Las próximas elecciones nacionales han puesto al radicalismo en la triste situación de haber sido fragmentado y colonizado por otras fuerzas políticas, así las dudas y la incertidumbre sobre el futuro partidario es un sabor amargo que todo el radicalismo “vivo” está padeciendo. No hablamos aquí de superestructura ni de dirigentes, hablamos de la UCR de los comités con gente y vecinos, de los radicales anónimos que llevan consigo una vida testimonial aferrados al ideario de Alem e Yrigoyen.
Es duro y genera dudas en la militancia ver al presidente de la UCR de la Provincia de Buenos Aires acordar su lugar para preservar el status quo y dejar a quienes militamos los Distritos que nos acomodemos como podemos. Eso aún si debemos resignar nuestra propia boleta
Allí un interrogante: ¿Cuál es el precio que hay que pagar para ser militante de la UCR? ¿Cuál es el límite? ¿Hasta dónde la libertad de alianzas se diluye por falta de valores esenciales como el de pertenencia?
Más grave aún y llenando el camino de incertidumbre por el futuro se ve al presidente del Comité Nacional de la UCR implosionar el partido, solo para firmar una candidatura vicepresidencialista para correr atrás de una ambición personal.
Más conmovedor y desopilante es ver al Comité de la Capital moverse como el grupo de mercenarios Wagner en Rusia, vendiéndose al postor que ofrezca más
Como todos sabemos, todo cierre de lista deja gente contenta y gente enojada. El tema con este cierre es que se venía palpitando hace más de un mes y ya sabíamos que nos “entregaban”. Como si fuera un designio inquebrantable del destino, pasó lo que ese “secreto a voces” preanunciaba.
Este oscuro panorama trae consigo una convicción: algo tiene que cambiar si queremos un partido con identidad. Tendrán que definirse nuestros líderes respecto de donde quieren jugar. Si se sienten más cómodos en el PRO, que den el salto. No están atados. Pero eso sí, les pedimos que no usen la estructura y los valores y principios de la UCR en beneficio propio, porque la realidad es que están muy lejos de cumplir con esos requisitos.
Que nadie se haga el distraído. Los radicales teníamos candidatos. Si teníamos y podíamos ir a PASO si nos juntábamos todos el 14. Pero la errada decisión fue otra y agarraron el camino más fácil: destruir la UCR. Con eso, el PRO y Macri quedaron muy agradecidos y es allí donde se resuelve el dilema sobre cuál es el precio que hemos pagado…
La respuesta es una sola y simple. Cara y dolorosa para la militancia: el precio es la entrega.
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