Con un invierno que muy lentamente parece en retirada, lo que se viene en materia climática propone nuevos parámetros, sobre todo para el sector productivo en la región, una de las más fecundas de la Provincia en materia de cultivos.
Condiciones algo más cálidas que las regulares -pero con la chance de alguna helada tardía-, lluvias estándar -aunque aseguran que por debajo del promedio-, y una Niña que sigue reticente a dar un paso al frente -pero al fin tomará el centro de la escena-, constituirían el marco meteorológico que barajan los especialistas.
Referentes del agro consultados por Democracia coinciden en que la preocupación actual es la falta de agua, por lo que un pronóstico de lluvias por debajo de lo normal no tranquiliza al campo de cara a los meses venideros, sino que genera más incertidumbre.
Impacto en los cultivos
El Servicio Meteorológico Nacional emitió una nueva actualización de su interpretación climática para el final del invierno y el comienzo de la primavera en el país, con información sobre las precipitaciones y temperaturas del trimestre venidero. De acuerdo con los pronosticadores, el invierno ya entró en su recta final y de a poco se empiezan a experimentar condiciones más templadas. No obstante las lluvias, a pesar de las que cayeron durante la semana que pasó, vienen por debajo de lo esperado.
De cómo se comporten las variables más relevantes dependerán las decisiones de los actores productivos, que ya padecieron severas pérdidas durante las olas polares de julio.
En cuanto a las precipitaciones, se avizora un trimestre seco en gran parte del territorio nacional.
Rosana Franco, presidenta de la Federación Agraria filial Junín, aseguró: “Estamos esperando lluvias. Los cultivos de invierno vienen desarrollándose muy lentos, con poco crecimiento. Esperamos que hacia fin de mes llueva un poco”.
Reconoció que “las expectativas no son buenas si no llueve. Cada mes sin lluvias es menor el potencial de rinde”.
En cuanto a las pasturas “tanto para alimento como para rollos de ganado, vienen con muy poco crecimiento”, refirió Franco. “La situación es preocupante y estamos con cierta angustia”, señaló.
Hace falta “que empiece a llover”
“Hace tres meses que no llueve. Digamos que la situación, para mí, es compleja, tanto hoy como mirando hacia adelante, si no empieza a llover”, advirtió el presidente de la Sociedad Rural, Andrés Moutous.
“El agua hace mucha falta todavía, el promedio aún está atrasado en cuanto al promedio histórico. Si bien el número de este año es mayor al del año pasado a esta altura, está muy atrasado y, por supuesto, hace falta mucho el agua”, insistió, “sobre todo porque no hay reservas para arrancar la siembra de gruesa, de maíz, de soja, de girasol”.
En condiciones normales la siembra empieza en septiembre, pero dijo que “no hay condiciones”. “Hoy no están dadas. Eso hace que se demore todo. Esperemos que no. Ojalá la semana que viene llueva algo, porque hay algún pronóstico para el sábado que viene; ojalá llueva, por lo menos para poder empezar dentro de 20 días”.
Moutous reiteró que “la situación es complicada y para la ganadería también. Todo lo que tenía de reservas se va terminando, y engordes de invierno que fueron muy malos.
También necesitamos precipitaciones para poder sembrar, o lo que es verdeo de verano y demás, y para que empiece a tirar el pasto de los campos naturales y las pasturas”.
Señaló además que “el año pasado con la cosecha no fue tan malo, pero la verdad que tampoco se recuperó el registro de agua. Sirvió para pasar el cultivo, pero no para recuperar las napas que habían perdido en los años anteriores. Hace falta reserva, no hay reserva de agua. Lo que haría falta es que empiece a llover”, enfatizó.
Hay que ser “cautos”
El productor Gustavo Frederking, exprosecretario de Carbap, consideró: “Creo que tenemos que aprender de estas últimas campañas que no tenemos que estar aferrados a los pronósticos que hubo: fueron muy errantes, muy cambiantes. Creo que hay que ser cautos con respecto al clima”.
A su vez, indicó que “el año pasado, la campaña pasada, sin haber recuperado las napas, sin haber tenido un año que haya sido de exceso de precipitaciones, llovió en el momento justo y tuvimos una muy buena cosecha”.
Reconoció que en el país la situación fue dispar, “pero igual terminó siendo una muy buena cosecha”.
Según Frederking, “ahora, lo que pasa es que el productor quedó de alguna forma sensible ante una situación como fue la campaña pasada. Entonces hay preocupación por las lluvias que pasaron de largo”.
Reconoció que “hoy se ve en la Laguna Mar Chiquita, la Laguna de Gómez, que el agua aumentó y eso es un indicador muy importante de napa, si bien no encontramos el nivel que necesitamos. Pero claro que el productor está preocupado”.
A su vez refirió la situación de la ganadería “que sufrió un mal año por los fríos extremos, muchas heladas, y afectó el desarrollo de verdeo de invierno. Es muy crítico”.
No obstante trató de llevar calma: “Yo sería cauto, a esperar a medida que avanza la primavera que lleguen algunas lluvias”.
La Niña
En el SMN detallan que “las anomalías de temperatura del agua del océano en el Pacífico ecuatorial son consistentes con condiciones neutrales del Índice de Oscilación del Sur”, que es uno de los parámetros que se usan para dar seguimiento al fenómeno de El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), pero advierten que esto, posiblemente, cambie.
“De acuerdo con los modelos dinámicos y estadísticos” señalan, “en el trimestre agosto-septiembre-octubre de este año se detecta un 70 por ciento de probabilidades de desarrollo de una fase fría o La Niña, y solo del 29% de chances de continuar en neutralidad”.
El fenómeno de El Niño o ENOS se registró en Argentina 21 veces desde la década de 1960 hasta la actualidad. Y, en general, provoca un aumento tanto en la frecuencia como en la intensidad de las precipitaciones en nuestra región, el Litoral, el noroeste patagónico y el centro del país.
La Niña, que es una suerte de contrapartida de El Niño, puede condicionar los esquemas productivos por los efectos negativos que conllevan las sequías.
“El riesgo que hay, por el momento, es el de una Niña moderada que podría afectar a cultivos y pasturas entre diciembre y enero, principalmente lo que es soja y maíz”, se advierte.
Desde la Oficina del Riesgo Agropecuario (ORA) de la secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca nacional, se confirman estas tendencias. “Casi todos los modelos pronostican ENOS neutral para junio, julio y agosto de 2024, y luego La Niña se convierte en la categoría más probable entre septiembre y noviembre de 2024, hasta enero a marzo de 2025” auguran los observadores, “mientras que entre febrero y abril de 2025 el retorno de las condiciones neutrales vuelven a ser dominantes, con un 52% de probabilidad”.
Sin embargo, se hace la salvedad de que “las cifras de baja probabilidad reflejan un alto nivel de incertidumbre en los pronósticos, por lo tanto, estos pronósticos de ENOS deben interpretarse con cautela”.
En el sector agroganadero, la perturbadora presencia de La Niña tras bambalinas genera incertidumbre respecto de la planificación de cultivos para la campaña 24/25, y para la obtención de forrajes destinados a la cría.
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