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SEMANA CLAVE

Tomás: El resultado de las pericias derivaría en el pedido de prisión preventiva para Cuello

Lo confirmó el fiscal Javier Ochoaizpuro, quien agregó que no se esperan declaraciones testimoniales para los próximos días. En la Provincia se produce una muerte violenta cada seis horas. La opinión de los especialistas.

Esta semana podría ser clave para el futuro de Adalberto Cuello, el ex padrastro de Tomás Dameno Santillán (9), quien fuera asesinado a golpes el 15 de noviembre en la vecina localidad de Lincoln.
Es que, si llegan los resultados de las pericias realizadas, el fiscal Javier Ochoaizpuro podría pedir la prisión preventiva para el único acusado por el brutal hecho.
En diálogo con DEMOCRACIA, Ochoaizpuro confirmó la novedad y aclaró: “Estamos aguardando el resultado de las pericias. Si llegan, se le va a dictar la prisión preventiva y, si no, pediremos la prórroga de 15 días para poder hacerlo”.
El fiscal dijo que, por el momento, no se esperan declaraciones testimoniales para los próximos días.

Una muerte violenta cada seis horas

Todavía no se había repuesto la sociedad de una seguidilla de crímenes impactantes -la muerte de Tomás Dameno Santillán (9) y la de Candela Rodríguez (11)-, cuando apenas comenzada la última semana el asesinato de Gastón Bustamante (12), en Miramar, y en el marco de un robo impactó con singular fuerza en una sociedad conmocionada. Promediando la semana, una disputa entre dos chicas adolescentes, que se había iniciado en una red social, pasó al mundo real de la forma más trágica: con el saldo de una de las dos muerta.
Todo esto sucede en una provincia en la que, según las últimas estadísticas de la Corte Suprema de Justicia, muere una persona cada seis horas en el marco de un hecho violento, se produce un intento de asesinato cada ocho horas y un homicidio culposo cada seis. Esta situación lleva a que se instale una pregunta: ¿La vida hoy no vale nada? ¿Se depreciaron los mecanismos que inhibían actos aberrantes como los crímenes contra niños?
El diario El Día llevó esa consulta a antropólogos, doctores en Filosofía, psicólogos y especialistas en Educación para conocer sus opiniones. La idea de una sociedad con sus instituciones en crisis, más impulsiva y menos tolerante, en la que pesa la falta de proyecto tanto como la presencia creciente del alcohol y las drogas; la influencia negativa de la violencia multiplicada por los medios audiovisuales; y la muerte convertida en parte de una visión práctica de la existencia donde los objetivos se cumplen a cualquier precio, fueron algunos de los conceptos destacados por los especialistas consultados.

Opiniones

Para el antropólogo Héctor Lahitte, "estamos viviendo en una sociedad violenta que no respeta los derechos del otro. Los límites con los que antiguamente nos manejábamos se desdibujaron. La exacerbación de lo individual se transforma en la nueva moral y surgen nuevos valores al ritmo de los cuales la gente se hace menos tolerante, se reduce el poder simbólico de las instituciones y ganan peso elementos como la inmediatez, la impulsividad, la falta de programa de vida". Para Lahitte, la herramienta para cambiar ese pensamiento debe ser la educación, y especialmente la escuela "porque la familia en este momento no está cumpliendo ese rol".
Claudia Bello es directora de Psicología de la Dirección General de Escuelas y asocia este momento de crisis con el impacto de la globalización y el neoliberalismo "que desarticuló el mundo del trabajo, que funcionaba como articulador, regulador de las relaciones sociales y organizador de la norma. La vida cambió y es necesario encontrar nuevos mecanismos, nuevas formas de convivencia. La herramienta para eso es la educación, pero la Educación en un sentido amplio, que incluya a la escuela, pero también a la familia y a la comunidad".
Las drogas y el alcohol también fueron mencionados como elementos que gravitan en la situación planteada. Así, Claudio Calabrese, doctor en Filosofía, entiende que "nuestros días se caracterizan por una violencia indiscriminada, potenciada por factores como el consumo de alcohol o drogas, la permisividad y la difusión permanente de imágenes violentas. Estos materiales se consumen porque expresan la angustia y el desasosiego de la cultura actual, que se debate sobre cómo sobrevivir sin un fin trascendente".

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