En la ciudad de Junín, un joven emprendedor marcará un hito al inaugurar el primer hostel destinado a estudiantes y viajeros, transformando una histórica propiedad frente a la estación del ferrocarril.
La antigua casa, que sirvió como hogar para ferroviarios a principios del siglo XX, fue meticulosamente renovada y ofrecerá una acogedora estancia con seis habitaciones, baños modernos, cocinas compartidas y una zona de entretenimiento que incluye un metegol.
Este proyecto no sólo revitaliza un pedazo de la historia local, sino que también proporciona una solución de alojamiento accesible y conveniente para quienes visitan la ciudad.
El hostel, con su ambiente cálido y su enfoque en la comunidad, se convertirá en un punto de encuentro para personas de todas partes.
“Vengo viajando mucho en hostels y me encanta cómo se generan vínculos y amistades y experiencias con intercambio cultural. Y quería que se genere ese espacio también en Junín, porque por ahí no todos tomamos conciencia del tránsito que hay de extranjeros y mismo de personas de América Latina y del país también”, explicó Gabriel Guido a Democracia, el emprendedor detrás de esta iniciativa.
La ubicación estratégica, en Jorge Newbery 77 justo en frente a la Plaza de los Ferrocarriles Argentinos, facilita el acceso y asegura que el tránsito hacia otros destinos sea sencillo y eficiente.
Hace más de seis años, el emprendedor juninense ya había iniciado su camino en el mundo del alojamiento, a través de Airbnb, con el alquiler temporario de un departamento en Junín, donde descubrió que había recibido gente de Dubai, Canadá, China, Francia y España.
“Entonces eso me quitó esa idea de que por ahí a veces los mismos juninenses no tenemos tanta proyección, pero sí la tenemos, por lo que quise capitalizar todas esas experiencias de todos mis viajes y así poder aplicarlo acá”, expresó.
Por eso, con el hostel “buscamos cautivar un poco el turismo o el viajero que está en Buenos Aires, que pueda tomarse un tren, venir, tener un hostel con un precio low cost que les abra la puerta para conocer las lagunas, viñedos, hacer experiencia de parapente, y disfrutar la gran oferta turística de Junín”, indicó.
En cuanto a la ubicación del alojamiento, Guido afirmó: “Siempre pensé que esta era la zona y siempre la visualicé. Veo que el viajero de hostel es más bien de mochila, lo asocio a lo popular y el tren creo que representa mucho esto; y a su vez el potenciador de estar entre la facultad, conservatorio, al cual yo fui muchos años, y el polo gastronómico que hoy se ha formado acá en Pueblo Nuevo”. “Desde febrero todavía estamos en obra, esperamos poder inaugurar en noviembre. La propiedad estaba abandonada, ya hacía más de dos años, y tiene la particularidad de que hace 33 años atrás, yo hice salita de tres acá, sin saberlo, y si bien la parte de adelante se usó como oficina administrativa, la parte de atrás, desde ese entonces hasta hoy, se conserva original, con esos dibujitos todavía pintados en la pared”, destacó.
También, la propiedad cuenta con historia ferroviaria y del desarrollo de Junín, ya que se ubica frente a la estación y del predio del ferrocarril. Además, en la esquina de Newbery y Sáenz Peña, donde actualmente funciona la Unnoba, estaba el Club Inglés.
“Acá todavía no terminé de descubrir bien cuál era el rol de esta propiedad, pero todas estas propiedades vecinas que estaban enfrente al ferrocarril, eran de los trabajadores, y de los jefes que dirigían todos los talleres del ferrocarril y demás”, explicó Guido.
El estilo
En relación al estilo del hostel, el emprendedor juninense sostuvo: “Yo me inspiré en un modelo que nace en Silicon Valley, que se llama coliving. Es un concepto, que lo que hace es la fusión de cowork con covivienda. Entonces la idea es brindarle un soporte a las necesidades del viajero digital, que pueda tener una buena conectividad”.
“Copia un poquito esta parte de los juegos de las oficinas de Google, por eso hay un metegol, hay un jenga, hay ajedrez, entre otros, y la idea es seguir creciendo en la parte que estimula la creatividad”, indicó. Además, “tenemos una oficina que queremos llamarla Sala Brainstorm, que cuenta con pizarra y está pensada para hacer ayuda de ideas y para proyectos. La idea es que esté abierta a la sociedad, para todo aquel que tenga una ONG o que tenga un proyecto y que necesite espacio para reunirse sin fines de lucro. O sea, tanto la oficina, como la parte de cowork, se van a abrir para que puedan brindarse esas condiciones para el crecimiento de proyectos”, manifestó.
En cuanto al nombre del hostel, Gabriel reconoció que continúa en blanco. Si bien estaba avanzando con una empresa en la asesoría para el desarrollo de marca y de identidad, hubo una situación que le hizo repensar el nombre para el alojamiento.
“Estaba sentado ahí en el escaloncito de la puerta de entrada, mirando la Plaza, vino una excompañera del jardín, Antonela, que se acercó y me dijo: ‘Che Gabi, ¿te acordás que acá hicimos salita de tres?’ Y a partir de ahí sentí la necesidad de pausar, de no acelerar este tema del nombre, porque entiendo que tiene mucha historia y, además del jardín, quiero seguir investigando sobre este fenómeno del ferrocarril, y cómo impactó en Junín, y qué rol cumplía esta propiedad en ese escenario”, apuntó. Además de sus comodidades básicas, el hostel generará una unión entre diferentes culturas, fomentando un sentido de camaradería entre los huéspedes.
Esta combinación de historia, modernidad y espíritu comunitario hará del nuevo hostel de Junín un lugar imprescindible para los visitantes, destacando el ingenio y la visión de su joven fundador.
“Estamos organizando un evento del estilo de Mundo Lingo, que se hace en Buenos Aires, donde se invitan a todos los extranjeros a juntarse un día y a generar un intercambio cultural. La voy hacer porque la disfruto y está en mi esencia también. Así que la música, el arte, y la cultura se van a conjugar en este espacio, ya que representan todo lo que me gusta”, expresó Guido.
Cabe destacar, por último, que Gabriel se encuentra en esta nueva etapa como emprendedor, a la cual la llama “una etapa de mimo” porque siempre “el turismo, el hostel y los viajes, para mí representaron como un cambio de aire, como algo que me recargaba las pilas, y poder vivirlo en primera persona es como también sentir que sigo dándole para adelante, pero ya desde un lugar no tan aguerrido, como por ahí en mis orígenes 16 años atrás, sino ya un poquito más relajado, más estabilizado, y haciendo esto que también me gusta mucho”.
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