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ECONOMIA

¿Serán suficientes las promesas para detener la profundización de la crisis?

Sólo hay vagos compromisos frente a un colapso financiero internacional que avanza a pasos agigantados.

El mundo vuelve a enfrentarse al fenómeno de la recesión. Y como hace tres años las reacciones políticas parecen tardías e insuficientes para evitar un nuevo colapso que tiene a los mercados internacionales profundamente alterados.

Si bien las Bolsas del mundo mostraron un leve repunte el viernes, lo cierto es que las reacciones fueron muy volátiles y tenues ante las perspectivas de una economía mundial que parece encaminarse a otra abrupta caída.

"Si no se produce una acción colectiva rápida, corremos el riesgo de perder la batalla del crecimiento", declaró ante los Estados miembro del Fondo Monetario Internacional (FMI) su directora gerente, Christine Lagarde. "Hay nubarrones en Europa y una inmensa incertidumbre en Estados Unidos. Corremos el riesgo de un hundimiento de la demanda mundial", advirtió.


Comunicado insuficiente


Poco antes el Grupo de los 20 (G-20), que integran los países más ricos del mundo y los mayores emergentes (entre ellos Argentina, Brasil y México), reunido en Washington, había emitido inesperadamente un comunicado el jueves por la noche en el que prometió una respuesta "fuerte y coordinada" a la crisis, tras una cena de trabajo de los ministros de Economía y presidentes de bancos centrales del grupo.

Los responsables reconocieron "los intensificados riesgos de caída por las tensiones a causa de las deudas soberanas, la fragilidad del sistema financiero, las turbulencias del mercado, el débil crecimiento económico y el desempleo inaceptablemente alto".

La falta de respuestas conjuntas de los gobiernos para controlar la sumatoria de todos estos problemas y hasta diferencias acerca de las recetas más convenientes para hacer frente a la crisis no hicieron más que provocar los colapsos bursátiles de la semana, los más profundos en mucho tiempo.

Lo cierto es que la reunión en el Fondo (a nivel ministerial) sirvió simplemente para debatir ideas, a la espera de decisiones de peso de los dirigentes políticos en la cumbre del G-20 en noviembre en Cannes, Francia, donde sí se encontrarán presidentes y primeros ministros.

Lagarde propuso "una combinación organizada" de ayuda del Banco Central Europeo (BCE) y de los Fondos Europeos de Estabilidad Financiera para estabilizar los mercados de la deuda pública en la zona euro.

Pero para el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schauble, la máxima prioridad son los altos déficits públicos. "Es más importante combatir las causas reales de la crisis... los altos déficits", dijo Schauble en una rueda de prensa al margen de las asambleas del FMI y el Banco Mundial (BM) en Washington.

El director del Fondo para Europa, Antonio Borges, sugirió para España una auditoría externa para su sector bancario, como hizo Irlanda, para tranquilizar a los mercados. Pero el ministro francés de Finanzas, François Baroin, reconoció la imposibilidad de grandes decisiones a nivel ministerial en Washington.

Europa "no tiene un funcionamiento federal", dijo en rueda de prensa al término de una nueva reunión del G-20 centrada sobre el desarrollo.

Los países europeos determinaron el 21 de julio que volverán a apoyar a Grecia, pero esas directrices aún deben ser aprobadas por los parlamentos de los países miembros. "Aún tenemos que aprobar la estrategia", dijo el ministro francés a repetidas preguntas de la prensa.


El desempleo en EE. UU.


Estados Unidos, por su parte, debe luchar con sus propios problemas, con el desempleo a la cabeza y el presidente Barack Obama ha puesto todo su capital político en un plan de 447.000 millones de dólares de creación de empleo, presentado ante el Congreso, donde enfrenta la oposición de los republicanos.

En su comunicado, los dirigentes del G-20 prometieron un "ambicioso plan de acción colectivo" para "respaldar el crecimiento" y "aplicar planes de consolidación presupuestaria creíbles", así como "hacer lo necesario para que los bancos dispongan de un capital adecuado".

Pero para algunos analistas económicos "los ministros desaprovecharon una excelente oportunidad para calmar a los mercados".

Incluso una oferta de colaboración de los BRICS, es decir Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (considerados los mayores países emergentes) se limitó a una mera declaración, una situación que es considerada como lógica.

Según algunos expertos, "los BRICS no quieren comprarse el problema, porque cualquier ayuda que pueda recibir Europa en estos momentos va a terminar en buena parte como recursos que van a seguir invirtiéndose en una economía de bienestar que esos países ya no pueden seguir sosteniendo".

Según estos análisis, el problema es que los países europeos todavía no están en condiciones de decirles a sus ciudadanos que se acabó la fiesta y que tendrán que ajustarse el cinturón. Mientras eso no ocurra, es lógico que los BRICS les digan que primero pongan su casa en orden.

Por ahora, los países europeos recurren a las instituciones creadas para ayudar a sus socios en problemas, como el FMI y el Banco Mundial. Sin embargo los expertos argumentan que cualquier ayuda podría caer en saco roto, a menos que se implementen las reformas estructurales que una crisis como ésta requiere.

Ya se están percibiendo en Grecia los traumáticos efectos de las medidas de austeridad ejecutadas por su gobierno para cumplir con sus obligaciones y la reacción de su ciudadanía, por ejemplo.

"Cuando Europa plantea el apoyo de los países emergentes, está diciendo que siempre ha recibido la ayuda de la economía estadounidense, pero que ahora no está en condiciones de hacerlo. ¿Qué queda entonces? Asia y Latinoamérica".

Pero los representantes de los BRICS fueron elocuentes en sus evasivas: "No queremos usar palabras como ayuda o asistencia", dijo el viceministro de Finanzas ruso, Sergei Storchak. "Representamos a un grupo de países con una enorme demanda de recursos para la reducción de la pobreza", puntualizó el gobernador del Banco Central de la India, Duvvuri Subbarao.

"Los países europeos tienen que ser rápidos en sus decisiones, tienen que ser osados y cooperativos entre sí", dijo por su parte el ministro de Finanzas de Brasil, Guido Mantega.

Sin embargo, no se descarta que estos países aporten más fondos al FMI para fomentar la estabilidad económica global. Obviamente, un estancamiento o un colapso de las economías desarrolladas salpicaría al resto del mundo. De ahí que el G-20 prometiera evitar que la crisis europea afecte a los bancos y mercados financieros.

Ya el secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, había expresado un día antes su confianza en que Europa dedicaría más de sus propios recursos a respaldar a los gobiernos en problemas dentro de la zona del euro, un reclamo en que todos coinciden, pese a que resulta muy complicado de soportar para la conflictuada Europa.

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