Las exportaciones de soja y sus derivados superaron 5,1 millones de toneladas en mayo, mes en que normalmente se produce la mayor cantidad de envíos.
El volumen se ubica un 60% por arriba del de 2023, y es mayor al promedio de la última década para el mes y el más alto desde 2020, de acuerdo a un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
En este contexto, las fábricas procesadoras de la oleaginosa aportan sostén a los precios en su intención de originar mercadería dada la fortaleza de los derivados y su alta demanda externa.
Así, según informó la BCR, durante la primera semana de junio acumularon compras por 760.000 toneladas, y entre nuevos contratos y fijaciones se cerraron precios a 790.000 toneladas de soja.
Además, el sector exportador de soja en grano mantiene su demanda y, en la primera semana de junio, compró 170.000 toneladas.
Democracia consultó a la presidente de Federación Agraria Filial Junín, Rosana Franco; el productor y concejal de Juntos, Rodrigo Esponda, y el prosecretario de Carbap, Gustavo Frederking, quienes se refirieron a las exportaciones en un mes que suele ser clave para el sector y que se considera una suba más que positiva respecto del año pasado.
“Es positivo que se exporte cada vez más”
“Es un dato positivo”, aseguró Frederking sobre el informe de la Bolsa de Comercio de Rosario. “Argentina es un país en el que el 70% de las divisas ingresan del campo. Es positivo que se exporte cada vez más, y que eso sea moneda corriente. Que hagamos un vínculo más fuerte con la industria”.
En detalle, señaló que “de la cifra de 5 millones de toneladas, un dato para tener muy en cuenta es que 3 millones de toneladas son de harina de soja que se van al sudeste asiático y Turquía. Si a nuestra materia prima le agregamos elaboración, los ingresos son superiores y se desarrolla mucho más la industria, generando más puestos de trabajo”.
Frederking insistió en que “por ahí es el camino a donde tenemos que ir como argentinos, con el camino de la minería, el litio, el petróleo, todo lo relacionado con Vaca Muerta. Y quitarle la pata de encima a los que producen, a los que le agregan valor al producto, que invierten, que buscan producir” y aprovechar “que el mundo necesita nuestros productos”.
A su vez cuestionó “las trabas y regulaciones” actuales y aseguró que “sacar retenciones no es un beneficio para nuestra actividad, sino para el país en su conjunto. Es un impuesto distorsivo y recaudatorio que fue a gastos, subsidios. Si hubiera ido a la producción, esta habría aumentado”.
Capacidad de producción
“En mayo es normal que se venda un poco más que en otros meses debido a que muchos de los contratos de las compras de insumos, pagos de seguros y otros gastos se afrontan en el mes de mayo; con lo cual es normal”, reconoció Esponda.
A su vez indicó que “también es lógico que las ventas sean más escalonadas este año debido a que todos los insumos, pago de alquileres, están tan ligados al dólar que la forma de asegurarse poder seguir trabajando y poder seguir sembrando es administrar muy bien las ventas de cultivos, de los granos, para poder adquirir los insumos para la próxima campaña y para pagar los compromisos, sobre todo de alquileres, que tenemos por delante en el año”.
En ese sentido, cuestionó la “absurda resolución del Banco Central de no otorgar créditos a los que disponen de más del 5% de soja sin vender en el año”.
“Uno no guarda la soja por una cuestión de precio, sino por todo lo que tiene que afrontar, en granos o en dólares, y es la única forma en un país en donde no se puede acceder al sistema de cambio libremente”, señaló.
Por su parte, Rosana Franco, presidente de la Federación Agraria Filial Junín, aseguró que “este año hubo más cosecha que las campañas anteriores, por eso se exporto más”.
Señaló que “esto demuestra la capacidad de producción del campo y el trabajo de la agroindustria de generar valor agregado y exportar al mundo. Si tuviéramos menor presión fiscal y más incentivo para producir, se generarían más productos para exportar”.
El informe
En mayor detalle, del informe surge que del total embarcado en mayo, poco más de 3 millones de toneladas corresponden a harina de soja, principalmente con destino a Turquía y al sudeste asiático; 543.000 toneladas, a aceite que fueron mayormente a India; y 1,4 millones de toneladas, a poroto, enviadas casi con exclusividad a China.
Las exportaciones de soja y sus derivados fueron las más altas desde 2020 en mayo, el mes clave del año.
En la segunda mitad del mes de junio partirían en los buques desde los puertos argentinos 2,8 millones de toneladas de este complejo oleaginoso, de las cuales 700.000 de poroto partirían con destino a China; 1,6 millones corresponderían a harina y más de 400.000, a aceite.
De concretarse, junio finalizaría con 4,6 millones de toneladas exportadas de productos sojeros, un valor muy por encima del promedio de los últimos 10 años. Sin embargo, la entidad santafesina advirtió que, dada la dinámica de las cotizaciones, el margen teórico del sector industrial ya se encontraría en negativo. Mientras que el de la exportación de poroto se ha hundido por debajo de los U$S10 por tonelada, poniendo un tope al poder de los compradores.
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