Natanael Ponce es profesor de teatro, actor y bailarín.
ARTISTA LOCAL

Natanael Ponce: “Está bueno que exista la diversidad y que todos puedan ser libremente”

En el marco de la celebración del Día del Orgullo LGTBIQ+, Democracia dialogó con el actor, profesor y bailarín juninense quien se refirió a la importancia de la visibilidad.

Hoy 28 de junio es el Día Internacional del Orgullo LGTBIQ+, y como cada año, la reivindicación se centra en denunciar el rechazo y la discriminación hacia el colectivo, así como en luchar por una mayor igualdad y respeto. 

Al respecto, Democracia conversó con Natanael Ponce, quien relató su recorrido como profesor de teatro, actor y bailarín juninense; y, además, como referente para la comunidad LGTBIQ+ en la ciudad. Ponce trabaja actualmente en la Escuela de Educación Artística N°1 Víctor Grippo, en la Primaria de Saforcada, en el Estudio de Danzas Adriana Conde, donde brinda el taller de Teatro Musical; y dirige el Grupo Frenesí, de danza-teatro. Su formación fue en la Escuela de Teatro "Gilberto A. Mesa".

“Con Vicky Barrera y Gala Vega estamos detrás del evento Alebrije, un ciclo de arte queer, que comenzó el año pasado acá en Junín, y en el cual ha predominado la temática del drag-queen y del transformismo”, relató. Y explicó: “El transformismo se trata de resaltar todas las facciones y características femeninas. También es algo político que te marca”.  

Se define como un activista de los derechos de la comunidad LGTBIQ+, que acompaña “desde el arte y desde el show”. “Fui invitado a estar en la apertura de las tres marchas del Orgullo que se han hecho aquí y para mí eso es apoyar la lucha para que se respeten los derechos, para que exista más visibilización”, relató. Y agregó: “Soy un activista desde el arte. Trabajo desde lo que dirijo, de romper estructuras. Además, considero que está bueno que exista la diversidad y que todos puedan ser libremente”. 

También se refirió a la educación como la herramienta clave para “habilitar la libertad y romper con estereotipos”: “Me formé como bailarín de folclore donde reinaba la cuestión binaria de hombre-mujer. Pero hoy en día estoy haciendo transformismo vestido de paisana, como un personaje, y eso no quita que no siga valorando las tradiciones, pero busco darle otra mirada”. 

Y añadió: “Las danzas folclóricas nos representan, pero ya no es obligatorio bailar hombre con mujer. Actualmente cualquiera puede bailar con cualquiera porque lo importante es bailar”. El momento de mayor orgullo para Ponce fue haber decidido ser quien es actualmente: “Fue cuando decidí dejar todas las estructuras y creencias que había consumido en mi infancia, en mi adolescencia y en parte de mi juventud. Decidí soltar todo eso y elegí ser artista, docente, bailarín. Antes soñaba en montarme en tacos, con pelucas, plumas y hoy en día lo estoy cumpliendo con eventos, con cuadros de transformismo”, aseguró. 

 

Orgullo en Junín

Para Ponce, a la disidencia, a la comunidad LGTBIQ+ aún le resta ganar “más espacio en Junín”. “Todavía falta ocupar más espacios en los trabajos, en las instituciones, en los bares, en los boliches. Porque quizás, estaría bueno que un evento como Alebrije se haga todos los fines de semana. Es decir, que la comunidad sepa que tiene un espacio donde no los van a mirar, ni a criticar, ni tampoco decir algo por como estás vestido”. 

Si bien destacó la presencia y las actividades de los centros culturales en Junín, aún el proceso de pertenencia en la ciudad “va lento”. 

 

Origen e historia 

La historia del Día Internacional del Orgullo comenzó en la madrugada del 28 de junio de 1969, cuando la Policía llevó adelante una feroz represión en Stonewall Inn, uno de los pocos bares en Nueva York que permitía el ingreso de la comunidad gay.

Hubo varias manifestaciones espontáneas en contra de esta redada que derivaron en disturbios. Estos sucesos se consideran el origen de la lucha del colectivo por sus derechos.

En 1970, tuvo lugar el primer desfile del Orgullo a modo de conmemoración de lo sucedido en Stonewall el año anterior. Hubo marchas reivindicativas en las ciudades estadounidenses de Nueva York, Los Ángeles, Chicago y San Francisco.