¿Cuáles son los desafíos de la Unnoba para este año?
-Este año van a transcurrir los veinte años de la Unnoba, que comenzaron el 16 de diciembre pasado. Tuvimos una reunión con los secretarios, donde se plantearon las líneas principales y se acordó hacer operativo el plan estratégico, que se discutió durante el año pasado. Básicamente, tiene que ver con ajustar las carreras a tránsitos universitarios más razonables.
O sea, hacer un esfuerzo desde la Universidad para bajar las cargas horarias, pero también exigirles más responsabilidad a los estudiantes. Aspiramos a que esto mejore la graduación, que es uno de los objetivos principales. Y apostar mucho a la capacitación docente y no docente, que nos ha dado buenos resultados, pero tenemos que seguir trabajando. En el caso de los docentes, seguir fomentando que desarrollen actividades de posgrado. Y en cuanto a los no docentes, una tecnicatura en gestión universitaria e intercambios con otras universidades.
-En este contexto inflacionario, ¿qué ocurre con las obras?
-En el plano de la gestión queremos avanzar rápido y bien respecto a las obras en marcha, tanto las que tenemos en Pergamino como en Junín, e ir adecuándonos al contexto inflacionario, para no tener sobresaltos en la ejecución presupuestaria. El presupuesto es bueno, pero en un contexto de alta inflación hay que estar atentos, porque cualquier desbalance nos puede poner en problemas. La parte salarial está avanzando en las paritarias, así que eso está despejado y no es un tema menor, es sustancial.
-La flexibilidad en la carga horaria, ¿responde a una nueva dinámica universitaria? Dicho de otro modo, ¿hay un nuevo perfil de estudiante?
-Sí, hay muchas estrategias familiares para las cuales seis años, por ejemplo, es un tiempo demasiado extenso. Y lo mismo ocurre con los estudiantes, les parece un trayecto difícil para establecer cuáles van a ser sus expectativas personales o sus posibilidades económicas. Hay una tendencia, en todas las universidades -no solo en la Argentina-, a acortar las cargas horarias del grado e impulsar los estudios de posgrado, que esos seis años, en todo caso, sean cuatro más dos, con una actividad más específica en posgrado, que es el modelo europeo, donde entran muchas más estrategias.
En universidades como las nuestras, medianas, todavía con trayectorias en desarrollo, hay que captar estas dinámicas, porque también hay mucha gente que no tiene otras alternativas, por una cuestión territorial. Doy un ejemplo que no tenemos para que se entienda: la carrera de Medicina en la Argentina, en general, toma seis años más dos de actividad práctica en un hospital. O sea que tenés ocho años y eso hace que, quienes quieran dedicarse después a la actividad científica, no entran en casi ninguna posibilidad por la edad. Son cosas que hay que discutir y adecuar. Insisto, sin perder calidad, pero entendiendo que hay otras dinámicas y que también tienen muy buenos resultados.
-¿Qué se pone en juego en el país en este año electoral?
-Justamente, otro de los temas de la Universidad va a ser poner en valor los 40 años de la democracia. Vamos a tomar ese tema para, transversalmente, y sin invadir el área específica de la política -porque la política va a discutir mucho este tema en un año electoral-, analizar la cuestión. Siempre es bienvenido el debate, la elección, la posibilidad de oferta electoral, de balances, de perspectivas, qué se ofrece en condiciones tan particulares.
-¿Es una elección clave?
-Todas son claves, todas son trascendentes y esta no va a escapar a esa cuestión. Creo que es una oportunidad también, nosotros alentamos la disputa política, pero el final tiene que ser que haya algún conjunto de elementos comunes. Y esto es lo más problemático, en términos institucionales.
-Una democracia que, en América Latina, parece estar en crisis permanente.
-Hace poco estuvo en la Argentina Adam Przeworski, un científico polaco de la democracia, muy reconocido, y él decía que es inherente a la democracia el malestar democrático, porque, aún en una elección, donde al que gana le va muy bien, la mitad queda disconforme por el resultado.
Y rápidamente hay otra mitad de los que votaron que también está disconforme por las acciones de gobierno. Entonces, no hay que generar expectativas respecto a que es un sistema de satisfacción. En todo caso -decía este autor polaco-, la democracia es el sistema donde aprendemos a perder elecciones y a continuar sosteniendo el sistema.
-El problema es la intolerancia.
-Efectivamente, este descontento no es local ni es por este gobierno. Pero al final del cuento, la democracia es el mejor sistema frente a la alternativa de que una sola persona decida sobre nuestra vida, nuestras libertades. Por supuesto, la democracia tiene que dar mejores respuestas y resultados y la mejor defensa que tiene es gobernar bien, eso está fuera de discusión. Pero también necesitamos un nivel de consenso que dé viabilidad a esos resultados, porque sino estamos empantanados en un debate que está perjudicando sobre todo a los sectores de menores recursos.
-Cómo analiza la cuestión judicial, el Gobierno habla de “mafia”, de “lawfare”, y la oposición cuestiona el ataque a las instituciones.
-Refiere a lo mismo, la Justicia, cada vez que uno va a tribunales, hay alguien que gana y alguien que pierde. Por lo tanto, la mitad de la gente que va a la justicia no está de acuerdo. Y los que obtienen resultados en la justicia, en general, están insatisfechos. Pensar que el sistema de justicia se puede plantear en términos de ponderar por la opinión pública es muy cuestionable, porque no es ese el rol. Cuando dicen que la Justicia va a coartar el impulso de políticas, bueno, uno de los motivos de la existencia de un modelo de justicia independiente es, justamente, limitar el poder de las mayorías, no per sé, sino para garantizar el derecho de las minorías
Objetivamente, no creo que impugnar a la Corte por sus fallos vaya a mejorar el sistema judicial. No porque no necesitemos mejorarlo, hay una idea de que la justicia no da un conjunto de respuestas y creo que efectivamente hay mucho para transitar y mejorar. Pero no me parece que, empezando por el cuestionamiento a la Corte, estemos en esa dirección.
Me parece que, mejorar la justicia supone un diálogo con el propio Poder Judicial y consensos respecto a qué cuestiones hay que mejorar, cuál es ese camino, cuál es el consenso, y en qué medida participa la sociedad, porque sino es un debate entre determinados grupos, que tienen intereses muy claros y contrapuestos, pero la mayoría de la sociedad está completamente ausente de ese debate.
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