la cabeza, al papel”. Es decir, pasar de la voluptuosidad de la imaginación al 2D, para ahí luego llegar al 3D, que básicamente será la ejecución, la construcción de la cosa, de lo diseñado, ya sea desde un objeto hasta una casa o cualquier otro tipo de proyecto.
En ese intermedio, con el avance de la tecnología, la realidad virtual lo que permite es tener una instancia intermedia que otorga pasar a la tercera dimensión, pero en forma virtual.
“Podemos llegar a conocer y vivenciar el proyecto que tuvimos en algún momento en la cabeza antes de construirlo. Eso es interesante y lo que me pareció excelente fue poder brindárselo a los clientes, que no solamente puedan ver el producto terminado en 2D, en un render, en una perspectiva o en un croquis, sino también vivenciarlo, en lo que sería el metaverso”, dijo Kessler.
Lo detallado, mejora mucho la recepción, el feedback, entre el arquitecto y el cliente. El profesional Kessler manifestó que pasar de lo que uno tiene en la cabeza al papel siempre deja algo en el camino. Lo mismo sucede de pasar de una documentación ejecutiva de planos, planillas, cortes, vistas, plantas, que es lo que está acostumbrado a ver un cliente cuando uno entrega un proyecto de arquitectura.
Porque básicamente un plano, la documentación ejecutiva, es la reducción de una realidad que tiene tres dimensiones, tiene alto, largo y ancho, al 2D. “En ese pasaje, esa traducción que hay de la realidad de tres dimensiones a dos, siempre hay algo que se pierde. Y esta tecnología lo que permite es salvar esa brecha. Y que, si hay algo del proyecto que el cliente no terminó de comprender o de imaginarse, al momento de vivenciarlo con esta nueva tecnología, puede terminar de darse cuenta cómo va a quedar el proyecto, cómo son cada uno de sus espacios y recorrerlo rincón a rincón”, advirtió.
Básicamente lo que se usa es un óculo de realidad virtual, que son gafas para ver cualquier tipo de contenidos 360, inclusive realizar recorridos. Al respecto, el arquitecto dijo: “Es una tecnología que existe hace años. La aplicación a la arquitectura y en el diseño fue posterior a la inicial, que era más bien para videojuegos y otro tipo de aplicaciones”.
Hoy se aplica para estudiar, para arquitectura, ingeniería, incluso hasta se puede usar para meditar, entrenar o en la medicina.
Además de los beneficios planteados, también reduce el tiempo de trabajo. La elaboración de un render implica, más allá de tener la documentación lista, tener un modelado 3D y una máquina, una PC, con ciertas características técnicas de software y de hardware, que hoy en día son bastante onerosas, y además la carga de tiempo de renderizado de una imagen fotorrealística, que puede tardar horas, hasta a veces días, dependiendo la calidad y el tamaño.
Los usuarios también pueden realizar el recorrido en 360 grados desde su celular. Esto quiere decir que lo pueden recorrer “escroleando”, como hace comúnmente en redes sociales, en una foto 360, o incluso parados en la obra aunque esté sin terminar, con el giroscopio. “Ellos pueden ir girando y van viendo y cotejando la realidad en forma paralela con lo que aparece en el celular”, sintetizó el arquitecto.
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