Las fuertes lluvias que azotaron desde el domingo a Junín ya superaron los 120 milímetros en algunos sectores del partido.
En efecto, según informaron a Democracia, hacía más de cuatro años que no llovían cinco días seguidos en nuestro distrito y el resto de la región. A pesar de los problemas que puede suponer el exceso hídrico para algunas áreas, en el campo celebran este evento, ya que tras más de tres años de sequía destacan la importancia de recargar los perfiles del suelo. Esto, además, da impulso final para los cultivos de segunda siembra de soja y maíz.
“Es un temporal que hace mucho que no registramos. La lluvia contabilizada en enero fue de 76 milímetros, enero 130 y en marzo van hasta 120 milímetros”, dijo a Democracia la titular de la Federación Agraria Junín, Rosana Franco.
“Algunos campos altos superan la situación, pero en otros más bajos se empiezan a formar anegamientos. Los canales empiezan a llevar agua y las alcantarillas de caminos están llenas de agua”, afirmó.
Por ejemplo, en localidades como Juan Bernabé Molina, en el sur santafesino, y al límite con la provincia de Buenos Aires, el agua caída superó los 250 milímetros en los últimos días o, incluso, en una sola jornada. También las precipitaciones fueron importantes en el partido de Pergamino, donde los productores aseguran que hay zonas donde ya se registraron más de 180 milímetros.
En este contexto, el prosecretario de Carbap, Gustavo Frederking, manifestó: “Es raro que de golpe enganchemos días seguidos de lluvias, porque nos acostumbramos más a la sequía. Lo que cambia es un poco el ánimo del productor que está ansioso y yo pocas veces lo noté, después del desastre del año pasado”.
“El productor tiene una mentalidad muy productivista y no es solo ver el campo como negocio, sino como forma de vida y de ver cómo se desarrollan los diferentes cultivos que va haciendo”, expresó. “Hoy los cultivos están buenos y va a ser una buena cosecha. Pareciera que no va a ser récord, pero va a ser una buena cosecha porque, dentro de todo, tuvimos lluvias en tiempo y forma”, apuntó.
“Esto es muy irregular. Hay lugares que pueden ser más, o menos porque también hubo zonas que llovieron más que otras. Hubo daños en algunos lugares. Los maíces tardíos estuvieron afectados, pero va a ser una buena cosecha”, señaló.
Al respecto, Florencia Poeta, analista de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), informó que los registros máximos se localizaron en el centro-sur de la región núcleo, y hasta Rosario, donde los registros fueron más importantes. “Bigand fue la localidad que mayor lluvia recibió, con 108 milímetros, Chovet con 74, y María Teresa con 72 milímetros. Estas tres localidades del sur santafesino ya han superado la media estadística para el mes de marzo, que ronda entre los 100 y 120 milímetros, a tan solo dos semanas de iniciado el mes”, dijo.
Lagunas
Tímidamente, las lagunas, como la de Gómez, que sufre la peor sequía de su historia, recuperan algo de caudal, pero todavía no ingresan excesos hídricos de río arriba. Contrariamente, en otras zonas, como en el sur de Santa Fe, algunas lagunas comprometidas recibieron mucho más caudal y ya tienen un grado mayor de recuperación.
En ese sentido, el ingeniero Alejandro Signorelli, jefe del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Junín, dialogó con Democracia y aseguró que "para que la laguna recupere su caudal, serán necesarias lluvias sostenidas en el tiempo". De esta manera, pidió "paciencia y esperar que siga lloviendo".
En cuanto a la cantidad de agua que necesita la Laguna para volver a contar con su caudal, explicó que la misma tiene una forma irregular, por lo que es complicado determinar bien la cota. "Si bien estas lluvias parecen que fueron abundantes, para una laguna, de tal magnitud como es la de Junín, que tiene miles de hectáreas, no son suficientes", destacó y agregó "esto va a llevar un tiempo de lluvias sostenidas principalmente”.
Cabe destacar que, la Laguna de Gómez forma parte de la Cuenca del Salado superior y recibe agua del Río Quinto, la parte sur de Córdoba; del sur de Santa Fe; y algo de San Luis y La Pampa. “Hoy, el gran afluente de todo eso es la laguna La Picasa que está con un 60% o 70% de agua, es decir, no está desbordando ni está mandando agua”, aseguró Signorelli.
Así, en detalle, explicó el sistema de funcionamiento de las lagunas: “La Picasa se llena y tiene dos vertientes, o dos bombeos, uno hacia el lado bonaerense y otro hacia Santa Fe; uno que viene por el canal de Las Horquetas, que lo cruzamos en la Ruta 7 y el otro va por las lagunas encadenadas, que va hacia la laguna El Chañar en Teodelina y ambos van a la laguna Mar Chiquita de Arenales, y de Arenales viene a la laguna de Gómez y sigue todo su recorrido hasta desembocar en la Bahía de Samborombón”.
Así, el ingeniero sostuvo que “todo depende si se dan lluvias sostenidas, si se va recargando la cuenca. Primero se tiene que llenar arriba”. Además, indicó que “la Laguna de Gómez puede recibir agua local, porque toda la divisoria de agua la tenemos por Rojas, hacia el norte y drena hacia el Paraná por la cuenca del río Arrecifes, y para acá la del Salado. Es decir, recibimos agua localmente, pero necesitamos que llueva bien en toda la cuenca del Salado para que se recupere la laguna rápidamente”.
La última inundación en Junín y la Región
Tras meses de lluvias prolongadas, entre abril y mayo de 2017, la laguna de Gómez, al igual que otros espejos de agua de la Región, había desbordado su caudal.
La situación, además, era crítica en diferentes barrios de la Ciudad, con evacuados, debido a que por ejemplo, en solo tres días podía caer más de 200 milímetros de agua en el Partido.
Un tramo del Puente de Lincoln, en la Ruta 188, se había derrumbado a fines de abril de ese año, por los grandes volúmenes de agua de las inundaciones que afectaron a la región, lo que obligó a cortar la circulación del tránsito en sus dos manos.
Cabe destacar que la laguna de Gómez recibe agua a través del curso del río Salado, que en ese entonces contaba con su cauce desbordado por los excedentes hídricos de las lagunas Mar Chiquita (Junín) y La Picasa, en el sur de la provincia de Santa Fe, donde la situación era crítica y el agua crecía un centímetro por día.
Cabe recordar que el terraplén de La Ruta 7, que se adentra unos 10 kilómetros por esa laguna, había quedado "borrado" del mapa, quedando restringido el paso por la calzada nacional bioceánica que conecta Buenos Aires con Chile.
Por el lapso de dos años y medio quedó interrumpida la circulación en esa vía que atraviesa Córdoba y Santa Fe al sur, y Buenos Aires al norte, entre otras provincias.
Lo mismo sucedió con el terraplén ferroviario, que permaneció cortado al paso del tren entre 2017 y octubre de 2021.
El Niño
El Servicio Metereológico Nacional (SMN) explicó que durante la primavera y el verano, el noreste argentino tiende a registrar “precipitaciones superiores a las normales” durante la fase El Niño, mientras que La Niña provoca en la misma zona “precipitaciones por debajo de lo normal”. Este evento ocurre en un periodicidad que varía entre dos y siete años.
“Bajo condiciones del fenómeno de El Niño, suele haber lluvias abundantes y este tipo de situaciones donde se estacionan frentes -no avanzan las masas de aire, sino que se estacionan en la zona frontal de algún punto del centro o norte de la Argentina- y se descarga una gran cantidad de agua”, agregó.
Por su parte, Christian Garavaglia, meteorólogo y licenciado en Ciencias de la Atmósfera en la Universidad de Buenos Aires dijo: “El año pasado, La Niña hizo que tengamos condiciones muy secas y de mucho calor. Marzo del 2023 fue el mes más caluroso jamás registrado en la historia en Buenos Aires. Ahora que empezó el fenómeno de El Niño, la situación cambió totalmente; se promueven lluvias abundantes en Buenos Aires, Capital Federal y el sur del Litoral”.
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