En Junín, Javier es para muchos el “Toto” Gómez, el primer kinesiólogo que visitaron en la infancia, al que asisten regularmente o el profesional de confianza que siempre consultan. Son casi 3 décadas de trayectoria profesional las que tiene en su haber, y en la ciudad es notorio el cariño que le guardan quienes alguna vez pasaron por su gabinete.
El trabajo junto a deportistas profesionales, los inicios en su carrera, las oportunidades laborales y la historia junto a su pasión; el licenciado en kinesiología y fisioterapia lo repasó todo en una entrevista con Democracia.
La profesión que eligió desde chico
“En tercer año del secundario ya sabía que quería ser kinesiólogo”, explicó Gómez, que hace casi 3 décadas ejerce la profesión que siente propia desde chico.
Es que siempre estuvo vinculado al deporte. El básquet a temprana edad, en los seleccionados de premini, mini y preinfantiles, y el posterior despegue en el fútbol, como 9 de área en Newbery. En su largo recorrido durante la juventud, las lesiones también tuvieron protagonismo y, sin saberlo, lo acercarían a la profesión que eligió para su vida.
“Ya había visitado a muchos kinesiólogos y me gustaba lo que hacían”, afirmó Javier que, a sus 17 años, desistió de ingresar a Estudiantes de La Plata para formarse como profesional en Buenos Aires.
Su entonces kinesiólogo personal, Mario “Cachi” Capogrosso, fue un importante referente de su juventud. “A partir de lo que él hacía y la forma en que trabajaba me incliné por la kinesiología”, destacó Gómez.
De ese modo, notablemente influido por la faceta deportiva de la kinesiología, ingresó a la Facultad de Medicina de UBA, y descubrió que la carrera era mucho más amplia.
Aprendió, se formó, y terminó de fanatizarse con su profesión.
“Kinesiología es una carrera que me llena y me encanta”, expresó.
El trabajo, su prioridad
Sin embargo, sus años de trayectoria deben también contemplar lo que hizo antes de recibirse. En su tercer año de la facultad, ya era ayudante de cátedra y trabajaba en un consultorio.
Con el título en mano y, tras su paso por terapia intensiva, división en la que los kinesiólogos tienen vital relevancia, Javier se instaló nuevamente en Junín. “Muchas cosas me ayudaron a decidirme, sobre todo que acá estaba mi novia, quien hoy es mi mujer”, afirmó.
Es que en su ciudad natal las posibilidades de ser reconocido y hacer carrera eran mayores, y sus primeros pasos como profesional los dio en la clínica La Pequeña Familia y en el hospital interzonal. “El campo respiratorio para la kinesiología es una especialidad muy buena y muy completa, su importancia en la terapia intensiva es enorme”, destacó.
Joven, con experiencia y ganas de crecer, su siguiente paso en la carrera fue adquirir y hacerse cargo de los consultorios Cema, ubicados en Malvinas Argentinas 225, donde aún hoy atiende a sus pacientes.
En retrospectiva, con 27 años de trayectoria en su haber, Gómez señala que la profesión “ha cambiado mucho”, puesto que antes se acostumbraba a “pagar un derecho de piso” para ingresar al campo laboral. “He trabajado con deportes sin cobrar nada, cuando había menos kinesiólogos”, recordó.
La cercanía con los deportistas
Si bien la kinesiología es un campo muy amplio y con múltiples posibilidades de aplicación, Gómez ha elegido abocarse fundamentalmente al mundo del deporte. Hoy en día, es el profesional que integra el cuerpo médico de los clubes de básquet 9 de Julio, San Martín y Ciclista; de fútbol, Newbery y Ambos Mundos; y de Los Miuras, en el caso de hockey y rugby.
Incluso, Javier fue quien atendió a Raquel Maraviglia durante la última etapa de su carrera, cuando la atleta sufrió una lesión compleja que la alejó de las pistas. “Nos costó mucho pero Raquel pudo volver a entrenar”, expresó, y señaló que guarda “una muy buena relación” con la deportista.
El punto de partida que signó su estrecho vínculo con el deporte fue su participación del equipo de TNA del club Ciclista Juninense, de la mano de Roberto Volpi, Marcelo Alsina y Mario Andrade. “Yo llevaba 3 años recibido y empecé ad honorem. Trabajaba para el club, los jugadores venían al consultorio y no cobraba nada”, afirmó.
Posteriormente, en 2012, fue elegido coordinador del equipo kinesiológico de todas las selecciones menores de la Confederación Argentina de Básquetbol. “Me habían citado como kinesiólogo de inferiores y me ofrecieron ser coordinador, que implicaba cubrir cada concentración”, explicó. De ese modo, la experiencia duró poco más de un año, pero los kilómetros recorridos y los días fuera de su casa y lejos del consultorio lo trajeron nuevamente a Junín.
“Demandaba mucho, teníamos que dejar todo para irnos 15 días al Cenard o, incluso, viajar fuera del país”, recordó el kinesiólogo que, para entonces, ya tenía “alta demanda en el consultorio”, y no podía cubrir todo.
Hace ya algunos años que concentró su trabajo en los pacientes y junto a los clubes, lo que le dio estabilidad y un campo de acción acorde a sus deseos y necesidades. Respecto a formar parte del cuerpo técnico, su rol es también contener y alentar al equipo, a la vez que trabajar junto a sus colegas.
“Mi relación con los técnicos y preparadores físicos siempre fue óptima”, destacó Gómez, y enfatizó en el aspecto psicológico para trabajar con deportistas, puesto que “hay que saber cómo decir las cosas y en qué momento, sobre todo cuando se comunica una lesión o una noticia difícil”.
Con los chicos
A diario, en su consultorio lo visitan deportistas de todas las edades, pero hace tiempo que su trabajo se concentra también en las inferiores, con chicos jóvenes que atienden sus primeras lesiones de la carrera.
En dicho sentido, Javier destacó que considera fundamental la prevención, lo que implica “trabajar día a día con los jugadores” y así evitar males mayores.
Además, dado que muchos de sus pacientes lo visitan prácticamente a diario para completar su tratamiento, crear un ambiente de trabajo agradable es prioritario en su especialidad. Al “Toto”, como muchos lo conocen en la ciudad, eso le resulta natural, y es su carisma y capacidad los que redundan en un vínculo cercano con los chicos que lo visitan.
“Trabajar con deportistas y con jóvenes te motiva de otra forma, te llena de fuerza vital”, afirmó, y agregó: “Es lo que me gusta, la paso muy bien y nos divertimos en el consultorio”.
Con más de 20 años de experiencia, puede jactarse de haber atendido, cuando chicos, a quienes hoy son deportistas consagrados y que no dejan de expresarle su cariño. “Recibir el afecto de los jugadores es impagable, es una satisfacción impresionante y lo más lindo que te puede pasar como profesional”, afirmó Javier.
Detrás de todo, hay una profesión que le dio amistades, placer y mucho trabajo. “Ser kinesiólogo es muy gratificante, la paso muy bien en el consultorio”, agregó.
Cuatro años de gestión
Entre 2018 y 2022 fue secretario regional del Distrito VI del Colegio de Kinesiólogos de la Provincia. “Fueron 4 años en los que me dediqué a la política”, afirmó Javier, respecto a su etapa dentro de la entidad colegiada encargada de proporcionar la matrícula profesional en la provincia de Buenos Aires y de negociar los convenios que existen con las obras sociales.
“Tuvimos la pandemia y fue una época complicada. Teníamos un decreto nacional que prohibía abrir los consultorios y eso nos generaba discusiones entre los municipios”, señaló, a modo de balance de una gestión que le demandó mucha dedicación, entre acuerdos con profesionales, el ministerio y las intendencias.
“Es muy desgastante, estoy grande y prefiero abocarme a lo mío, a mis hijos y mi familia”, afirmó Javier. Además, a pesar de obtener la máxima categoría a nivel profesional, aún destina tiempo a continuar su formación, en cursos y capacitaciones.
COMENTARIOS