La escasez de lluvias y las altas temperaturas fueron los desencadenantes principales de la sequía, que sigue golpeando a las lagunas de Junín y de la región sur, noroeste y norte de la provincia de Buenos Aires. Además, este problema afectó a diferentes sectores juninenses como la pesca, la náutica y el agro.
Actualmente, tras más de tres años con el fenómeno La Niña, en las lagunas de Junín el panorama sigue siendo desolador, ya que se agrava la situación hídrica, en una primavera en la que se esperaban más lluvias.
Según pudo constatar Democracia, en tan solo septiembre, el agua se alejó otros 100 metros de la costa en Gómez y los espejos siguen descendiendo, en una temporada que se produce menor evaporación debido a las temperaturas templadas y bajas.
Históricamente, las lagunas de Junín acostumbraban a recibir a cientos de turistas que se acercaban desde diferentes puntos de la Provincia, lo que generaba un movimiento importante dentro de la ciudad.
Al respecto, el titular de Obras Públicas del municipio, Marcelo Balestrasse, confirmó a Democracia que las lagunas “siguen bajando” y que “no ingresa agua en la cuenca. Llovieron 60 o 70 milímetros y ni se nota”.
“Para recuperar las lagunas tiene que llover lo que llueve en un año, o sea mil milímetros. Decían que El Niño ya estaba, que empezaba a llover y ya estamos en octubre y nada. Y el problema es que el verano (que llega en poco más de dos meses) en general no es llovedor”, agregó.
“La Laguna de Gómez sigue en bajante porque se evapora, y no ingresa el agua. Mar Chiquita está seca, así que el panorama no es nada alentador. No hay aportes de agua a las lagunas, ni por la Cañada de Las Horquetas, ni por el río Salado, ni por la zona de Teodelina, por ningún lado está entrando agua”, explicó el arquitecto.
Si bien estaba anunciado que iba a ser una primavera lluviosa por la llegada de El Niño, “hasta ahora no pasó. Así que ahora el panorama no es nada alentador porque estas lagunas dependen del régimen de lluvias”, manifestó.
Por ejemplo, “las napas están lejos, con lo cual no va a aflorar nada por ahí; toda la cuenca, aguas arriba de Mar Chiquita y Gómez, está seca. Así que tiene que llover mucho por esa zona para que empiece a entrar agua. Mientras esto no se produzca, el panorama no es nada alentador para toda la región y para nuestras lagunas y ni hablar para el campo”, subrayó.
En relación a otros eventos climáticos similares en Junín y la Región, Balestrasse dijo que desde que tiene uso de razón “no hay nada comparable en lo vivido desde los años 60 en adelante. Hubo sequía en el 63, en el 85, y en el 2009, pero no duraron tanto”.
También dijo que “hay registros fotográficos: entre el 48 y el 50 se construyó el espigón con sequía. Entre el 52 y 54 hay fotos del espigón en sequía. No hay registros, por lo menos yo no los vi, del 52 al 54, así que no sé si hubo una gran sequía del 48 al 56, o hubo algo de agua en el medio en esos dos años”.
“Diría que la sequía actual es la más pronunciada de los últimos 40 años”, concluyó.
El panorama del agro
La falta de lluvias importantes sobre la región afectó la condición del trigo implantado y retrasó la siembra del maíz temprano, aunque los especialistas concuerdan que durante la primavera el caudal de precipitaciones crecerá gracias al fenómeno de El Niño.
Al respecto, la titular de la Federación Agraria Junín, Rosana Franco, informó a este diario que en lo que va del año llovieron entre 500 y 600 milímetros, y que la media normal es de 1000 a 1200 milímetros.
Según dijo, para la producción agropecuaria el agua caída hasta la fecha es buena, pero “necesitamos que siga lloviendo”.
“Los trigos en algunos lotes están buenos y en otras zonas están sufriendo la falta de lluvias. Estamos en el inicio de siembra de maíz y el perfil del suelo está escaso de humedad.
Las pasturas han retoñado, pero necesitan más lluvias”, sostuvo.
Por último, informó que “las lagunas de campos -pequeños espejos de agua- ya no están, lo que significa que bajó el nivel de napa”.
Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), la carencia de lluvias significativas sobre gran parte de la región central y norte del país llevó a un desmejoramiento en el estado del trigo, el cual registra una condición regular a mala en el 33,1% de los lotes implantados, frente al 27,5% de la semana anterior.
Esto quiere decir que, de los 5,9 millones de hectáreas implantadas, 1,95 millones presentan mal estado.
Este dato se agrava en la zona núcleo, que comprende el norte bonaerense y centro-sur de Córdoba y Santa Fe.
Allí, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estimó que el 50% del millón de hectáreas sembradas con trigo están entre regulares a malas, como consecuencia de la falta de lluvias importantes, lo que también está retrasando la siembra de maíz temprano.
No obstante, el dato positivo es que por primera en varios meses se dieron lluvias generalizadas en la región, más allá de que los milímetros acumulados no fueron suficientes para recomponer el estado del cereal.
El responsable de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la BCR, Cristián Russo, indicó que "el gran problema que está afectando a la región pampeana es que no está lloviendo como debería".
Y agregó: "Esto es así porque está predominando la circulación de aire frío, pero esto empieza a ceder. Por primera vez en mucho tiempo en la zona núcleo vimos lluvias que, si bien fueron escasas, abarcaron toda la región".
"Hace mucho que no veíamos una tormenta generalizada. Este es un buen principio y una postal de que, quizá, podemos empezar a transitar un cambio", concluyó Russo.
Por su parte, la integrante del Instituto de Clima y Agua de INTA Castelar, Natalia Gattinoni, indicó que entre julio y septiembre las lluvias fueron inferiores al promedio histórico, "en particular entre un 40-80% de déficit en gran parte del área centro y oeste del país y la zona agrícola principal".
"Ante esta situación crítica y límite en cuanto a las condiciones hídricas en varias zonas, la expectativa de lluvias se vuelve clave para la toma de decisiones", remarcó Gattinoni.
En este sentido, puntualizó que se espera para los próximos meses de octubre, noviembre y diciembre, según la información del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) en su perspectiva climática, una "mayor probabilidad de transitar un trimestre con lluvias normales para la época sobre el centro del país (oeste de la región pampeana), mientras que sobre el este y sur de la misma son mayores las chances de un trimestre con lluvias normales a superiores".
Este escenario estaría acompañado de temperaturas en promedio más cálidas, destacándose que no se descarta la ocurrencia de períodos con temperaturas extremas sobre el norte argentino, agregó la especialista.
"Ante este escenario climático, con un pronóstico trimestral donde se tienden a favorecer las precipitaciones sobre el centro y este del país y un fenómeno de El Niño establecido, se espera que las mismas tengan más posibilidad de desarrollarse", planteó Gattinoni.
Aunque luego aclaró: "Es importante destacar que este fenómeno interactúa con otros que pueden potenciar o debilitar su señal en algunos meses, por lo que los pronósticos a corto y mediano plazo se vuelven una herramienta de consulta para la toma de decisiones".
Por su parte, el analista agro-meteorológico de la Bolsa de Cereales de Córdoba (Bccba), Tomás Kember, marcó que en el centro y norte del país "las lluvias no se acercaron al promedio histórico", impactando en la condición del trigo y el garbanzo.
Además, adelantó que para noviembre esperan la plena presencia del fenómeno de El Niño.
Según indicó Kember, la Bccba realizó un estudio que arrojó que en los últimos años en los que se hizo presente dicho fenómeno climático "las lluvias se dan más en noviembre, y eso es lo que están esperando los productores".
"Las siembras tempranas están atrasadas a la espera de lluvias. Ya en los últimos años en Córdoba se dio un corrimiento de las siembras hasta esas fechas. Pero cabe aclarar que El Niño está ratificado en un 100% y hay que ver cómo se comportan las precipitaciones", concluyó.
Carlos Tejedor
En Carlos Tejedor hace un año que prácticamente no llueve. Ya tendrían que haber caído 600 milímetros en lo que va del año, como en Junín, y solo recibieron 230. A lo largo de la ruta 226, que cruza el partido, todas las lagunas se secaron y transitar esa vía en medio de nubes de tierra se transformó en una acción de riesgo para los conductores.
En los campos ganaderos, los productores se ven obligados a comprar rollos y agua a diario porque no tienen qué darles de comer y tomar a sus rodeos; y la mortandad de animales estremece. Y en los agrícolas, apenas se pudo sembrar menos de la mitad del área de cereales de invierno por falta de humedad en los suelos, y los cultivos que están en pie se han deteriorado notablemente.
La agricultura también fue seriamente perjudicada por la sequía en Carlos Tejedor. Este año se sembró menos de la mitad del trigo y la cebada que se hace normalmente en la zona y los cultivos que llegaron a implantarse empiezan a encañar en un estado de regular para abajo.
El Niño
La zona de la Cordillera de los Andes que abarca a las provincias de Neuquén, Mendoza y San Juan registra en lo que va del año al menos cinco eventos de precipitación asociados al fenómeno climático "El Niño", lo que "significa un alivio a una seguidilla de años secos en esa región", informó el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), junto con el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla-Conicet).
"'El Niño' comenzó a dar señales e iniciado septiembre se registraron diversas precipitaciones en algunas regiones del país, al tiempo que se observó un cambio global en las trayectorias de otros fenómenos climáticos, como los 'ríos atmosféricos' y ciclones", destacaron el INTA y el Ianigla-Conicet en su trabajo.
Maximiliano Viale, miembro del Ianigla-Conicet Mendoza, explicó que "los ríos atmosféricos son corredores largos y angostos de fuerte transporte de vapor de agua en la atmósfera, ríos de agua en estado gaseoso en la atmósfera; y la principal fuente el recurso hídrico en las regiones bajas adyacentes en los Andes".
En este sentido, el informe precisó que "en lo que va de 2023 ocurrieron al menos cinco eventos de precipitaciones en el norte de Neuquén y Mendoza, asociados a ríos atmosféricos".
Por su parte, Gastón Moyano, observador agrometeorológico del INTA en la localidad mendocina de La Consulta, confirmó el impacto de los ríos atmosféricos en su provincia: "En agosto se registraron nevadas en la Cordillera de los Andes -del lado argentino- durante tres días, como hace más de 15 años no se veía".
En esta línea, vaticinó que "los ríos atmosféricos están poniendo fin a una seguidilla de años secos en el norte de Neuquén y de Mendoza".
"Toda la nieve acumulada en la Cordillera de los Andes nos permite tener reserva de agua para las épocas críticas de primavera-verano, cuando los cultivos demandan una gran cantidad de este recurso vital", destacó.
A su vez, reconoció que los ríos atmosféricos en la región "tienen un papel esencial en el mantenimiento de las reservas de agua dulce, como las aguas subterráneas, el flujo de ríos y arroyos y la capa de nieve".
Por otra parte, el INTA resaltó que la nieve que se acumula durante el otoño y el invierno en la cuenca alta del río Colorado es la fuente de abastecimiento de agua para las provincias de Mendoza, Neuquén, Río Negro, La Pampa y Buenos Aires.
"La primera estación de aforo del río Colorado, Buta Ranquil (Neuquén), registró 13 años consecutivos de déficit hídrico con una caída de hasta un 60% en la oferta hídrica", señaló la investigadora del INTA 25 de Mayo, Carolina Aumassanne.
Aumassanne agregó que: "puntualmente, en los últimos tres años, el derrame fue de entre 35 y 55% por debajo del derrame promedio".
En ese sentido, celebró la llegada de los ríos atmosféricos a la cordillera por su impacto positivo en la cuenca del Colorado al detallar que "en lo que va del año se registraron nevadas intensas en julio y agosto que alcanzaron valores de cobertura nieve total entre 65 y 80% de la cuenca alta del río Colorado".
A partir de estos datos, y de mediciones de equivalente de agua nieve y cateos realizados por otras instituciones se estima "un mayor escurrimiento con un mayor caudal de agua en el río", afirmó Aumassanne.
La especialista recalcó que "la situación hidrológica del río Colorado ha cambiado durante los últimos meses, junio, julio y agosto" respecto a años anteriores.
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