Santiago Plana vivió en México antes de su etapa actual en España.
Santiago Plana vivió en México antes de su etapa actual en España.
EN BUSCA DE NUEVAS OPORTUNIDADES

Work and Travel: cada vez más juninenses se animan a la aventura de trabajar en el exterior

Crece la tendencia en jóvenes oriundos de la ciudad a aceptar el desafío de incursionar en el mercado laboral de países de Europa o Norteamérica. Ya sea a través de programas formales o por iniciativa propia, cada año surgen nuevas historias de proyectos de trabajo en el extranjero.

Valentín Quintanal tiene 23 años, es de Junín, y se prepara para encarar el tramo final de la carrera de Abogacía en la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Apenas un puñado de días transcurrieron desde que culminó su segunda estadía en Utah,  en el oeste de los Estados Unidos, en donde trabajó en un centro de esquí en Park City. 

Ya lo había hecho en el verano de 2021-2022, pero el balance positivo de aquella primera experiencia lo convenció de repetirla, un año más tarde.

Su caso es similar al de otros tantos jóvenes juninenses que, impulsados por la crisis económica y la expectativa de crecimiento, se animan a insertarse en el mundo laboral en el exterior, a través de los programas Work and Travel o, simplemente, por iniciativa propia, con ayuda de contactos que se ocuparon previamente de marcarles el camino. 

"Estaba en el segundo año de la carrera de Derecho y con un compañero nos enteramos a través de un amigo de él de esta posibilidad de ir a trabajar en el exterior en el verano de Argentina y volver cuando arrancaban las clases", relató Quintanal a Democracia, quien comenzó a soñar con la aventura antes de la pandemia de Covid-19, que en marzo de 2020 lo obligó a postergar el proyecto.

"Muchos decidieron ahí mismo darse de baja, pero yo opté por seguir adelante con los preparativos y esperar a que se reactivara todo. Era algo que de verdad quería hacer", expresó. 

Cuando la situación sanitaria se estabilizó, pudo concretar el viaje, aunque sin su compañero de la primera hora. "Mi amigo también decidió bajarse. Terminé yendo solo, hice la primera temporada, me encantó y volví a Argentina con ganas de quedarme más tiempo en Utah", admitió.

Quintanal consiguió llegar hasta Estados Unidos gracias al programa Summer Work And Travel, al que accedió a través de la empresa We Usa, que oficia como mediadora entre los interesados y la empresa que contrata. 

Como cumplía con el requisito de ser estudiante de una carrera universitaria en una institución reconocida, únicamente debió sortear la instancia de una entrevista en inglés para definir su destino. 

Una vez admitido en el programa, debió resignar la posibilidad de celebrar las Fiestas con su familia y amigos y cambiar la diversión y el atractivo del verano en Argentina por el crudo paisaje invernal de Norteamérica.

Su trabajo consistía en "equipar" a los clientes que llegaban al centro de esquí, para practicar la actividad. Cuando finalizó su compromiso laboral, su jefe le propuso regresar la temporada siguiente. 

"Me quedé con ganas de seguir y me enteré de que muchos de los chicos que conocí iban a volver, así que opté por repetir la experiencia", insistió el joven estudiante, quien retomó recientemente sus actividades académicas en Capital Federal.

Pero Estados Unidos no es la única opción a la que recurren los juninenses que apuestan a recorrer el mundo e incursionar en sus primeras experiencias laborales.

Del mismo modo, tampoco asoma como una vía excluyente la de aplicar a un programa Work and Travel para concretar la iniciativa.  

Desde un colectivo urbano de Madrid, Santiago Plana narró a Democracia su presente en España, en donde ayer comenzó un nuevo trabajo, como socorrista en una pileta del residencial barrio Las Rosas, situado en las afueras de la ciudad.

"Mi plan no es instalarme acá, sino seguir conociendo lugares y trabajando", explicó el joven de 27 años, recibido de profesor de Educación Física en Argentina. 

Europa es el segundo destino de su viaje por el mundo. En 2021, pasó por México, en donde trabajó como conserje en Tulum y como bartender en la isla de Holbox. Luego, siguió un breve paréntesis en Argentina, para reunirse con su familia y "reordenarse", antes de partir hacia la capital española.

Como él, otros juninenses lograron trabajar como socorristas en Madrid. Uno de ellos es Octavio Villafañe, de 28 años, quien retornó recientemente a Junín, luego de una estadía de ocho meses en España.

"Me fui con dos amigos a hacer temporada. Teníamos un contacto allá, que nos recomendó hacer el curso de guardavidas, que duró un mes, y pudimos conseguir trabajo en una pileta", recordó, en diálogo con Democracia.

Impulsado por la curiosidad hacia lo desconocido, Villafañe aseguró que pisó España "dispuesto a realizar cualquier tipo de trabajo". "Pensábamos que íbamos a trabajar en hotelería o gastronomía, que quizás es lo más habitual, pero nos recomendaron hacer el curso de socorrista. Es una jornada intensa en cuanto a la carga horaria, la paga no está mal y hay muchos argentinos haciendo lo mismo", afirmó.

Tras su llegada, en abril del año pasado, comenzó a contactar con personas que transitaban por experiencias similares y descubrió que existían facilidades para viajar de un país a otro. "Surgió como una iniciativa de vivir una experiencia nueva, de interactuar en otro país, con gente nueva. Fuimos en la búsqueda de eso. Escuchábamos que se hablaba mucho de eso y queríamos ver de qué se trataba", confesó Villafañe, abocado actualmente al proyecto familiar en el rubro gastronómico.

"Tenemos un emprendimiento, que es Malabar, así que ahora estoy nuevamente acá, ayudando a la familia, para arrancar en el nuevo local, que vamos a abrir próximamente", detalló, aunque sin descartar la posibilidad de una nueva etapa en España.

"Me quedó el curso de socorrista hecho y también muchos pasos administrativos que ya cumplí. Así que si me voy, ya tengo un camino recorrido y puedo directamente salir a buscar trabajo", aseguró.

"No hay que romantizar"

Frente a los discursos que suelen circular en la opinión pública, que tienden a idealizar la vida en el exterior, en especial en tiempos de crisis económica en Argentina, los jóvenes juninenses que aceptaron el desafío de vivir y trabajar en tierras lejanas advirtieron que la realidad es significativamente distinta a la de los relatos.

"La decisión de viajar y trabajar afuera fue un click que tuve durante la pandemia. Venía estudiando, muy metido en mi carrera de Educación Física e incluso había hecho el curso de entrenador de natación", recordó Plana. 

"Me recibí en diciembre de 2019, trabajé la temporada siguiente de verano en Junín y en marzo de 2020 llegó la pandemia y se truncó todo. Estaba de-sempleado, me surgieron las ganas de viajar y quería hacerlo apenas se pudiera", afirmó, sin pasar por alto que, para concretar su proyecto, debió renunciar a la cotidianidad que había moldeado su vida hasta ese momento.

"Mi idea era venir con una visa Work and Holiday, pero en ese momento estaba todo cerrado, con la excepción de México y Dubai. Para Dubai no daba el cuero, así que opté por México. Como todo, tiene sus complejidades. No hay que romantizar el irse, ni tampoco decir que es algo terrible, como estar en Argentina no es lo peor, ni lo mejor", afirmó.

Y agregó: "Hay que acostumbrarse al desarraigo, ir aprendiendo a generar un nuevo grupo de pertenencia. Me gusta este estilo de vida, lo disfruto. Ya me mudé varias veces y eso va a generando el hábito de volver a empezar".  "Lo sigo eligiendo, cuando deje de hacerlo, empezaré a sentar cabeza", bromeó.

A Villafañe, por su parte, la vida en España le mostró el lado confortable de la rutina habitual en la Argentina, que suele quedar relegado a un segundo plano cuando se convierte en una costumbre.

"A veces no tomamos dimensión o no valoramos algunas cosas hasta que lo vemos desde afuera. Por ejemplo, en Junín vivía solo, pero cuando llegué a España supe que no es fácil alquilar, se complica afrontar un gasto semejante, entonces lo que más se aconseja es vivir con otras personas", señaló.

"Vivía en un lugar compartido, en el que no tenía aire acondicionado ni ventilador de pie, y estaba en pleno verano, con 35 grados en Madrid. Con lo que salía comprar un ventilador podía sacar un vuelo a Londres. Entonces, para vivir esa experiencia, resignamos cosas que quizás no dejaríamos de lado en nuestro país", reconoció.

Para Quintanal, finalmente, el programa Summer Work And Travel aparece como una etapa superada en su vida. "Es algo que ya cumplí. Lo hice dos veces y además estoy a punto de comenzar el último año de carrera universitaria", reflexionó, aunque sin descartar una nueva experiencia en el exterior, a mediano plazo. 

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