José Coria es bailarín de tango, oriundo de Junín, donde tiene toda su familia y amigos, pero en febrero de este año decidió cambiar de rumbo e irse a bailar a Vietnam. Sí, a Vietnam, a 17.478 kilómetros de nuestra ciudad.
Allí trabaja para una compañía que realiza su espectáculo arriba de una montaña a 1.489 metros de altura, en Da Nang. Hasta allí todos los días José se dirige para bailar tango en uno de los espectáculos que organiza. En su tiempo libre, también enseña tango a vietnamitas, que según lo que dice el juninense, están muy entusiasmados con nuestra danza.
En diálogo con Democracia, José contó que tiempo atrás bailaba tango en Junín, con la compañía Junta Brava, participando de shows que se presentaban en Argentina y también en el exterior.
Recordó especialmente a su primer maestro, Juan Echeverri, una persona que estuvo viviendo dos años en Junín siendo gerente del banco Santander y bailaba tango. “Yo trabajaba de mozo en la Milonga de Junín y lo vi bailar. Lo conocí y me hizo incursionar en esto de bailar tango”, recordó.
Fue en Capital Federal donde José conoció a su compañera, Aída Napolitana, quien por esas cosas de la vida, tuvo una propuesta de bailar tango en Vietnam y lo invitó. Fue así que hacia allí partieron los dos, a un país completamente desconocido para ellos y del cual tenían todo para aprender.
La danza-tango
Durante la entrevista José contó que no hacía mucho aprendió a bailar tango. En el 2018 integró el ballet de la compañía Junta Brava y a partir de ahí pudo viajar a España con la misma. “Cuando volví de ese viaje empecé a tomarme en serio el bailar tango, es decir de manera más profesional. Fue así que conocí a quien fue mi profesor y decidí dedicarme a esto y vivir de la danza”, manifestó.
Recién en febrero de este año se fue a vivir a Capital Federal, bailando tango en distintos lugares, incluso en la calle y a la gorra, en Caminito, San Telmo y otros lugares más del centro porteño.
“Una de las chicas que me contrataba para bailar con ella le salió la oportunidad de venir acá, a Vietnam, en abril último. En un mes arreglamos todo con la compañía que nos trajo, nos mandó el pasaje y vinimos, nosotros dos y dos parejas más que conocía trabajando en Buenos Aires”, relató.
“Para mí este es el primer contrato con que tengo con viaje pago y estadía por cuatro meses y ahora nos tramitaron la visa de trabajo. Es un parque tipo Disney, se llama Bana Hills, una estación de la montaña Nui Chua. Nosotros todos los días subimos hasta cerca de los 1.500 metros, y atravesamos el Puente Dorado, o Puente de las manos se llama porque atraviesa un vacío solo sostenido por enormes columnas de soporte en forma de manos colosales”, explicó.
José contó que en Da Nang trabajan para la empresa que los contrató haciendo show de tango pero que además, como había una pequeña comunidad de tango, daban clases, fuera del horario laboral.
“Las clases son en inglés, idioma que estoy aprendiendo. Mi compañera habla muy bien inglés. Y yo también aprendí algunas palabras en vietnamita para contactarme con ellos y en nuestro grupo hay también un traductor. Aquí hay muchos que les encanta el tango. Hay dos milongas”, acotó.
Preguntado qué era lo que más extrañaba de nuestra ciudad, el entrevistado respondió: “De Junín extraño a mi familia y a mis amigos, de la vida y del tango, porque hay muchos no solo de Junín sino también de la zona. Ellos siempre me llaman. Al principio me costó estar aquí, pero luego entendí que este es mi trabajo, el viajar con las posibilidades que ofrece el tango afuera del país. Siempre hay trabajo para bailarines”, afirmó.
Es así que en poquitos meses José Coria cambió completamente su vida, en otro país, muy lejano por cierto, y estando allí el 28 de junio último cumplió 30 años. Dedicado a la danza tango exclusivamente, vive de bailar y también enseñar a vietnamitas nuestro tango, una expresión artística netamente argentina que abre caminos a donde quiera que se muestre.
COMENTARIOS