Nacido en el barrio 9 de Julio, con paso por el colegio Marianista, la formación de Gustavo Merlo estuvo en las canchas de fútbol. Allí, de Junín para Latinoamérica, logró jugar profesionalmente en distintos países como Bolivia y Colombia.
También jugó a nivel nacional en distintos equipos, como Sarmiento, Los Andes y Gimnasia Esgrima La Plata. Su valor diferencia en que se encuentra en la lista de nacidos en nuestra ciudad que vistió la casaca y el buzo de DT del Verde.
Su valor diferencial no es solo en lo vivido con Sarmiento, sino que también lideró distintos planteles de varios equipos que militan en la Liga Deportiva del Oeste, habiendo conseguido importantes logros, como en la Liga de Arenales y la Liga de Los Toldos.
A base de experiencia, se hizo de una reputación en la región y se convirtió en una palabra autorizada en el fútbol de nuestra ciudad, donde decidió volver por amor a sus raíces y a su familia. Al hacer un análisis sobre su trayectoria, fue la familia lo más importante y el factor que más incidió al momento de tomar una decisión.
“Cuando decidís irte a jugar al exterior ya hay una decisión personal. Sostenerte afuera, es una cuestión de familia, quienes te acompañan y apoyan. Me vuelvo de Bolivia cuando los chicos estaban por empezar el colegio primario y con el deseo de que disfruten a los abuelos, tíos y primos”, expresó.
Experiencia en Bolivia
Si bien tuvo distintas experiencias en nuestro país, el lugar donde, al día de hoy, tienen un magnífico recuerdo y dejó una huella gratificante Gustavo Merlo es en Bolivia. Pasos por equipos antagónicos, como lo son Oriente Petrolero y Blooming (rivales clásicos entre sí), pero con un factor en común: grandes actuaciones del juninense por ambos lugares. Sobre su paso por el país vecino, contó: “Encontré mi lugar en el mundo en un equipo, donde mantuve mi nivel y me hicieron sentir importante. Tengo muchos hinchas que todavía me recuerdan. Hace poco me invitaron a ir”.
Sin embargo, como toda historia de felicidad, también tiene sus secuelas negativas. En el caso de Merlo son las cuentas pendientes. “Me quedaron varios departamentos sin cobrar por no tener un gremio que me respaldara. Te cumplían si el equipo andaba bien, sino, no te pagaban. Ahora está un poco más organizado el tema”, compartió.
Más allá de lo deportivo, irse a otro país, lejos de casa, nunca es fácil. Bolivia no fue el caso para Merlo. Así lo reconoció al decir que la adaptación fue “buena. Santa cruz es una ciudad muy linda y culturalmente son parecidos a nosotros. Salvo por comidas típicas, tienen gustos parecidos a nosotros. Cambia bastante cuando vas a la altitud”.
Comúnmente, acerca de esto, una característica de Bolivia es la altura. Siempre que los equipos argentinos tienen que jugar allí es todo un tema en la agenda de preparación. Merlo es uno de los pocos juninenses que opina con conocimiento de causa al respecto.
En tal sentido, explicó: “Cuando vas por primera vez pensás que te morís. Te oprime el dolor de cabeza y no la pasas bien. Te entra poco aire y tenés que convivir con ese poco que ingresa a tus pulmones. La respiración es cortita”. Y siguió: “Cuando vas más seguido, sabes manejar ese ahogo. No la pasas bien, pero jugás de otra forma: tratas de no perder la pelota y regular el desgaste físico. Nos costaba varios días recuperarnos para estar bien”.
Más allá de su palmarés, con brillo boliviano, como se detalló, al momento de abordar integralmente su experiencia como futbolista, Merlo observó en retrospectiva y mostró estar satisfecho. “Se fue abriendo camino mi carrera y estoy contento y conforme con todo lo que hice: di todo en cada lugar que estuve”, indicó.
Relación con Sarmiento
Se encuentra en la nómina de personas que supo vestir la casaca del Verde como jugador y, luego, el buzo de DT. Acerca de la conducción de planteles, lo hizo desde distintos lugares, capitalizando las distintas situaciones.
En primera instancia, lo hizo en el marco de las categorías juveniles de AFA donde supo escribir la historia grande del club. “La categoría 92 y 93 fue muy buena y pude ayudar a muchos chicos que hoy están jugando profesionalmente. La experiencia de empezar a viajar, competir, ver la evolución en comparación a cuando llegaron al club”, reflexionó.
En tal sentido, algunos de los dirigidos supieron ser Ezequiel Cerutti (actualmente en San Lorenzo); Ignacio Cacheiro, Renzo Spinaci y Julián Castillo (los tres con presente en el fútbol italiano); Franco Agüero (arquero titular de Deportivo Riestra), Nicolás Sanchéz (en Social y Deportivo Madryn), entre otros.
Acerca de esto, expresó: “No estaba equivocado cuando decía que había que darles la oportunidad a los más jóvenes. Después, la eterna discusión de por qué no sostener un proyecto y darles la oportunidad a ellos. Marcelo fuentes fue el único que lo sostuvo después de que me fui”.
“Luego, por discrepancias con el coordinador de turno, decido alejarme del club. Después, empecé a buscar el camino por otro lado y creo que hice mi propio recorrido y estoy contento”, continuó.
Tales discrepancias fueron las que lo llevaron a dar un paso al costado, pese a que el balance es positivo. Al respecto, dijo: “Fue un gran aprendizaje, con un curso acelerado de director técnico cuando me llega la oportunidad de dirigir a nivel profesional en un contexto muy corto de 40 días y, vale señalar, con posibilidades bajas de revertir la situación”.
Sin embargo, al momento de reconocer un arrepentimiento, el desenlace en la relación con Sarmiento fue un hecho que no cuadra con la historia transitada.
“No fue fácil. Terminás viviendo en una ciudad donde no todos saben cómo fue y no me encargué de dar explicaciones a nadie. Me dolió la forma en la que me tuve que ir después de dos títulos en AFA, formar y potenciar jugadores, entre otras cosas”, analizó. “Ambas partes tuvimos que haber manejado las cosas de otra forma. De alguna manera, la sensación que me da es que fueron bastante desagradecidos”, opinó acerca de los años verdolagas con sensaciones encontradas.
Actualidad
Pasado, presente y futuro ligado a la redonda. Es indisociable pensar a Gustavo Merlo sin el fútbol, ya sea como hincha, jugador o entrenador. Hasta hace algunos meses, supo ser el coordinador de Villa Belgrano debido al llamado de Lucas Maggiolo y un interesante proyecto que desarrollaba en ese entonces el club. “La pasamos muy bien con un gran trabajo. Es un club que labura muy bien en la ciudad”, señaló.
En la actualidad, se encuentra en Atlanta de Vedia como entrenador de las categorías Cuarta y Primera. “El club está bárbaro. Viajo tres veces por semana tanto para los entrenamientos como para la competencia”. Además de un buen rendimiento, y dada a su mirada en el deporte, Merlo comenzó a incidir en los hábitos de los jugadores de la localidad vecina.
“Acostumbré a los chicos de Vedia a entrenar al mediodía: antes quizás lo hacían tarde, con frío y cansados. Lo conseguimos con el profe, directivos y los jugadores a través de un gran esfuerzo”, contextualizó.
Precisamente, eso tiene que ver con un objetivo y deseo personal del DT juninense. “Hoy busco estar cómodo en un lugar y creo que eso es fundamental. Me siento escuchado y valorado. Siento que, como entrenador, puedo dar mucho más”, reconoció. No solo es la competencia y el ganar donde se haya Merlo, sino también en la formación de jugadores. Para ello, tiene su propia escuela de fútbol, llamada “Soccer”, con más de diez años de trayectoria en la ciudad, donde capacita a más de cien chicos.
“Me reúno de buenos profes que estén involucrados con el fútbol. Estamos todos los martes y jueves, desde las 16 hasta las 19, con jóvenes de distintas edades. Pusimos un turno más y estamos bien”, informó.
Respecto a la escuela Soccer, las edades que entrena diariamente son desde los 9 años hasta los 13: los días martes y jueves de 16 a 17 o, un segundo turno, entre las 18 y 19. Mientras que las edades de 7 a 10, lo hace después entre tales estímulos, los martes de 17 a 18.
A los más chicos de edad, que abarca de los 4 a 6 años, los entrena martes y jueves de 17.30 a 18.30. El teléfono para mayor información es 2364-660394. Vale resaltar que su deseo está en revalorizar el aspecto lúdico y formativo de la práctica, habiendo experimentado otras vivencias en el fútbol de alto rendimiento y profesional.
Por ello, manifestó que “es difícil sostener un proyecto deportivo. Un club que se anime a eso y a invertir, tomando a las inferiores como una inversión y no un gasto, va a marcar la diferencia. Me pasó en Rivadavia de Junín que logramos dos coronaciones con Cuarta y Primera. Se ven los frutos cuando se apuesta y se sostiene en una idea”.
“No podés cambiar todos los años o cada dos años, tenés que sostenerlo. Por eso, no salen jugadores del fútbol de Junín: la mayoría de los lugares lo toman como un gasto en lugar de una inversión”, concluyó.
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