En un contexto nacional de crisis económica, Junín enfrenta una realidad en la que, según informaron a Democracia, se está reportando la entrega de ciertos locales comerciales debido a la reapertura de otras locaciones de menor superficie y en ubicaciones no céntricas.
En tal sentido, Daniel Di Palma, presidente del Colegio de Martilleros y Corredores Públicos de Junín, indicó que “se sostiene la demanda de locales en locación, más allá de las renovaciones de los contratos y de la nueva fijación de valores o actualizaciones de precios de acuerdo con la inflación de los últimos tiempos”.
“Esto tiene que ver con un reacomodamiento general de la economía y del comercio en general y de la valoración y los costos pertinentes. No obstante, no es tanta la cantidad de desocupación, sino que son algunos casos puntuales en distintas áreas comerciales de la ciudad”, sostuvo. Y remarcó: “No ha habido una deserción masiva, simplemente puede haber algún local desocupado, pero todos los centros comerciales de la ciudad tienen una ocupación prácticamente del 99%”.
Con relación a los contratos, dijo que “estamos negociando los nuevos contratos pactados con índices inflacionarios con ajuste trimestral, cuatrimestral y semestral, pero tiene que ver y se condice con el corrimiento inflacionario de la economía en general”.
Tal como se desprende el informe de la Sociedad Comercio e Industria de Junín, Di Palma informó: “Lo que vemos es una pérdida de venta, una disminución del poder de compra del asalariado producto de pérdida de poder adquisitivo y esto repercute directamente sobre el comercio”.
“Básicamente desde la inmobiliaria y las administraciones comerciales llevamos adelante negociaciones para sostener el comercio con las aperturas de nuevos comercios y los comercios que ya están funcionando sostener, darle estabilidad y sostener los puestos laborales”, confirmó. “Sabemos que es una situación difícil en cuanto al incremento general de precios, tasas municipales, provinciales y cargas tributarias, que hacen que, juntamente con el incremento de los montos locativos producto de la inflación y los nuevos pactos, agudice el área comercial”, subrayó.
Pero “estamos llevando adelante negociaciones continuas, puntuales, contrato a contrato desde la inmobiliaria y los que realizamos administraciones comerciales para que permanezcan los comercios con sus puertas abiertas y sostengan los puestos laborales”, concluyó.
Nuevos contratos
Por su parte, el martillero Hernán Pietrobón sostuvo a este diario que “se observa que, desde comienzo de año a la fecha, hay más locales disponibles sobre todo en la zona céntrica que es en donde más impacta el tema de los incrementos. Todos los bienes y servicios hasta el cambio de gobierno venían siendo controlados en donde el alquiler todavía era soportable”.
Cuando los alquileres se renuevan o eventualmente se ocupa un nuevo local “se pasa a cobrar valores de mercado y naturalmente el propietario aspira a poder ir incrementando por periodos de tiempo tal vez más cortos que los que se venían haciendo porque en un contrato comercial antes posiblemente se ajustaba cada seis meses y muchos de los que vienen caducando o que se vienen venciendo todavía conservan prórrogas de condiciones que tenían antes, en donde se fijaba directamente un índice inflacionario preacordado entre las partes”, agregó.
“Yo todavía tengo contratos en donde había acuerdo en el que se le aplica un 25% por semestre pensando que la inflación no iba a superar nunca esos valores en los momentos que se celebraron en 2021 y 2022. Ahora, al vencerse naturalmente, ya quedaron desfasados, y en algunos casos hubo acuerdo entre las partes para fijar aumento fuera de contrato para que de alguna manera el inquilino no se viera forzado a tener que mudarse cuando llegase el momento de renovar”, afirmó.
En efecto, reconoció que “todos los bienes y servicios se vinieron apreciando a través del tiempo a valores inflacionarios con excepción de los alquileres. Ahora nos encontramos con que los alquileres pasan a cobrar valores de mercado en donde obviamente sumado a todos los cargos que tiene que soportar el comerciante posiblemente se le dificulte para poder continuar.”
En otras palabras, “hoy alquilar en zona céntrica supone contratos por el término de dos años, y podría ser hasta tres años de vigencia, con ajustes ya no semestrales, por periodos de tiempos más cortos y en algunos casos se han celebrado contratos por dos años con ajustes trimestrales de acuerdo con el IPC. Es complicado a veces, yo lo comprendo, para los inquilinos que tienen que hacer un gran esfuerzo para poder soportar la carga tributaria, sueldos, tasas y servicios, obviamente con el alquiler pasa algo parecido”, manifestó.
Es decir que “hay una oferta de locales que no solamente se centran en la zona céntrica, porque si vamos al caso en Sáenz Peña hoy hay locales disponibles, pero también los hay en Rivadavia”, aclaró Pietrobón.
Por ejemplo, el corte de calle Rivadavia a la altura de las vías del ferrocarril, debido a la paralizada obra del paso bajo nivel, “hizo que muchos comerciantes que estaban en esa zona hoy literalmente no le encuentren sentido mantenerse abiertos porque no tienen tránsito y muchos de ellos vivían justamente de ese tránsito peatonal o de transeúntes o de gente que circulaba”.
Rivadavia desde el paso a nivel hacia avenida Libertad “es como que ha quedado bastante obsoleta, entonces esos comerciantes también siguen teniendo los mismos costos y van quedando locales disponibles en virtud justamente de una retracción tremenda en el consumo y en valores que si bien se tratan de adecuar, hay que entender a los propietarios que también quieren que su propiedad se precie medianamente, que valga la pena tener alquilados”, destacó.
Por otra parte, “un fenómeno que también se puede observar es que hay muchos rubros, que también ocurrió en el 2001, van migrando. Por ejemplo, hay muchísimas tiendas de ropa que tienen su local abierto a la calle y además tienen una venta online. Ha habido comerciantes que han optado por volcarse a potenciar u optimizar el negocio online, siendo que por ahí les da mejor resultado”, informó el martillero.
“Esto también tiene que ver con ciertas restricciones que puede haber a nivel habilitación, o sea, no se puede desarrollar cualquier actividad en cualquier parte, hay ciertas restricciones, entonces lo que es, por ejemplo, gastronomía, cada vez más se restringe en la zona céntrica, entonces se busca un poco más la periferia. Así es como se van conformando polos gastronómicos, textiles, bolicheros, entre otros”, explicó.
A diferencia de la década del 90, donde proliferaron muchos locales grandes, “hoy nos encontramos con que esa tendencia cambió, se modificó: cada vez se necesita menos espacio. Hoy no se requiere tener grandes superficies para poder atender al cliente”, subrayó.
“Si en algún momento pasa que no hay demanda, tal vez lo que pueda ocurrir es que los precios tiendan a bajar, antes que tenerlos desocupados o ociosos, y por ahí puede ser que se reduzcan los valores de alquiler”, concluyó.
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