Desde el Municipio, Patricia Correa aseguró que “no existe el árbol ideal para ningún lugar”.
Desde el Municipio, Patricia Correa aseguró que “no existe el árbol ideal para ningún lugar”.
ANTE LOS RETOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Ecosistema urbano: el desafío de evaluar y de repensar el arbolado juninense

Los árboles son parte del paisaje de la ciudad; embellecen y dan sombra. Sin embargo, en diálogo con Democracia, especialistas aseguraron que es momento de pensarlos como un actor más y planificar así su acople a la comunidad.

En Junín, los árboles que ocupan las veredas, se han convertido en parte del patrimonio histórico y en una de las principales huellas identitarias de la ciudad. Pero la mayoría de los ejemplares tienen más de 70 años y así como se multiplicó el cemento, tanto la población como el clima dieron un giro de 180 grados. 

Sin perder de vista la importancia del valor estético, especialistas aseguran que el arbolado público en Junín se debería planificar y gestionar de tal forma que ayude mucho más al ecosistema urbano y que se aproveche cada etapa de su vida.

En ese contexto, vale preguntarse si, a la hora de reforestar, hoy en día es necesario pensar en determinados tipos de árboles; sobre todo, para las veredas.

Consultada al respecto, la Doctora en Ingeniería Forestal e investigadora del Conicet, Ana Clara Cobas comenzó por dibujar el mapa en que se inserta Junín actualmente. 

“Con los años, hubo muchos cambios en el concepto de la arquitectura del arbolado. Antes se ponían árboles muy seguidos. Por frente podías encontrar entre tres y cuatro árboles. Y esto lleva a que haya algunos -que están en el medio- que van a estar más reprimidos porque no crecen bien y porque los otros árboles le dan sombra” explicó. 

Y agregó que “el árbol, al no tener un buen crecimiento, empieza a enfermarse. Por no estar en las mejores condiciones, está más predispuesto a las enfermedades que hay en el ambiente”.

De esta forma, aseguró que hoy por hoy es preferible que “haya menos árboles, a lo mejor uno por vereda, pero que se le permita toda su expresión en cuanto a su desarrollo de la copa; porque eso también me permite mejor regulación de la temperatura y mayor absorción del dióxido de carbono”.

Los inconvenientes con el arbolado 

Según Cobas, los inconvenientes o las problemáticas que pueden surgir durante la convivencia con los árboles se explican porque tanto “el origen como la naturaleza del árbol es para estar en un ambiente natural y no urbano”. “Cuando nosotros lo traemos a la ciudad tiene que convivir con edificios, veredas, personas e intervenciones que se le hace al propio árbol y de esta forma, trata de acomodarse o adaptarse”, indicó.

Tras enumerar los distintos reclamos vecinales causados por los árboles, tales como “levantamiento de veredas, acumulación de hojas y obstrucción de las canaletas; palomas que se instalan en los árboles; árboles que tocan ciertos cableados”, la investigadora –quien también integra el Laboratorio de Ensayo de Materiales y Estructuras

LEMEJ/UNNOBA/CIC, sostiene que “son cuestiones que el árbol no las puede evitar porque son parte de su crecimiento natural”. 

“Tenemos los plátanos que se introdujeron hace 70 años, cuando Junín no tenía el formato urbanístico que tiene ahora; ese árbol fue puesto ahí cuando tampoco existía la gestión del arbolado urbano. Entonces, se traían los árboles, se plantaban en lugares donde eran adecuados en ese momento pero Junín creció y quedaron plátanos en veredas angostas que ocupan casi toda la vereda”, explicó. 

“Cuando se saca un árbol, hay que reponerlo” 

Por otra parte, Cobas indicó que cuando un vecino extrae un árbol, “sí se debe replantar” y añadió que “un ejemplar que se saca, ejemplar que se tiene que volver a plantar”.

“Menos en aquellas situaciones donde se hizo una construcción y, por ejemplo, hay una cochera que impide que se pueda poner un árbol en el mismo lugar”, aclaró.

“Vos estás sacando un árbol que tiene una función en el ambiente y que brinda servicios ecosistémicos; de regulación de temperatura, de amortiguación de ruidos, de retención de partículas en el ambiente. Los árboles ayudan con la biodiversidad y tienen un aporte en la salud física y mental de las personas”, señaló.

Luego de enumerar los beneficios del arbolado público, la especialista hizo hincapié en que “si empezamos a sacar árboles y –por alguna razón– no replantamos”, el día de mañana “solo nos van a quedar los árboles que tenemos en las plazas y comenzaremos a perder todas estas funciones y servicios que nos brindan para mejorar el ambiente humano”, detalló.

No hay árbol ideal 

Al momento de reforestar, Cobas señaló que “no existe un árbol ideal ni para Junín ni para ningún municipio”. “Hay árboles adecuados al ambiente donde estén, pero determinado ejemplar no se comportará de la misma manera en Junín que en Tandil o en Mar del Plata, por las características climáticas básicas de la región”, indicó.

Por otro lado, sostuvo que dependerá del espacio disponible para plantar el árbol. “Si tengo veredas angostas, no voy a poner un palo borracho; optaré por buscar un árbol de porte más chico. Si tengo veredas amplias, pondré un árbol un poco más grande, pero también tengo que controlar que el lugar donde se instale ese ejemplar sea amplio para permitirle poder absorber el agua y crecer bien”, detalló. 

En ese sentido, aseguró que “lo fundamental es no esperar a que el árbol tenga 30 años y empiece a tener conflicto con las ramas, sino empezar a hacer podas de formación o cuidado”. 

También destacó que “la primera y única recomendación” antes de plantar sería “que se acerquen al Municipio a consultar cuáles son las especies indicadas para la zona en donde se encuentran, porque existe una planificación”. “Las personas veían un árbol, les gustaba y lo plantaban en la puerta de sus casas. Entonces recorres las calles y ves un jacarandá en una vereda que no le corresponde o un palo borracho que no es para arbolado urbano”, señaló.

La directora de Arbolado del Municipio, Patricia Correa, se expresó en esa misma línea y si bien coincidió en la idea que “no existe el árbol ideal para ningún lugar”, aseguró que “se buscan especies que generen las menores dificultades posibles”. 

Por tal motivo, contó que los ejemplares que más se recomiendan son “acer buergerianum, acer negundo, lagerstroemia indica – conocido como crespón – y el fresno dorado”; y añadió que “son de segunda y tercera magnitud; de tamaño mediano y chicos”. 

“Estas cuatro sabemos que no generan ningún inconveniente, pero siempre es bueno seguir incorporando especies; sobre todo si pudiéramos sumar especies nativas que generen una copa que proyecte sombra. Porque lo que más buscamos en la ciudad es que la copa de los árboles disminuya la temperatura ambiental”, explicó.

Ordenanza municipal

La ordenanza que regula las actividades y las acciones sobre el arbolado en Junín es la 4515. “Si bien hay una época para la poda, es municipal. Está demostrado que el árbol no necesita la poda. No es una práctica necesaria desde el punto de vista del árbol, sino para la convivencia entre la planta y la ciudad”, indicó Correa.

Cabe destacar que dicha disposición también establece los motivos por los cuales se permite la extracción de un árbol; las multas que se le aplican a quienes extraen sin autorización; remarca cómo debería ser la cazuela, así como el cantero donde el árbol se plante.

“A lo que estamos apuntando es que haya un árbol por frente. Esto se va haciendo despacito, paulatinamente; por eso a veces cuando se otorga la autorización para extraer un árbol no se pide reposición porque ya queda uno o dos árboles en el frente de esa casa”, aclaró.

De acuerdo a lo que indicó la funcionaria, “antes se tomaba la medida de cantidad de árboles por persona y hoy se busca qué porcentaje de sombra hay en la ciudad”. “Para que ese porcentaje aumente tenemos que tratar de tener copas más anchas que altas, entonces tenemos que aumentar la distancia entre árboles”, concluyó.

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