“Tenemos que dialogar, que consensuar con el Gobierno”, aunque consideró que el problema de las universidades nacionales “lo arregla el Congreso” asignando las partidas presupuestarias necesarias, afirmó el rector de la Unnoba, Guillermo Tamarit, durante una entrevista con TeleJunín en la que habló sobre lo que puede considerarse como el revés político más fuerte que sufrió el gobierno del presidente Javier Milei desde su asunción: la Marcha Federal Universitaria. A continuación, el reportaje completo.
- ¿Qué sensación le dejó la marcha y qué perspectivas se abren ante la reunión programada con el Gobierno nacional?
- La marcha fue un poco la culminación de un largo proceso que comenzó en septiembre del año pasado, cuando no tuvimos la asignación del presupuesto y alertábamos sobre lo problemático que es cuando las universidades no tienen el presupuesto asignado por el Congreso de la Nación.
- Para poner en contexto entonces: ese presupuesto del mes de septiembre, era el mismo del comienzo de 2022.
- Claro, entonces esas prórrogas presupuestarias y con el nivel de inflación que tuvimos estos años, nos presentaban un panorama muy complejo sobre el que fuimos advirtiendo en el final del gobierno pasado (del Presidente Alberto Fernández) y en el inicio de este gobierno (Javier Milei) y lo que siempre planteamos fue visibilizar la situación y hacerlo en diálogo con la sociedad, para que la sociedad acompañara a sus universidades, porque –insisto- no se trataba ni del reclamo de aumento presupuestario ni de ninguna de estas cuestiones: se trataba de garantizar el funcionamiento.
- ¿Faltó manejo político del gobierno? ¿Por qué se llegó a esta situación innecesariamente?
- Insisto: es un proceso. No es que nosotros activamos una situación de un día para el otro. Fuimos advirtiéndolo, entendiendo también el ajuste que sufre el conjunto de la sociedad y por eso tampoco reclamamos ningún privilegio. Pero los docentes y no docentes han sufrido 36 puntos de perdido de su poder adquisitivo desde diciembre hasta acá, en tanto que en las universidades tenemos el mismo nivel de gasto previsto para enero del 2023 y hubo 300 puntos de inflación desde entonces. Y hay muchísimos ítems interpresupuestarios que han subido más que ese 300%, por ejemplo los servicios públicos. Entonces es una simple cuestión aritmética: evidentemente así esto no funciona. Pero insisto: nosotros tampoco queríamos quedar aislados respecto a presentar un problema que no tiene que ver con el gobierno ni con los rectores, sino que tiene que ver con una herramienta de la sociedad como la educación superior y –bueno- la gente nos acompañó.
- Uno de los argumentos del Gobierno nacional para sostener su posición es el volumen de gastos de las universidades ¿Cómo se audita el presupuesto de, en su caso, la Unnoba?
- La Unnoba tiene tres niveles de control, por llamarlos de alguna manera. Uno es la Auditoría General de la Nación, que es la que por Ley corresponde. Otro lo hace la SIGEN -Sindicatura General de la Nación- que depende del Poder Ejecutivo y, por lo tanto, las universidades tienen que consentir esa relación en virtud de la autonomía universitaria. Nosotros tenemos desde siempre esos convenios con una auditoría interna que refiere a la SIGEN y que elevamos esas rendiciones y recibimos cada tres o cuatro meses, una serie de correcciones respecto al trámite. El tercer nivel de control es el que se auto impone la universidad.
- ¿En qué consiste ese “autocontrol”?
- Nosotros adherimos a las normas ISO con controles de organizaciones independientes que van certificando: el procedimiento administrativo, la ejecución presupuestaria, las condiciones medioambientales, los edificios que nosotros ponemos a través de ese arbitraje de un externo que nos va –también- corrigiendo las prácticas, por lo tanto, allí hay más una chicana que otra cuestión. No hay forma de que el dinero público no sea transparente y además no tenga una rendición. Pero además de todo eso, la mayoría de las universidades tienen una página de transparencia. Uno entra a la página de Unnoba y puede ver qué y cómo gastamos. El otro día nos mandaban algunos trolls a preguntarnos “¿Qué hacen con estos autos?” Y si: son autos que usamos en el campo experimental, por ejemplo, y si los mandamos a mantenimiento aparece en la página de la universidad. Está todo a la vista.
- Usted participó en persona de la movilización, ¿cómo lo vivió?
- Todos sabíamos que iba a ser una movilización importante. Aquí en Junín fue realmente emocionante porque juntamos más de 600 personas en el SUM y realmente ver físicamente el acompañamiento a la Universidad. Nosotros sabemos que lo tenemos. Pero ese compromiso realmente nos llena de energía para seguir trabajando. Y en Buenos Aires desbordó completamente cualquier previsión y sobre todo por lo espontáneo. Había organizaciones de todos los colores, fue realmente emocionante también. Combinamos con mis hijas participar de la marcha, así que compartimos en familia una jornada que –insisto- tiene que ver con visibilizar la situación y que quede claro la importancia que tiene para nuestra sociedad la educación superior.
- Tuvo un carácter histórico, como lo interpretaron muchos, incluso ajenos al ámbito universitario...
- Sí, uno claramente ha participado en muchas movilizaciones y vos te das cuenta claramente cuándo es el aparato de la organización o cuándo efectivamente se expresa la sociedad y acá el motivo era clarísimo: era la defensa de la educación pública y de las universidades nacionales. Y sorprendió por lo espontáneo y -por supuesto- lo multitudinario: ni el más optimista pensó que íbamos a tener esta repercusión y no solo en la Ciudad de Buenos Aires sino en todo el país. Fue algo muy emocionante.
- ¿Esta movilización le ha marcado un límite también al gobierno?
- No, nosotros no lo planteamos en esa perspectiva. Este gobierno va a estar cuatro años y tenemos que dialogar, tenemos que consensuar. Nos tiene que plantear las dificultades y nosotros tenemos que plantear también nuestros pareceres y posibilidades y sobre todo tiene que actuar el Congreso de la Nación. Esto lo resuelve el Congreso estableciendo las partidas para las universidades nacionales, que es hacia la normalidad que todos aspiramos llegar. Entonces se evita justamente esto: que se tergiversen situaciones. Yo insisto con esto porque a nosotros nos llama la gente, como la de la CELP, Cooperativa Eléctrica Pergamino, para preguntarnos de qué manera podemos -entre todos- solucionar temas concretos, como es que la universidad pueda pagar la luz. Entonces esta es la situación que tenemos que afrontar y por supuesto es con el diálogo con el Gobierno nacional.
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