Una imagen dando clases de inglés para estudiantes de primario.
Una imagen dando clases de inglés para estudiantes de primario.
PROFESORA DE INGLÉS

Evangelina Elizabeth José Escandar: “Un idioma expande nuestra visión sobre el mundo”

A los once años se adentró en el estudio de una lengua extranjera por curiosidad. A través de una suplencia experimentó el dar clases y descubrió su vocación por la docencia. Tras especializarse y comenzar su carrera profesional decidió emprender su propio lugar de clases. Hoy, con 30 años de trayectoria, se convirtió en una referencia en Junín y la zona.

Nacida y criada en nuestra ciudad, Evangelina Elizabeth José Escandar eligió Junín para estudiar su carrera y crecer profesionalmente. Pese a tener la posibilidad de ir a otra localidad para formarse, prefirió quedarse y trabajar arduamente por su vocación desde su terruño.

De descubrir su vocación a especializarse a través del estudio, haciendo sus primeros pasos laborales en escuelas para, finalmente, dar el gran paso de emprender y llevar adelante el sueño de tener su propio instituto de lengua inglesa. A grandes rasgos, podría reconocerse, que esa ha sido y es la hoja de ruta de Evangelina José que ha ido construyendo una carrera exponencial en lengua inglesa.

En diálogo con Democracia, recordó su infancia en el barrio de Villa Talleres; contó cómo comenzó su relación con el inglés; compartió sus primeros pasos laborales en escuelas primarias y secundarias de nuestra ciudad; y, finalmente, realizó un balance de su trayectoria como profesional.

Infancia 

“Mis papás eran bancarios y yo pasaba gran parte del día con mis abuelos y primos. Hasta mis diez años crecí en el barrio de Villa Talleres y yo me la pasaba a lo largo de Avenida República, que era muy distinta a la de hoy, ya que, era de tierra”, introdujo acerca de sus primeros años en un Junín de antaño.

En tal sentido, señaló: “Tengo hermosos recuerdos. Hacíamos tortas de barro para darle a las muñecas, armábamos chozas con lo que podábamos de los árboles, jugábamos con el elástico y mi tío hacía agujeros en la tierra y nos asaba batatas. Hice el jardín en el San Jorge y los estudios primarios y secundarios en el colegio Marianista”.

En torno a las diferencias con las infancias actuales consideró que “los chicos teníamos mucha más seguridad para jugar en la vereda y en las calles del barrio. También los juegos eran más sencillos con cosas que teníamos a mano. Si alguien tenía pileta íbamos todos a su casa”.

“A los diez años me mudé al barrio del Club Junín y continué desarrollando los estudios en el Marianista: fue ahí donde desarrollé una identidad cristiana fuerte, un espíritu de familia que hoy me acompaña y pude hacer vínculos de amigos fuertes que todavía permanecen. Esos años de estudio me marcaron mucho en la fe y lo vincular con compañeros”, narró. 

Y valoró: “He tenido docentes muy humanos que nos trataban de una manera cercana y que hicieron que mi paso por ahí realmente sea memorable”.

Inglés

Acerca del comienzo de su vínculo con una lengua extranjera, Evangelina, contó: “Mi vecina, a los once años, me cuenta que va a comenzar clases particulares de inglés con una profesora adscripta a un instituto. Decidí comenzar las clases con ella y, desde la primera clase que hice, me fascinó”.

Sobre sus primeros pasos en la materia como estudiante recordó: “Me atrapó y me encantó, y, a partir de ahí, mi profesora sin saberlo fue generando en mí una pasión por el idioma, por su cultura, por la comunicación que el idioma tiene que me acompaña hasta el día de hoy”.

Sin querer hacer explícita su mención, apelando a una manera enigmática de mencionarla, Evangelina manifestó: “La profesora en cuestión es Mónica ´F´: hacia ella va mi reconocimiento y gratitud por todo lo sembrado en mí por el idioma”.

Como todas las profesiones, en las que existe un día “distinto” que marcan el comienzo en el andar, su caso fue particular. Al respecto, comentó: “Se enferma mi profesora y me pide que la reemplace en dos clases. Tenía 17 años, sin experiencia y, con el papelito de la clase diagramada por ella, la fui a reemplazar. Cuando terminé esas clases me di cuenta de haber vivenciado una experiencia tan gratificante que eso terminó de decidirme”. 

“Finalicé y dije ´esto quiero hacer toda la vida: dar clases de inglés´. Entre todas las opciones que manejaba, estas clases me hicieron decidir, ya que, otra era ser pediatra”, añadió.

De aquella experiencia piloto hasta convertirse en una verdadera docente del idioma, Evangelina José tuvo un proceso de aprendizaje y formación. Para hacerlo, eligió el Instituto de Formación Docente N° 129, en el edificio de la escuela Normal, que sigue funcionando al día de hoy.

Respecto a lo que significó tal elección indicó: “Mi familia me acompañó desde un primer momento. Fue una carrera intensa: el profesorado de inglés no es nada fácil debido a que requiere un estudio constante y prácticas continuas”.

Pese a las múltiples sedes y lugares para estudiar esta carrera, eligió quedarse en nuestra ciudad y desarrollarse localmente. Acerca de tal decisión manifestó: “Si estaba en Junín, ¿por qué irme a otro lugar? Este profesorado de inglés contó siempre con una muy buena referencia y docentes”.

De tal forma, logró realizar la carrera en tan solo cuatro años. “Antes de estar recibida fui llamada por los colegios San José y Marianista para dar clases en los niveles de primaria.

En mi último año de profesorado comencé mi carrera docente en estos colegios”, expuso.

Sin embargo, su comienzo laboral no se limitó solo a las escuelas, sino que también lo complementó con la docencia en institutos especializados en lengua inglesa.

“Paralelamente, comencé a trabajar como profesora adscripta en un instituto. Trabajé durante 13 años hasta que sentí la necesidad de tener un espacio propio que refleje mi manera de vincularme con el idioma, que maneje programas de estudios y sus tiempos”, expresó.

Emprendimiento 

Precisamente, de la “incomodidad” o de las nuevas ideas junto al deseo de alcanzar metas y transformar la realidad es cuando los cambios se vuelven realidad. Por ello, Evangelina José decidió dar un nuevo paso a nivel profesional cuando, en 2010, creó el instituto “Saint-Trinity School of English”.

“Su nombre tiene una connotación religiosa y hace referencia a la santísima trinidad que es la comunidad donde viven las personas del cielo: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”, explicó en torno a su nombre. 

Y opinó: “Creo que Saint-Trinity se relaciona con la Santísima Trinidad porque tiene que ver con un grupo de personas: docentes, alumnos, padres, que trabajamos con un objetivo común: enriquecer a la persona humanamente y ampliar sus capacidades innatas”.

Antes como alumna, hoy como docente y directora del instituto, brindó su mirada acerca de la pedagogía que persigue: “Me interesa que el alumno se sienta estimulado, que pueda hacer frente a los desafíos del idioma y pueda dar su máximo de capacidad en el aprendizaje”, detalló.

Por eso, acerca de los beneficios que trae aparejado los nuevos conocimientos expresó: “Estudiar un idioma expande nuestra visión del mundo y es adentrarte a una nueva cultura y conocer hábitos, costumbres y formas de vida”. 

“Hoy en día quien aprende inglés puede disfrutar de un video en cualquiera de las plataformas digitales; puede leer artículos periodísticos o académicos y eso es grandioso: comprender los textos en el idioma en que están escritos”, enumeró.

No solo aportó su visión, sino también lo fundamentó con datos. Al respecto, agregó que “está comprobado científicamente que estudiar otro idioma trae beneficios: mayor capacidad de resolución de problemas, mejor memoria, herramientas para derribar barreras lingüistas cuando viajamos”. 

“De hecho, el idioma de turismo es el inglés y, además, es elegido a nivel mundial. Es una herramienta para las personas que están insertas en el mundo laboral”, remató.

Cierre

Con más de 30 años de trayectoria, al mirar en retrospectiva, la destacada docente analizó: “Cuánto camino recorrido y vocación desarrollada. Mirándome a los 20 años, a mis 30 y, ahora, esta vocación docente hoy sigue intacta: me sigue acompañando la misma pasión, compromiso y creatividad con la que comencé a trabajar”. 

“Tengo el mismo amor por los chicos que me sigue impulsando a dar clases. Sin dudas, mirando hacia atrás, elegí la profesión justa para mí”, resaltó.

Además de la carrera, otra decisión fundamental fue el hecho de elegir quedarse en Junín para estudiar. Al respecto, explicó: “Fue para poder desarrollar mi proyecto familiar, personal y laboral. La valoro mucho porque es una ciudad universitaria con mucha oferta educativa y muy atractiva: tenemos la facultad con muchas carreras, institutos terciarios y profesorados”.

Como parte cualitativa, enfatizó el crecimiento de Junín como urbe al opinar que “estudiantes de pueblos vecinos optan por venir, y no solo ellos, sino también familias enteras que vienen para desarrollarse”.

“Se ha ampliado mucho con nuevos barrios y quintas que se encuentran habitadas por gente. Al ser una ciudad mediana en su tamaño conserva ámbitos de ciudad chica: el ritmo de vida, que no es tan frenético como las grandes ciudades, conserva la siesta, los chicos se pueden trasladar de un lado a otro en bicicleta”, describió.

Finalmente, para cerrar, y en alusión a Junín, concluyó: “En lo personal, siempre tuvo y tiene lo que yo necesito para poder vivir y desarrollar mi familia y trabajo”.

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