Juan Cruz Mendizábal, en su última exposición, junto a Julia Baitala, galerista.
Juan Cruz Mendizábal, en su última exposición, junto a Julia Baitala, galerista.
FOTÓGRAFO JUNINENSE DE TRAYECTORIA

Juan Cruz Mendizábal: “Hoy la mujer no se desnuda como objeto, sino que goza de ella misma”

Es un retratista con más de 20 años de carrera en fotografía. Trabajó en moda y publicidad, y para medios gráficos de Argentina y el mundo. Desde hace más de una década, explota su faceta artística, centrada en la fotografía íntima, entre la publicación de libros y las exposiciones.

Es una persona reservada, dio pocas entrevistas en su extensa carrera y, durante mucho tiempo, fue quien retrató a reconocidas personalidades de la moda, el mundo del deporte e, incluso, el cine. 

Eligió, cambió de faceta, y explota su carrera artística desde hace más de una década. Es retratista e intimista, los desnudos recorren toda su obra y cada trabajo es el resultado del encuentro en el que la cámara es testigo. 

En uno de sus más salientes momentos a nivel profesional, Juan Cruz, o Cruz, como lo conocen en el mundo de la fotografía, proyecta el lanzamiento de un nuevo libro y presentaciones en las galerías de Buenos Aires. Entretanto, en una extensa entrevista con Democracia, dialogó acerca de los inicios de su carrera, lo que subyace en su obra y sus ambiciones como artista.

El inicio, un cambio de rumbo

Hace una pausa, piensa, y recuerda sus primeros pasos en el campo. “De adolescente ya me gustaba sacar fotos”, señala, respecto a lo que, según cree, es parte de su adn, la disciplina en la que se desempeña desde hace más de 20 años.

Es que fue a estudiar arquitectura a Buenos Aires y ahí descubrió su vocación. La carrera no la finalizó, pero fue el puntapié para ingresar de lleno al mundo de la fotografía. 

“En un año que me fue mal en las materias, decidí dedicarme a eso”, explicó Cruz, que, en ese entonces, ya tenía trabajos en el campo de la publicidad y la moda, pero la decisión de abandonar la carrera le permitió estudiar fotografía y profesionalizarse.

“Era asistente de una fotógrafa de moda, hacíamos trabajos para revistas como Para Ti”, recordó, y fue entonces cuando decidió estudiar en la escuela de Diego Ortiz Mugica, con una formación de corte clásico. 

Sin embargo, Cruz recuerda antecedentes, episodios que, tempranamente, le daban señales de su auténtica pasión, y que se resignificarían con el cambio de rumbo en su vida.

“Hay 2 situaciones que fueron las que definieron que me dedique a la fotografía”, señaló el artista, respecto a un autorretrato desnudo que hizo para presentarse ante sus compañeros de la facultad y, por otro lado, sus primeros proyectos junto a Conceptual, en Junín. “Gracias a esos dos trabajos decidí dedicarme a la fotografía”, destacó.

Asimismo, su ingreso a la escuela de Ortiz Mugica fue lo que lo introduciría completamente en el campo laboral. Habían pasado sólo 6 meses de su ingreso a la escuela y Cruz ya era asistente y profesor en cursos básicos; claro estaba que por delante sólo quedaba crecer.

Profesor y alumno, colegas que trabajaban fuera de las aulas; Diego fue para Cruz un mentor que no sólo le enseñó, sino que le dio su primer trabajo formal. Tras 2 años, éste ya se lanzaba de forma autónoma. 

En Capital Federal encontró las primeras inserciones. Entre el mundo de la moda y los retratos para medios gráficos, como revista Brando y Luz, se movía sin problemas, era su espacio. “Mi intención era destacarme en el ámbito”, señaló. 

Perfil artístico

Desde sus inicios pasaron más de 20 años, y hoy es un consagrado retratista que trabaja de lleno en su carrera artística. Sin embargo, su trayectoria en el campo es vasta, y antes de perfilarse de forma definitiva, realizó trabajos comerciales como freelancer hasta el 2012, incluso con envíos para el periódico brasileño Folha de Sao Paulo y la revista Serafina.

“Solía colaborar con fotos de turismo, y una vez me contrataron para hacer la tapa con un retrato de Darín”, recordó Mendizábal.

Por su parte, desde hace varios años se dedica prácticamente de forma exclusiva a las fotos de desnudos, y no considera que su fotografía pueda ser tildada de “erótica”. “Soy retratista e intimista”, explicó, respecto a que trabaja con modelos femeninas que no conoce y que sus piezas “surgen a partir del encuentro”. 

La fotografía íntima, como le gusta llamarla, es su fuerte e identidad. La ha presentado en las galerías locales y nacionales e, incluso, lanzó un libro al respecto. Como trasfondo, ello también implica una determinada elección estilística y una puesta en escena particular. “Me formé en el estudio, con luz artificial y un trabajo más subjetivo”, advirtió Cruz, que, incluso, solía manejar Photoshop para hacer retoques pequeños en las fotos de moda. 

Sin embargo, en la última década, ha elegido otra forma de presentar todo ante el lente. “Tomé la decisión de intervenir lo menos posible en la escena”, señaló. Según afirma, ya no recuerda siquiera cómo usar Photoshop y, por el contrario, elige trabajar con lo que dispone al visitar a la modelo. 

“Insisto a las chicas para que no se maquillen ni se peinen, para que no haya un condicionamiento previo y todo surja en ese encuentro de a dos con una cámara en el medio”, destacó.

Su lugar de trabajo es el elegido por la modelo y su propósito es retratarla en su estado natural. Respecto a la confianza necesaria en estos casos, para crear un ambiente que colabore con la obra, señaló que “se da de forma normal” y le resulta “fácil”. 

“Hace mucho que dejé de buscar la foto, hoy me aboco a lo que sucede mientras tanto y la foto es el registro de esa situación performática”, sostuvo. Lo auténtico, la fotografía sincera, requiere de una puesta que no sea tal, un encuentro donde la técnica se cruce con lo espontáneo, y el ojo del fotógrafo se funda con la propuesta de la modelo. Eso es Cruz Mendizábal.

Muestras

En 2005, el apogeo de su carrera lo llevó a realizar sus primeras muestras individuales, en el Museo Renault y en Las Cañitas, de trabajos de los últimos años, cuando formaba dupla con Ortiz Mugica. Para entonces, ya retrataba modelos semidesnudas, y perfilaba así su costado artístico, que explotaría años más tarde.

Tras mucho tiempo sin exponer, su última exhibición fue la realizada en Fundación Casa Pronto, durante el mes de septiembre de 2022. Los trabajos de Mendizábal se mostraron al público de forma libre y gratuita y la muestra tuvo la curaduría de Julio Lascano, que la tituló “Bu:dwa”, en referencia al estilo Boudoir, nacido en el siglo pasado.

“Fue una experiencia muy buena”, señaló el artista, que trabajó junto a Lascano en la difícil tarea de selección de las fotografías y en la puesta dentro de la fundación. “Julio fue genial en la bajada que me dio, me ayudó mucho a clasificar los trabajos y presentarlos”, afirmó, y destacó que se trató de una intervención, más que una muestra o exhibición, puesto que el público era invitado a formar parte de esa acción artística y se involucraba al recorrer los trabajos.

“La exposición se acercó mucho a comunicar lo que hago, ese encuentro y el descubrimiento mientras trabajo”, afirmó, a modo de balance.

Sin embargo, a pesar de que su muestra llevó el nombre de la famosa corriente fotográfica, Cruz aclaró que no se reconoce en ella, y no ha trabajado para pertenecer a ese estilo.

“Si me tengo que catalogar a mí mismo, no me pongo en ese lugar”, remarcó.

Los libros, proyectos en marcha

Junto a Eugenia Rodeyro, escritora y editora, Mendizábal lanzó su primera publicación en 2021, en la que trabajó incansablemente durante varios años. “Es un resumen de fotos de trabajos luego del 2012, en encuentros con chicas que no conocía”, explicó el artista, que reconoce que fue un trabajo lento, “por la propia temática que involucra”.

Se trata de un libro de gran tamaño y mucho contenido que, incluso, fue expuesto en “Bu:dwa” y que, a pesar de que está a la venta, Cruz optó por regalarlo a allegados e interesados. 

Por su parte, mientras divide su agenda entre Junín y Buenos Aires, explicó que está acordando nuevos encuentros de sesiones de fotos. Hace tiempo dejó atrás su trabajo comercial y todas sus energías se centran en los proyectos de su autoría que se aproximan. Entre ellos, adelantó, se destaca la posibilidad de lanzar un nuevo libro y, en paralelo, otra muestra y participaciones en galerías.

El vínculo con el público

“En los últimos años, la devolución de la gente ha sido muy buena”, señaló el artista, que también vive de las repercusiones de sus trabajos, en los que vuelca todo su conocimiento y una propuesta particular. En dicho sentido, agregó que últimamente recibió “una grata sorpresa”, visto el carácter de sus obras y las fibras sensibles que toca, a nivel social.

No obstante, recordó que “la lectura depende del observador, y eso no se puede condicionar”, por lo que su trabajo como artista termina cuando las fotografías llegan al libro, las redes sociales o las paredes de una galería; lo demás es interpretación del público.

“Hay mayor apertura y mucho menos prejuicios”, aclaró. Ello, sin dudas, es muy positivo para su actividad y es un cambio que percibe desde hace no más de un lustro. Es que, según recordó, hubo vaivenes en el vínculo de los observadores con su obra y, finalmente, tuvo la grata sorpresa de “una buena recepción y amplia devolución” en la última muestra realizada en la ciudad. Prejuicios que ceden terreno, una expresión artística que incomoda menos.

Por su parte, también señaló que en las modelos también hubo un notable cambio, puesto que “hoy la mujer no se desnuda como objeto, sino que goza de ella misma”, y en vez de pensar en el otro, el observador, lo hace para ella misma. Un cambio de intención, un deseo personal, y un lente de cámara que lo capta. La fórmula indicada.

COMENTARIOS