Corría el año 1955 cuando Ariel Argente daba sus primeros pasos como mecánico aeronáutico de línea aérea, rubro en el que estuvo casi 30 años. En 1983, cuando cerró la compañía, tuvo la oportunidad de comprar un taller en las instalaciones de AgroAéreo Junín para abrir su propio taller, una pista que se hallaba a la vera de la Ruta 188.
Con el pasar del tiempo se acoplaron su hijo Ariel Alberto y nietos Alejo y José Ignacio, uniéndose así tres generaciones que actualmente trabajan a la par en la reparación y mantenimiento de aviones.
“Es una empresa familiar, el taller lo compró mi abuelo, que trabajó hasta el 83 en una línea aérea hasta que cerró y se mudó a Junín. Compró un taller de un colega que se retiraba de la actividad donde se encuentra la planta de La Serenísima actualmente, sobre Ruta 188, y puso el taller. Antiguamente ahí había un aeródromo de la empresa AgroAéreo Junín que cerró en 1994”, explicó Alejo a Democracia.
En 1994, se mudaron las instalaciones del Aeródromo local, donde empezaron a atender clientes de todo el país. “De todos lados nos traen aviones y mi papá tiene un taller en Ushuaia, Tierra del Fuego”, destacó, y expresó: “Es un trabajo que me fascina”.
Desde muy chico, Alejo comenzó a ayudar a su abuelo en el taller y desde entonces tuvo el deseo de ser mecánico, por lo que estudió en La Plata, junto a su hermano, la carrera de mecánico de mantenimiento de aeronaves.
“Somos la tercera generación que trabajamos con mi padre y de vez en cuando, hoy por hoy, viene mi abuelo a darnos una mano en la oficina. Trabajamos con aviones de distintos portes, monomotores, bimotores y turbohélices que tenemos la habilitación de la ANAC. Además, seguimos avanzando e invirtiendo en el taller”, expresó.
“Tuve la posibilidad de ingresar en una línea aérea a trabajar y no es algo que me entusiasmé como tener el taller con mi familia y hacerlo crecer”, confirmó.
Mantenimiento y reparación
Según explicó, “nosotros hacemos mantenimiento integral, reparaciones, servicios y recorridas. La inspección anual es uno de los trabajos, donde se hace una revisión general de componentes y sistemas para asegurar la aeronavegabilidad del avión. Todo regido por normas nacionales e internacionales”.
También, “hacemos inspecciones intermedias, como el cambio de aceite, y reemplazo de filtros, cada periodo de inspección tiene una tarea específica dependiendo del modelo.
“Hacemos recorrida general de motores, hasta desarmarlo por completo y reemplazar los componentes. También, hacemos reparaciones estructurales como metálicas y de tela”, sostuvo.
“La consulta con colegas es permanente y tenemos una relación muy buena. Estamos formando una cámara de talleres, la cual mi padre preside y yo soy secretario en una comisión directiva compuesta por talleristas aeronáuticos de todo el país”, informó Argente.
“Somos la tercera generación que trabajamos con mi padre y de vez en cuando viene mi abuelo a darnos una mano en la oficina. Trabajamos con aviones de distintos portes, monomotores, bimotores y turbohélices”.
Los comienzos de su abuelo
Su abuelo, Ariel, hizo sus estudios en la Escuela Técnica 1 Jorge Newbery de El Palomar, luego trabajó en varias empresas donde tuvo la oportunidad de viajar a países como Estados Unidos e Inglaterra a hacer cursos, por soporte técnico y para traer aviones a Argentina.
“Anduvieron mucho por todos lados, hasta que en el 83 cerraron la empresa en la que trabajaba y le salió la oferta para comprar el taller en Junín”, explicó Alejo.
“Mi abuelo trabajó en una empresa de transporte de carga llamada Transporte Aéreo Rioplatense donde era Gerente de Mantenimiento. Trabajaban en los Boeing 707 y los Canadair CL 44 que a uno de ellos lo derribó la Unión Soviética en julio de 1981”, manifestó.
Pista clausurada
Continuando con la entrevista, Alejo recordó que durante los 12 años que estuvo cerrada la pista del Aeródromo de Junín, “los clientes nos siguieron eligiendo a pesar de la clausura”. La misma fue habilitada recientemente.
“Fue un desafío y una clausura injusta, ya que generó un perjuicio económico grande y un daño a la comunidad. Volver a trabajar acá es un logro y ahora más allá de estar habilitado, hay que mantenerlo”, agregó.
“Todos los que estuvimos acá aportamos un granito de arena para que esto se rehabilite y ahora trabajamos más tranquilos. Agradecemos al municipio y un agradecimiento especial para José Luis Vita, el jefe de Aeródromo y al Aero Club Junín por el logro”, manifestó.
E informó que el Aero Club “también está trabajando para rehabilitar una pista de tierra que cruza a la de asfalto. Es de suma importancia tener habilitada nuevamente esa pista”.
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