“Cuty” Barrera, palabra autorizada del boxeo nacional.
“Cuty” Barrera, palabra autorizada del boxeo nacional.
RECONOCIDO EXBOXEADOR Y ENTRENADOR

Luis Dionisio Barrera: “Busqué ser alguien en la vida como deportista”

Arribó a nuestra ciudad en el año 1988 para iniciarse como boxeador y llegar a ser campeón sudamericano. Disputó 48 peleas como profesional, con 35 victorias, y se retiró en una velada en Egipto. Luego se inició como entrenador en la empresa “Arano Box” y trabajó con figuras como la “Hiena” Barrios, Jorge “Locomotora” Castro, “Locomotora” Olivera, Pablo Chacón, Marcela “La Tigresa” Acuña, Lucas Matthyse, entre otros. En 2013 fue declarado Ciudadano de Honor del partido de General Pinto.

De Pinto al mundo. Tal es la síntesis que representa la figura de Luis Dionisio Barrera, conocido popularmente como “Cuty”, quien ha desarrollado un fuerte vínculo también con Junín al haberse radicado aquí y hoy elegirla para desarrollarse como entrenador.

Los golpes de la vida, pero sobre todo del ring, representaron el mayor aprendizaje en su vida. Nacido en el seno de una familia humilde y trabajadora, fue haciéndose un lugar en el mundo del deporte local para cruzar el charco y, finalmente, coronarse como campeón sudamericano en lo que significó un logro histórico en el boxeo de la región.

En diálogo con Democracia, Barrera recordó sus inicios en la disciplina, compartió anécdotas de su paso por el boxeo internacional, analizó su trayectoria como entrenador y resaltó la figura del promotor Mario Arano.

Comienzos

Más de cinco décadas han transcurrido desde la infancia pintense de Barrera hasta llegar a hoy. Acerca de aquellos tiempos, recordó: “Mi papá trabajaba en el Municipio hasta que pudimos acceder una casa municipal donde fuimos a vivir junto a mis hermanas, abuela y tío. Mi mamá trabajaba de enfermera en el hospital.” 

“Íbamos a las 8 de la mañana a la escuela y después al hogar de niños. Después nos buscaban por ahí e íbamos a casa. Terminé el primario en la Escuela Nº1 y hacía fútbol y boxeo. Una infancia linda con mis hermanos”, siguió sobre sus primeros años de vida. 

El amor en familia y el gusto por el deporte caracterizaron la adolescencia de Barrera. Sin embargo, con el transcurso de los años, su afinidad y dedicación por el boxeo le ganaría terreno al fútbol.

“A los 12 años jugaba en Pintense, y después pasé a Deportivo cuando mi papá agarró la dirección técnica. Ahí empecé a entrenar con Gerardo Aguilera. Siempre fui uno de los más fuertes y busqué ser alguien en la vida como deportista”, contó, y explicó: “Cuando le pegaban a un compañero, me metía para defenderlo y me dejaban los ojos con marcas”.

Precisamente, sobre su primera experiencia con el boxeo, compartió: “Un día en el club faltaba uno para pelear, preguntaron si alguno se animaba a subirse al ring y pregunté ´cuánto pagás y peleo´. Así arrancó mi carrera de boxeo. Gané por KO en el primer round”.

A partir de ese momento, podría reconocerse, inició la carrera boxística de Barrera: comenzando en Pinto, extendiéndose y haciendo su base en Junín, y cruzando el charco para llegar al resto del mundo.

Boxeo

Si bien entrenó en ambas instituciones en Pinto, Barrera inició su recorrido formal como boxeador en Pintense, ya que fue allí donde “dieron un lugar en la cancha de básquet. Y ahí arrancó mi carrera”. 

Otros años, otra sociedad y otro boxeo. Respecto a tal escenario, narró: “Mucha gente estaba metida en esos tiempos. Hacíamos peleas con 1500 o 2000 personas viéndonos. Algo increíble para esa época. Al no haber casi nada, solo boxeo, la gente iba”. 

Pese a la gran concurrencia, Barrera aclaró que “todo era a pulmón, con mucho sacrificio e incluso a veces entrenando en la estación de tren, moviéndonos de club en club como si los boxeadores fuésemos una cosa que molestara”. 

Un axioma para resaltar en la carrera de “Cuty” es la figura de Mario Arano, reconocido promotor y empresario del boxeo nacional e internacional. Sobre su figura, Barrera señaló:

“Continué mi carrera como amateur con él, peleamos en toda la zona y siempre me conseguía la pelea. Así hasta llegar a ser profesional y salir del país”.

Previo a radicarse en Junín, Barrera intentó vivir en Buenos Aires, sin lograr hacerlo con éxito. Al respecto, expresó: “Vivir ahí era otra cosa y no me gustó. Paré a una cuadra del Congreso. Volviendo a Junín tenía a mi familia a 100 kilómetros y me gustó más el contexto. No es lo mismo estar con tu familia y sentirte cómodo”.

“El 2 de enero de 1988 empecé a entrenar y el 3 de mayo debuté con 66 kilos cuando, anteriormente, llegué a pesar 118 kilos”, valoró sobre lo que fue su proceso de formación y preparación para llegar hasta su ansiado momento: el debut como profesional. 

De tal forma, inició su campaña profesional debutando en el gimnasio del Club Atlético All Boys de Buenos Aires al enfrentarse a César Chancalay y vencerlo por KO en el primer round.

Al momento de definirse como boxeador, consideró: “Era muy fuerte y tenía la mano pesada”, y fundamentó con datos: “De las 48 peleas, tengo 35 ganadas y 18 fueron por KO; empaté 4 y perdí 9”.

En tal sentido, vale recordar que, a lo largo de su vivencia como profesional, Barrera enfrentó a boxeadores importantes como Hugo Luero, Ramón Gaspar Abeldaño, Lorenzo García, Héctor Vilte, Raúl Sena, Ítalo Mezza, Gastón Chávez, Miguel “Facha” Pláceres, Jorge “Chano” Martínez, Jorge Argentino Tejada y el mexicano Jorge “Alacrán” Morales, entre otros.

De tal manera, llegó a pelear internacionalmente, tanto en nuestro continente como cruzando el charco, hasta el hecho de volverse campeón sudamericano de peso welter el 15 de noviembre de 1991 en el club Los Indios de Junín, al derrotar al paraguayo Francisco Bernabé Bobadilla.

Entre otras de sus experiencias está la pelea ante Mauricio Amaral, en San Pablo, Brasil. Asimismo, en Lacio, Italia, peleó con Silvio Branco, quien después fue campeón del mundo; entre las más destacadas.

Tras ello, decidió colgar los guantes luego de su última pelea en el Cairo, Egipto, en un momento caracterizado por distintos matices.

Acerca de lo que implicó aquel 19 de octubre de 1996, manifestó: “Tuve que aumentar 4 kilos en un lugar donde hacía 50º y era otra cultura. Yo era un boxeador welter y perdí por KO en el quinto round ante Chris Eubank que pesaba 81 kilos. Fue una sola mano en la boca del estómago. En el resto de la pelea no me pudo pegar”.

Más allá de haber cerrado su ciclo boxístico con una caída, fueron más las alegrías que tristezas y un distinguido camino vivenciado. En torno a esto, Barrera analizó: “Me queda una nostalgia y un recuerdo lindo que pasó en su época. Hoy como entrenador vos decís ´ya no soy ese´. Hoy uno es otro y cambia. Ya lo pasaste y como entrenador tenés que transmitir y enseñar”. 

Entrenador

Tras colgar los guantes, Barrera comenzó su carrera como entrenador de boxeadores amateurs y profesionales en el gimnasio de la empresa “Arano Box”. 

“Yo estaba trabajando en el hospital y Arano me dijo que iba a comprar un galpón que antes había sido un taller de motos. Me dio su confianza para empezar y enseñar. De a poco se fue armando el gimnasio y empezó a venir gente. Hoy en día alcanzamos este presente”, reseñó. 

En tal sentido, acerca de la figura de Mario Arano, señaló que “es el padrino de casamiento y de una de mis hijas. Es como un hermano mayor”.

Con varios años como entrenador, al ser consultado sobre la percepción que tiene de sí mismo, Barrera consideró que “me gusta observar mucho. No soy de mirar muchos videos porque, si les hacés hacer eso, estás subestimando lo que sabés. Lo importante es la preparación física y confiar en lo que uno hace. El boxeo es uno solo y se trata de golpes y el universo de cada uno. Hay que estar despierto arriba del ring”. 

“Siempre digo que quiero un boxeador maratonista y no uno fisicoculturista. El tema del aire es fundamental y tienen que tener capacidad y resistencia”, resaltó sobre la escuela de box que elige, y continuó: “Siempre digo que me gusta el boxeador fuerte y con mano pesada; no un Nicolino Locche porque hubo uno solo. Es como un nueve que no haga goles”. 

Y opinó: “Con los técnicos siempre tuve diferencias porque no los hacen correr. ¿Cuántos técnicos hay que no saben lo que es recibir un golpe? Uno que estuvo y lo vivió, pasó eso”. 

Asimismo, al abordar el escenario de boxeo local, consideró que “el nivel está creciendo en Junín porque hay muchos gimnasios y mucha competencia entre nosotros, como Burgos, Guevara, Carballo, Castillo. Eso es bueno, ya que los chicos compiten y pueden mejorar entre todos”. 

Cierre

Con toda una vida ligada a los guantes y el ring, al analizar su trayectoria como boxeador, Barrera manifestó: “El balance es bueno porque no estoy golpeado. Gracias a Dios hice todo lo que me gustaba tanto como boxeador y entrenador. Muchos técnicos no logran salir del país y yo sí lo hice”. 

“Estoy en un grupo de 120 técnicos de mi edad y yo los llamo cada vez cuando estoy por viajar para hablar y compartirles esa posibilidad. Es complicado lograrlo, ya que tenés que tener un representante que te lo posibilite y no es fácil salir del país por el boxeo”, enfatizó. 

Sin embargo, como parte de los gajes del oficio, también comentó: “Me he perdido cumpleaños y eventos familiares por el boxeo, es todo un trabajo. El responsable es siempre el entrenador”. 

Además del boxeo, su familia es su gran amor. “La alegría de ver y compartir con ellos es impagable. Pinto es mucha tranquilidad y representa las raíces. Al día de hoy la gente deja las bicicletas sin candados y es algo que no deja de sorprender por cómo está el resto del país o cómo se vive en Buenos Aires”.

“Ya tengo mi casa acá y no volvería a Pinto, pero me gusta ir a visitar familia o amigos. Hoy, cuando voy, tengo que dar referencias de familiares porque hay gente que no me conoce”, concluyó.

En el presente, Barrera continúa desarrollándose como entrenador en el gimnasio “Arano-Box”, ubicado en calle Paso 1173, en la franja horaria de 14 a 21. De esa manera, acompaña a una decena de jóvenes y profesionales en su entrenamiento diario con el deseo de promover al próximo campeón argentino.

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