Marcelo Rastelli y Eduardo Kruse abordaron distintos temas.
Marcelo Rastelli y Eduardo Kruse abordaron distintos temas.
SALÓN DE LA DEMOCRACIA DE LA UNNOBA

“Tenemos un territorio en evolución”, afirmaron en la charla sobre el manejo del agua en Junín

La misma estuvo a cargo del ingeniero hidráulico Marcelo Rastelli y el geólogo Eduardo Kruse, quienes abordaron la obra del Río Salado, el sistema de tres lagunas, la calidad del agua, el déficit y el acceso de lluvias, y su impacto en las actividades productivas.

Este viernes último, en el Salón de la Democracia de la Unnoba se realizó una charla abierta con el objetivo de introducir a la comunidad en la temática del manejo del agua en Junín y la región, organizada por la Fundación Ciudad Abierta y la Unnoba.

La charla estuvo a cargo del ingeniero hidráulico Marcelo Rastelli y el geólogo Eduardo Kruse, ambos especialistas en la temática, quienes abordaron la obra del Río Salado, el sistema de tres lagunas, la calidad del agua, el déficit y el acceso de lluvias, y su impacto en las actividades productivas, entre otros temas.

En diálogo con Democracia, Rastelli afirmó que en la conferencia se buscó “reflexionar sobre esta alternancia ya descrita desde la época de Ameghino, donde esta región y en general la llanura pampeana se caracteriza por la alternancia de ciclos húmedos y ciclos secos. No es que desconozca las variaciones del clima en aquellos casos que ha estado influenciada por modificaciones antrópicas, pero tengo que rescatar y resaltar que esta región se ha caracterizado por dos cosas: por esta variabilidad de alternancia de sequía y de ciclos de inundación; y por la continuidad de un cambio climático”. 

“Es decir que la llanura en general ha sido el objeto de una modificación del clima desde el periodo de la desertificación, todo esto era un desierto y comenzó un ciclo húmedo que todavía está en transformación. Y como consecuencia de eso, la geografía está en transformación, es decir, con la falta de existencia de cursos de agua hacia el noroeste, y la acumulación entre las dunas”, explicó. 

“Todos los fenómenos que hemos conocido y padecido, especialmente en las últimas décadas, demuestran que tenemos un territorio en evolución. Entonces, la idea es reflexionar juntos sobre las acciones que podemos emprender desde la comunidad, desde el ámbito universitario, para armonizar nuestra actividad productiva, deportiva, de modo de amortiguar o adaptarnos del mejor modo posible a estos efectos variables del clima y acompañar el conjunto de obras que se pensaron en el marco del Plan Maestro del Salado, que es el estudio más amplio, más abarcativo y más general, sobre la problemática de la región”, señaló. 

En relación al manejo de las compuertas de las tres lagunas del partido de Junín, “hay un plan de consignas de maniobra que yo creo que está correctamente diseñado, pero que no tiene la difusión y el compromiso social e institucional suficiente como para que todos convengamos que a veces, cuando está cerrado o cuando está abierto, hay una razón técnica que lo avala. Pero para esto es necesario involucrarse y es necesario que haya difusión y comunicación”, indicó. 

Por otra parte, “hay que entender que las acciones que se pueden desarrollar se hacen dentro de ciertos márgenes en los cuales la naturaleza nos permite. Tanto las inundaciones extremas como las sequías extremas escapan al alcance de las acciones de manejo y a veces, bueno, es lo que la naturaleza ha deparado”, sostuvo. 

“Por eso yo creo que, más allá de los actos, obras y acciones que emprendan los ámbitos gubernamentales provinciales e incluso municipales, es muy importante que los ámbitos académicos también estén involucrados para que la comunidad tenga un ámbito neutral, objetivo, fundado con buen fundamento técnico-científico, no sólo para brindarle las explicaciones, sino para que también, (cuando la comunidad actúa, porque sabemos que en el ámbito agropecuario hay desarrollo de obras de canalización) se haga bajo la inspiración técnica más adecuada y razonable posible”, manifestó Rastelli. 

Y recordó: “Yo he participado durante muchos años como representante de la Provincia ante el Comité de La Picasa, y debo decir que la derivación de agua desde La Picasa a la provincia de Buenos Aires, en términos de la capacidad de las obras que tenemos desde este lado, es relativamente menor”. 

“Pero no hay dudas de que hay una sensibilidad en la población de que todas las acciones que se hacen son perjudiciales, y eso hace que la gente se predisponga del peor modo posible. La provincia de Santa Fe no ha acertado en hacer las cosas de modo de dar transparencia, de dar confianza, de dar integración con los productores de la provincia de Buenos Aires, y bueno, esa realidad hay que entenderla también”, destacó. 

Los cuerpos de agua, tanto en los arroyos como en las lagunas, están influenciados por las precipitaciones directas que reciben, pero también por los niveles de agua subterránea.

“Entonces, pensemos que la provincia de Buenos Aires tiene, por debajo del suelo, una gran esponja que es su gran reserva de agua dulce y que es la que permite que tengamos fertilidad y, desde el punto de vista agropecuario, sea tan valioso. Cuando los niveles de agua subterránea se evaporan y se pierden, la sequía se transforma en inevitable, aun lloviendo, porque absorbe todo, porque se va a la recarga”, explicó. 

“Del mismo modo, cuando cambia y empieza a haber lluvia y se llenan los niveles de agua subterránea, empiezan a aparecer pequeñas lagunas o las lagunas existentes, a modo de testigo de que ya hay agua”, subrayó. 

“Yo creo que está ocurriendo un lento regreso al periodo húmedo, que vamos a ver si se sostiene, porque hay quienes pronostican que el clima después de la primavera va a volver a estar seco”, concluyó.

“La alternancia siempre existió”

Por su parte, Kruse destacó a este diario que primeramente “lo que hay que reconocer es cómo funciona el sistema hídrico. A veces, digamos, con las sequías, con las inundaciones, hay distintos funcionamientos que ponen en riesgo la producción. Y ese riesgo hay que afrontarlo de alguna forma y hay distintas formas”. 

“Una de esas es que la sociedad tome conciencia de lo que significan estos fenómenos y por eso creo que es muy importante esta reunión para uno acercarse. Los conocimientos que uno tiene o los conocimientos de una universidad hay que poder acercarlos a la sociedad y que la sociedad sepa cómo son realmente los fenómenos”, afirmó. 

“Estamos atravesando una sequía histórica, pero la alternancia entre sequías e inundaciones siempre existió. Hay registros no sistematizados, en la época colonial, donde hay descripciones de grandes sequías y grandes inundaciones. Y después los registros también van produciendo, van determinando que existen periodos de sequías y períodos de inundaciones. Eso es una alternancia que se va produciendo y es típico de esta llanura. Y los fenómenos de La Niña (seco) y El Niño (lluvioso), son el reflejo, reflejan esa situación, en definitiva. Pero lo que se está dando es una alternancia entre sequías e inundaciones”, confirmó. 

Sobre la recuperación de los espejos de agua, el geólogo reconoció que tiene mucho que ver la posición del nivel freático: “Cuando el nivel freático está un poco más alto la posibilidad de que las lagunas tengan agua, que es como un afloramiento, es mucho mayor. Más que el escurrimiento, está relacionado también con la posibilidad de que los niveles freáticos puedan ascender o descender. Ese es un factor que controla, digamos, la disponibilidad de agua en distintos sectores”. 

En relación al dragado de canales, sostuvo que hay que tener en cuenta que “todo lo que sean las obras de la actividad del hombre que estén preparadas para situaciones distintas. Y en este caso seguramente va a venir un periodo de inundación también a futuro”. 

Y advirtió que “el crecimiento urbano hacia las lagunas y arroyos siempre trae problemas cuando se produce la inundación”.

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