La histórica empresa Molino Muscariello no pudo cumplir con los pagos previstos en el acuerdo preventivo y, ayer, se decretó la quiebra, en una sentencia dictada por el Juzgado Civil y Comercial 4 de Junín. De esta manera, comenzará el proceso de liquidación de la tradicional empresa juninense, fundada en 1920.
La resolución falencial fue dictada por el Dr. Juan A. Bazzani, juez subrogante del mencionado juzgado. Allí indicó que la sociedad Muscariello Hermanos S.A. (sociedad que opera el Molino Muscariello) solicitó su concurso preventivo el 8 de febrero de 2018 y el Juzgado interviniente homologó el acuerdo preventivo alcanzado con los acreedores el 19 de noviembre de 2020.
Sin embargo, la sociedad tuvo problemas para abonar los pagos comprometidos. Tal es así que, desde febrero del año pasado, el Molino Muscariello permanece cerrado por falta de materia prima para operar, según surge de las actas de directorio acompañadas por la propia sociedad en el expediente al que tuvo acceso Democracia.
Tras ello, y ante las dificultades para continuar operando, la propia sociedad solicitó que se declare su quiebra. Entre los fundamentos, el Molino Muscariello indicó que la primera cuota del concurso venció el 19 de noviembre del año pasado y no pudo abonarse y que tampoco pudo cumplirse con el plan de pagos alcanzado con la AFIP. Al momento de su quiebra, la sociedad tenía 45 empleados en relación de dependencia, según ella misma informó al juez del concurso.
Próximos pasos
Al fijar la quiebra de Muscariello Hermanos S.A., ahora la administración pasará a estar a cargo de un síndico, que será designado en audiencia fijada para el día 22 del corriente.
También se dispuso la inhibición general de bienes de la sociedad y la suspensión del manejo de las cuentas bancarias.
Los acreedores tendrán plazo hasta el día 15 de junio para presentarse hasta el síndico eventualmente designado para intentar cobrar sus créditos. Posteriormente, dentro de los plazos procesales, se procederá a la subasta de los bienes muebles e inmuebles de la sociedad.
Una firma centenaria
Domingo Muscariello se radicó en Junín hace casi un siglo. Anteriormente vivía en el barrio porteño de La Boca, donde tenía una panadería. En nuestra ciudad primero tuvo un almacén de ramos generales, pero en 1920 decidió instalar máquinas para la molienda de trigo, dando inicio al Molino San Ignacio. En aquella época las labores eran artesanales, y la producción no superaba las diez bolsas diarias.
Poco tiempo después, el 14 de marzo de 1934, se produjo un hecho trágico. Una chispa en un secador de fideos inició un incendio que se propagó rápidamente a todo el molino, construido completamente de madera. Domingo Muscariello, anímicamente golpeado, falleció al año siguiente, a los 59 años de edad.
La empresa quedó en manos de cinco de sus nueve hijos. Con la colaboración de varias firmas de Junín que entregaron materiales y, en sociedad con Molinos Chacabuco, se logró la reconstrucción del molino. Posteriormente, la sociedad se dio por finalizada y la empresa quedó en manos únicamente de la familia Muscariello. En 1963, la Sociedad Colectiva se transformó en Sociedad Anónima y se impulsó la manufactura con la incorporación de nueva tecnología, principalmente con la adquisición de un molino neumático con una capacidad de producción de 60 toneladas diarias.
En 1972 ya estaban produciendo 120 toneladas por día, y diez años más tarde alcanzaron las 180 toneladas. Durante los últimos años, la producción de Muscariello llegó a representar el 3% del mercado harinero argentino, y con la adquisición a Suiza de modernos equipos, llegó a una producción de 300 toneladas. Sin embargo, en los últimos años, la empresa tuvo severos problemas económicos, que incluyeron un cambio en la composición accionaria en 2005, y un pedido de concurso preventivo, solicitado en 2018.
Con su quiebra, concluye una etapa de las empresas más emblemáticas de Junín, que supo sortear numerosas crisis e incontables problemas. Pero su rica historia empresaria tuvo su fin ayer, con su decreto de quiebra.
COMENTARIOS