Julieta Pino integra el Observatorio Nutricional de la Municipalidad.
Julieta Pino integra el Observatorio Nutricional de la Municipalidad.
A DOS AÑOS DE SU APLICACIÓN

Ley de etiquetado frontal: se perciben cambios en la alimentación de los juninenses

Las advertencias en los alimentos han instalado el debate sobre adquirir un consumo más natural en los hogares y escuelas juninenses. Democracia dialogó con nutricionistas locales que señalan que aún persisten desafíos en la implementación de la normativa.

La Ley de Promoción de la Alimentación Saludable, más conocida como Ley de Etiquetado Frontal, que advierte sobre los excesos de grasas, sodio y azúcares en los alimentos, se aprobó el 26 de octubre de 2021 y fue reglamentada por el Decreto 151/2022, el 22 de marzo de 2022.

A dos años de la aplicación de la ley, muchos todavía desconocen de qué se trata esta norma que tiene como fin que los alimentos procesados con algún tipo de exceso lleven un sello que aclare al consumidor su condición.

Una encuesta realizada por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA, el Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (CEPEA) y la carrera de Licenciatura en Nutrición de la UCA arrojó que el 53,7 por ciento de las personas relevadas afirmaron conocer la ley, porcentaje que aumentó al 90,3 por ciento cuando se les mostraron los sellos de advertencia en los productos.

Por otra parte, según indicaron los autores del informe, el 29,6 por ciento de los hogares se vio “bastante desalentado en el consumo de ciertos alimentos por la existencia del etiquetado frontal”. “En el estrato social muy bajo fue del 22,1 por ciento; en el sector bajo, 24,8 por ciento; en el medio, 31,1 por ciento; y en el medio alto, 34,3 por ciento”, detallaron. 

En la actualidad, una de las principales preguntas es cuál ha sido el verdadero alcance de dichas advertencias, y otra, cuáles son los desafíos que aún restan concretar.

Al respecto, Democracia dialogó con Julieta Pino, Licenciada en Nutrición quien afirmó que, con la aplicación de la ley, “el cambio de hábitos es lo más difícil de poder evidenciar”. “Sin embargo, considero que a raíz de la ley hay varias cuestiones de las cuales se están hablando, que antes no. Hay algo que está haciendo ruido en la sociedad, y a medida que se vaya perfeccionando su aplicación, los resultados van a ser mejores”, sostuvo.

Para la especialista, el etiquetado frontal ha sido más efectivo en aquellos productos falsamente percibidos como saludables y que elegíamos convencidos de que eran opciones saludables y nutritivas. “Sucede que, si uno se va a comer un chocolate, ya sabe todo lo que tiene, pero había mucha gente que compraba, por ejemplo, las barritas de cereal o los turrones pensando que eran sanos y no lo eran, o eran muy similares en cuanto a composición a lo que es un alfajor”, explicó. 

En esa misma línea se expresó la Licenciada en nutrición, Carolina Schiaffino quien consideró que “sin duda el mayor impacto estuvo en aquellos alimentos de consumo diario, que parecían saludables”. “También llamó la atención la aparición del exceso de socio en el dulce de leche o en la harina leudante al contener bicarbonato de sodio; las galletas dulces o saladas consideradas saludables por tener ingredientes naturales, pero que no dejan de ser altos en azúcares y grasas”, detalló. 

Cabe destacar que los sellos de advertencia tienen como objetivo brindarle información al consumidor para que puedan elegir de una manera consciente y veraz, sabiendo qué tienen los productos, pero no se prohíbe ninguno de ellos. “Si uno va a comprar un producto que no es tan saludable porque quiere consumirlo, está perfecto, porque de hecho son parte de la gráfica de la alimentación diaria. No son alimentos prohibidos”, subrayó Pino. 

En ese sentido, resaltó que “el paradigma de la nutrición cambió hace tiempo”. “La misma incluye aquellos alimentos que por ahí son ricos en azúcares, en grasas saturadas, en sodio, que son de consumo ocasional, pero son parte también de la alimentación. Y lo positivo sería poder consumirlos cuando sabemos que son esos los alimentos que queremos y no otros, como un turrón o una barrita de cereal”, indicó. 

Por su parte, Schiaffino aseguró que son los niños quienes mayor interés y atención le prestan a los etiquetados: “Se trata de aquellos chicos que están en proceso de aprendizaje sobre la alimentación saludable y llevan a sus hogares inquietudes sobre el consumo de frutas, de productos naturales y pueden conocer así lo que están comiendo, basándose en entender si una comida es saludable o bien, aporta algo perjudicial para la salud”. 

Y agregó que “también la mayoría de las madres y adultos mayores – que tienen alguna prescripción de disminuir sodio y azúcares – se interesan por conocer cómo están compuestos los alimentos que consumen”. 

Ya sea para eliminar productos poco nutritivos de sus dietas o para seguir ingiriéndolos, pero a conciencia, los vecinos comenzaron a prestarle atención a los sellos negros que aparecen en los paquetes y que inundaron las góndolas de todos los locales del país.

Observatorio Nutricional

Julieta Pino integra, junto a María Paula Busso, Rocío Salamone y Graciana Papa el Observatorio Nutricional que funciona, desde 2017, dentro de la Secretaría de Desarrollo Humano de la Municipalidad de Junín. 

Entre sus principales tareas ha estado la gestión e implementación del Servicio Alimentario Escolar (SAE) que contiene a más de 10.000 chicos y chicas, y el desarrollo de charlas y talleres abiertos a la comunidad, que tienen el propósito de generar cambios en los hábitos de consumo alimenticio.

“Dentro del SAE existe un marco teórico al que cual tenemos que adherir, y este año, se ha hecho mucho hincapié en que dentro de las escuelas – y en el contexto de la ley de etiquetado - no se pueda ofrecer alimentos con sellos”, explicó la nutricionista. 

“Somos conscientes en que son muchos los productos en el mercado que hoy en día cuentan con etiquetado, entonces priorizamos aquellos que tengan la menor cantidad de advertencias”, detalló la especialista, quien aseguró que el objetivo final es “minimizar al máximo la cantidad de productos ultraprocesados que brindamos dentro del Servicio Alimentario Escolar, como parte del desayuno, el almuerzo y la merienda”. 

Sobre la iniciativa, relató que se basa en un trabajo en conjunto con kiosqueros, cooperadoras y directivos para lograr la transición de un kiosco tradicional “a uno más saludable”. “Nosotros le agregamos que además sea saludable, seguro y amigable con el medioambiente, para también tener incluida la arista de bromatología y de ambiente”, indicó. 

Dentro del proyecto, que tiene como objetivo bajar la oferta de productos ultraprocesados, “se realizaron octógonos verdes en contraposición a los octógonos negros, donde se destacan el exceso de vitaminas, de minerales, propios de un alimento saludable y casero”, explicó. 

“Más allá del contenido de calorías, de grasas o de azúcar, nosotros con los ultraprocesados tenemos un montón de conservantes y sobre todo sodio. Por ejemplo, un alfajor hecho de forma casera, sí va a tener dulce de leche, sí va a tener chocolate, pero es un alimento casero, entonces, priorizamos eso - más allá de la composición-, ponemos el foco en poder volver a la comida casera”, relató. 

Otros países con la Ley de Etiquetado 

A nivel regional Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay tienen leyes de Etiquetado Frontal. En ese sentido, Chile fue el pionero en la región en sancionarla, en 2012. En 2018, el Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos de dicho país realizó la primera evaluación sobre el impacto y entre sus conclusiones se destaca que las compras de bebidas azucaradas y cereales disminuyeron en 25% y 9%, respectivamente.

Sobre la normativa en otros países, Pino detalla que la misma “incluye colores o grados de exceso de ciertos componentes”. “Actualmente en nuestro país, a través de los octógonos, podemos identificar que hay un exceso, pero no nos dice la cantidad. En otros países ya se está implementando con letras de la A a la D y del rojo al verde en distintas gamas de colores y tiene que ver con la cantidad del exceso”, remarcó. 

“Hoy en día, en Argentina, la ley se implementó de esta manera, pero en un futuro puede ir mutando y asemejarse a otras que hayan funcionado mejor en otros países”, concluyó.

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