Ayer, Cristina Álvarez Rodríguez, jefa de Asesores del Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, visitó Democracia y dialogó sobre la presentación del libre "Néstor, el hombre que cambió todo", destacando el legado del ex presidente en materia de derechos humanos y sobre la "reconstrucción del Estado".
A su vez, la exdiputada nacional, exministra de Infraestructura y de Gobierno en Provincia, fue muy crítica con las políticas nacionales actuales y marcó la importancia de las elecciones legislativas que se aproximan, en donde, una vez más, se pondrá en juego un modelo de país.
- ¿Qué significa para usted el libro de Jorge Devoto sobre Néstor Kirchner?
- En esta etapa tan dura y tan cruel de la Argentina, volver a recorrer a Néstor es una fuente de inspiración para alguien que logró transformar la historia en clave de derechos.
- Cristina Fernández mencionó en un Twitter en su momento que ella no leía biografías de Néstor, pero en este caso sí…
- Es un libro que narra con mucha sencillez, pero también con mucho corazón. Porque nosotros sabemos que (Néstor Kirchner) fue el que puso a la Argentina de pie, el que logró estabilizar la economía para que empiece a crecer, el que logró bajar los cuadros de Videla y de los genocidas, mostrando que la política de derechos humanos no era una política en soledad. Néstor mostraba un Estado haciéndose cargo y logrando la recuperación en el 2003.
- ¿Hoy está en juego esa visión de Estado presente?
- No hay que creerse lo del clima de época, lo cual es difícil porque cuando uno vive en un determinado período y todo parece que va hacia un sentido, ir contra eso es raro, antinatural. Pero, en este caso, el tema del Estado hay que poder aterrizarlo a la vida cotidiana de las personas, cuando hay escuela pública, hospital público municipal o provincial, cuando hay la posibilidad de acceder a la universidad. Cuando uno ve la Ruta 7 parada da ganas de llorar. Observar la Variante Chacabuco da pena, porque, en el fondo, la gente te pide más Estado.
Me parece que hay algo que es muy discursivo, muy de los medios porteños y de instalar climas de época. Y después, cuando lo aterrizamos con la realidad, vemos que se necesita un Estado presente que cuide y que sea promotor del desarrollo.
- Son dos ideas de política muy diferentes las que plantea Kicillof y el Presidente. ¿Pueden convivir mucho tiempo más?
- En democracia todos podemos convivir. Lo que tenemos que poder hacer es debatir nuestras ideas y persuadir a las personas para que las comprendan. Lo que sí confrontamos claramente, nosotros somos opositores, pero no por capricho, sino porque nos han llevado a este lugar en términos de los fondos que le han quitado a la Provincia de Buenos Aires. Hemos perdido el Fondo Educativo, el Fondo de Seguridad, de Transporte y hay más de mil obras paradas en la provincia de Buenos Aires. Nos han quitado fondos que son de los bonaerenses, porque no coincidimos con las políticas, ni con esto que él dice que el mercado va a regular todo.
- La obra del paso bajo nivel de calle Rivadavia está a un 20% de ejecución y divide a la ciudad en dos. ¿Ahí es donde se nota la falta del Estado?
- Nuestro desafío es comunicarle a cada vecino y explicarle a la gente que es una obra del Estado nacional, el cual paró todas las obras. Porque el slogan "obra pública cero" es justamente lo que vemos en Junín con el paso bajo nivel. Trabajadores de la construcción en su casa, comercios que vendían materiales de construcción que cierran, fletes y camioneros que no trabajan. Pero hay que explicar a la gente, porque hoy la preocupación es sobrevivir.
- ¿Cómo ha tomado la denuncia por violencia de género que hizo Fabiola Yáñez contra Alberto Fernández?
- La verdad que lo primero que me provoca es mucha angustia y mucha decepción, porque ver a la persona que ejercía la primera magistratura de este país en ese contexto es muy triste. Pero más allá de esto, lo primero que hay que hacer es solidarizarse con Fabiola y pedir que los medios de comunicación y la Justicia no revictimicen a la que ya es víctima.
Respecto al expresidente, espero que la Justicia actúe porque el tema de la violencia de género es transversal a todos los partidos políticos y en toda la sociedad. Contamos con una ley que dice claramente que el que ataca a una mujer tiene que ser penado y esto es lo que tiene que ocurrir.
Pero sí creo que, en esto de la diferenciación o el contraste con el Gobierno nacional, hay algo muy fuerte que es que aprovechan esta circunstancia para decir que no había que tener Ministerio de las Mujeres, que no había que financiar a la línea 144 donde se denuncia la violencia de género. Son todos ataque a las políticas para prevención de violencia y nosotros en el gobierno de Axel creemos todo lo contrario: hay que invertir más desde el Estado para más tener prevención de violencia porque esto pasa en todos los barrios.
- Falta menos de un año para llegar a las elecciones legislativas. ¿Qué es lo que se pone en juego?
- Las elecciones legislativas son un momento donde la ciudadanía, a mitad de los cuatro años de gobierno, valora o expresa el acompañamiento o no a un gobierno, en este caso nacional, provincial o municipal.
Me parece que es un acto de la democracia importante porque también después en esas cámaras legislativas se decide el futuro del país. Nosotros estas semanas estamos viendo gratamente cómo nuestros legisladores de Unión por la Patria se manifestaron en contra de la ley bases, en contra del DNU con los súper poderes, en contra de un RIGI que genera una Argentina extractivista que va solamente a ocuparse de vender para las grandes empresas de afuera y explotar el litio, el gas, el petróleo. Y en vez de ser para los argentinos va a ser para otras potencias.
Cuando uno va a votar tiene que saber qué voz quiere para se exprese en el Congreso. Por eso vamos a trabajar muy duro desde la Provincia de Buenos Aires para poder explicar en cada barrio de qué se trata lo que está en riesgo, mucho más allá de lo que ven en los grandes medios de comunicación, sobre todo en la televisión, en las redes sociales, donde muchas veces la comunicación invita más al enojo y a la ira que a la racionalidad y a saber quién defiende tus derechos.
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