Se necesitarían varias páginas para describir su carrera o, al menos, para recorrer los pormenores de las polémicas, injusticias y hazañas que vivió en Sarmiento de Junín. Juan Manuel García tiene un lugar asegurado en el corazón verdolaga, y una extensa trayectoria en el mundo del deporte.
En diálogo con Democracia, recorrió los momentos más destacados como jugador y técnico, y habló de su faceta como comerciante. En el fondo, un padre de familia y un amante del fútbol, que se hizo desde abajo y no ha dejado de trabajar.
El fútbol, en su adn
Su infancia en el barrio San Jorge le enseñó los valores del potrero y el sentimiento de jugar a la pelota durante tardes enteras. Ese amor por el deporte lo forjó también con la casaca roja, que vistió desde los 5 años en las inferiores de Independiente de Junín y, posteriormente, en el Rojo de Avellaneda.
Con sólo 15 años, se alejó de su ciudad natal y se fue a vivir a Lanús, para entrenar diariamente en el predio de Independiente. “Yo extrañaba Junín. Una vez volví y decidí no irme más”, explicó García, respecto a la difícil decisión que tomó en su juventud.
“Me mandaron a llamar, me dijeron que me daban pensión, pero yo no quise volver más”, recordó, y agregó: “Tal vez estoy arrepentido de eso, pero son decisiones que se toman en la vida y en ese momento creí que era lo mejor”.
Pero, contrario a lo que comúnmente se cree en el mundo deportivo, una oportunidad desaprovechada no es necesariamente el fin de la carrera. Al menos, no fue así para Juan Manuel quien, lejos de abandonar el deporte, regresó a Junín y vistió la casaca de Moreno, con un equipo donde forjó amistades y compitió por varias temporadas, incluso en torneos regionales.
“Jugábamos bien, hacíamos buenos campeonatos, pero no cobrábamos un peso”, señaló García.
Sin embargo, transpirar la camiseta, aún con injusticias deportivas mediante, no fue en vano. Fue el entrenador Oscar Tuso quien lo llevó a Sarmiento, para integrar el equipo de primera “B”.
Con la camiseta del Verde
Llegó como el defensor que siempre fue, pero hizo gran parte de su carrera como volante. En Sarmiento, García ha calado en el corazón de los hinchas, porque vistió la casaca desde el 99 hasta 2012, cuando se retiró como defensor.
Finales disputadas no faltaron. Momentos difíciles, tampoco. Entre torneos que parecieron arreglados y campañas extensas con gran desgaste, formó su familia mientras jugaba en el club y fue protagonista de uno de los hitos más importantes, el ascenso al Nacional B el 19 de mayo de 2012.
“Pasé varios años de mi vida en el Verde, fue una muy linda etapa y guardo muchos recuerdos”, destacó el deportista.
A sus 34 años, su carrera recibía un nuevo giro. “Cuando quedé libre de Sarmiento, pensé que se me terminaba el mundo”, recordó García, que señala la importancia de no dejar de formarse por el hecho de practicar un deporte, para tener un rumbo cuando la carrera llega a su fin.
“Yo hoy les puedo dar el ejemplo a mi hijos, es importante que estudien si quieren dedicarse al fútbol”, agregó.
Su experiencia como director técnico
La salida de Sarmiento tampoco lo alejó del fútbol. Jugó en Independiente de Chivilcoy, logró un ascenso histórico y terminó en Argentino Peñarol de Córdoba. Finalmente, decidió convertirse en director técnico.
“Mi carrera como DT fue corta”, explicó Juan Manuel, cuyos primeros pasos los dio con la creación de la escuelita de fútbol para Origone. “Se juntaron muchos nenes, muchos hoy juegan en primera y se acuerdan de esa época”, afirmó.
Posteriormente, tras su paso por las inferiores de Sarmiento, el club de Agustín Roca le ofreció dirigir la primera categoría. Sin embargo, no fue esa la experiencia que esperaba.
“No tuve un paso feliz porque yo quería proponer una idea de entrenamiento que era incompatible con el equipo”, detalló, respecto a que muchos de sus jugadores también trabajaban y era difícil compatibilizar las actividades y los objetivos.
“No alcancé siquiera a arrancar el campeonato con Origone porque di un paso al costado, no estaba acostumbrado a eso”, agregó García.
Por su parte, su breve carrera como entrenador la terminó en Newbery, lo que recuerda como “una linda experiencia”, aunque con los mismos condicionantes de todo club de barrio, donde las disímiles realidades se entrecruzan con la pasión, y donde todo proyecto de conjunto debe respetar las necesidades particulares.
“Después de pasar por Sarmiento, uno quiere que todo sea perfecto. Pero para dirigir fútbol local tenés que adaptarte a que los chicos trabajen, no haya lugar para entrenar o que falten pelotas”, detalló el deportista, que recuerda el día en que decidió dar un paso al costado como entrenador: “Fue decisión mía. Llegué a casa y le dije a mi familia que el lunes iba a renunciar. Y así fue”, señaló García.
Desde entonces, ir a la cancha es para él sinónimo de ocio. Actualmente, colabora con el club La Favela, que integran amigos suyos, y ve a su hijo jugar en la cuarta división de Sarmiento.
Ahora, comerciante
“Hoy estoy mucho más tranquilo que cuando jugaba al fútbol”, afirmó, sin dudarlo, Juan Manuel. Atrás quedó la presión de cada partido, los entrenamientos diarios y la paga con la que difícilmente llegaba a fin de mes. Hoy, y tras un largo camino, lleva adelante su empresa de descartables, “Los Garcí”, junto a su esposa, que ya tiene 3 locales y abastece a comerciantes de Junín y la zona.
“En la última etapa mía como jugador, cuando estaba en Colonial de Ferré, empecé a trabajar con los descartables”, explicó el futbolista, que dio sus primeros pasos con la venta de bolsas de residuos en los negocios. Desde abajo, y con mucho esfuerzo, agregó productos a su venta en la calle, se expandió y abrió su negocio en 2017.
“Gracias a Dios, la gente me respondió, se acercó y me dio una mano. A todos hoy los tengo presentes”, expresó García.
El negocio creció de forma tan vertiginosa que, antes de cumplir su primer aniversario, tuvieron que mudarse a su actual dirección, en Pastor Bauman 1047. Actualmente, también cuentan con una sucursal en Necochea e Irigoyen, a pocos metros del Estadio Eva Perón, y otra en General Paz 99.
“Por suerte, estamos muy encaminados en eso, y hoy me dedico plenamente al negocio”, destacó Juan Manuel.
De ese modo, abren sus puertas de 8 a 15 durante la semana y de 8 a 13 los sábados, con reparto dentro de la ciudad e, incluso, abastecimiento en Agustín Roca. Entretanto, su pasión por el deporte lo obliga a reservarse energía y tiempo para jugar al fútbol Senior, donde comparte vestuarios, canchas y reuniones con excompañeros y amigos.
“Es muy lindo, lo hacemos para ir a patear un rato y juntarnos. Es ir a jugar y disfrutar, pero el lunes ir a trabajar y olvidarse”, explicó.
La familia, pilar en su vida
El deporte no es sólo su adn, sino también el de su familia. Hace 22 años, en las instalaciones de Sarmiento, conoció a su actual esposa, que jugaba al básquet en el equipo del Verde. Hoy, la familia que formaron tiene 2 hijos: Ramiro, de 18 años, y Camilo, de 9. “Los dos son socios de Sarmiento y adictos a ir a la cancha”, afirmó Juan Manuel, entre risas.
Como no podía ser de otro modo, no es sólo la pasión verdolaga sino también por el fútbol lo que comparte con sus hijos. Ramiro, hoy jugador de las inferiores del Verde, entró en brazos de su padre, recién nacido, a una cancha del Nacional B. “Nació una semana antes de que arrancara el torneo, me tocó sacarlo a la cancha y hacer un gol”, recordó García, que tampoco olvida las veces que, por compromisos deportivos, tuvo que alejarse de su familia.
“Yo no me arrepiento de nada, tengo momentos muy lindos con ellos”, concluyó.
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